«SILVA EL MARINO» fue el nombre impuesto a una embarcación inscrita en el número de folio 1585 de Tenerife, en el año 1933.
Sus características eran:
Eslora |
9.40 |
metros |
Manga |
2.20 |
metros |
Puntal |
0.95 |
metros |
Tonelaje, total registro bruto |
4.16 |
Toneladas |
Casco |
de madera |
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Construido |
en Garachico |
en 1933. |
Sin aparejo. |
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Tenía montado un motor marca “Bolinder” de 10 “caballos de fuerza” (H.P.), con el cual podía alcanzar una velocidad máxima de 5 nudos. Esto es, 5 millas a la hora. O sea, que no era capaz de alcanzar la velocidad de10 km/h.
Por tanto, no tenía caldera.
Tampoco disponía de telegrafía sin hilos.
El valor declarado del barco era de 4800 pesetas.
Sus propietarios eran: Pedro Torres Díaz, Juan López Díaz y Diego Cruz Rodríguez.
La tripulación estaba formada por:
Patrón |
Cesáreo Torres |
Mecánico: |
Antonio Martín Brito @ Morín |
En 24 de septiembre de 1937, – segundo año triunfal -, tenía concedida una licencia de pesca de 3ª, para embarcaciones dedicadas a ella con propulsión mecánica, menores de 7 toneladas, o de vela menores de 10 toneladas.
En dicha licencia de pesca figuraban estas advertencias:
1ª No podrá variarse de patrón sin permiso de la Autoridad de Marina y a petición del dueño.
2ª Llevara su folio pintado en ambas amuras y de negro en la vela mayor.
3ª No llevará a bordo nada más que el personal que figura en la lista de la dotación.
4ª Al llegar a cualquier puerto que no sea donde se hubiera despachado, se presentará a la Autoridad de Marina, manifestando la causa, y si fuese puerto extranjero, al cónsul o representante de España.
5ª Cuando pase a la vista de buque de guerra o fortaleza y tenga la bandera arbolada, saludará con la suya arriándola tres veces.
6ª En la mar y en puerto, de puesta de sol a su salida, tendrá las luces reglamentarias.
La licencia estaba firmada por el Agente Marítimo Jose Torti Llerena.
Cfr.: Causa 54 de 1938 [5187-170-14].
Según conozco, en esta lancha de pesca, tripulado por la Brigada patriótica de San Andrés, capitaneada por los cabos Déniz, entre otros, sacaban presos de los barcos del cacique gomero Hernández López, surtos en la bahía del puerto santacrucero como prisiones flotantes, y los llevaban, muertos y vivos dentro de sacos de «guano» hasta la costa de Almáciga, donde los tiraban al mar para aprovecharse de las fuertes corrientes que se lleva todo lo que cae al agua hasta el centro del Atlántico. Los fascistas no querían dejar pruebas de sus ominosos crímenes que aún hoy en día siguen negando, aunque afortunadamente, solo convencen a los que se dejan convencer por razones de su inmundo partidismo.