La LEY DEL SACO es el título de un capítulo del libro «CRÓNICA DE VENCIDOS» de RICARDO GARCÍA LUIS, en el cual éste aporta escalofriantes testimonios relacionados con los indefensos y desvalidos presos, asesinados por fascistas tinerfeños, arrojados al mar de Tenerife, desde la borda de varias embarcaciones. Presos ensacados, apotalados y botados al mar. Esto es, metidos en sacos de los cuales se colgaba una pesada piedra, para hundirlos en la mar isleña. Pero a veces la potala no había sido atada adecuadamente, y los cadáveres ensacados emergían, quedando a la vista, en la superficie del mar.
Cuando en septiembre de 2009, acometí la tarea de publicar una breve lista inicial de 210 desaparecidos de Gran Canaria, con el objetivo de satisfacer uno de los requerimientos del juez Garzón, quedé escalofriado por algunos de los datos
consultados. Datos proporcionados por mi hermano Juan Medina Sanabria, que ha confeccionado unas tablas con más de nueve mil registros, conteniendo información de víctimas de la represión franquista en Canarias. Tablas fruto de sus
incansables pesquisas en los Archivos donde ha pasado infinidad de horas, dias, meses,…
En esa lista inicial mencionada, figuraban cuatro víctimas cuyos cadáveres fueron recogidos del mar por el Vapor «NAPOLES”, «ensacados».
Esto es, que habían sido encontrados flotando en la mar dentro de sacos.
RICARDO GARCÍA LUÍS en su impresionante «CRÓNICA DE VENCIDOS» ha proporcionado una referencia del “Silva el Marino”, señalándolo como uno de los botes utilizados para cometer aquellos abominables crímenes.
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Sin embargo, el bote a motor «SILVA EL MARINO» sirvió para otro fin más noble: la fuga de unos valerosos tinerfeños en noviembre de 1937.
El mismo barquichuelo que había sido utilizado como vehículo para asesinar con nocturnidad y alevosía, sirvió para que unos valerosos tinerfeños escaparan de la isla de Tenerife y del terror fascista, que dominaba en Canarias, tras el fatídico 18 de julio de 1936.
La FUGA del «SILVA EL MARINO» constituye uno de los tantos hechos heroicos, protagonizados por arriesgados y valerosos compatriotas, cuyos detalles han sido desconocidos e ignorados por la historia y los historiadores de Tenerife, Canarias y España.
Toda una proeza protagonizada por unos bravos tinerfeños, que me atrevo a calificar de epopeya y odisea. Y no exagero, sino que me quedo corto.
Ya he aflorado una buena parte de la documentación relevante encontrada en el expediente identificado con la signatura o clave 5187-170-14, que se conserva dentro del legajo 170, en el Archivo del Tribunal Militar Quinto.
Este expediente contiene las Diligencias Previas núm. 72 que originarían la Causa 4/1938 de la Comandancia de Marina de Santa Cruz de Tenerife. Causa 4/1938 que acabaría transformándose en la Causa 54/1938 de la Auditoria de Guerra de Canarias, con más de 150 folios numerados y cosidos, que han estado ocultos durante siete décadas.