Hoy se cumple un año del fallecimiento de mi esposa María-Dolores Ferreiro Gómez.
Un año de lacrimosa soledad e insoportable tristeza.
Sunt lacrymae rerum, dejó escrito Virgilio en su Eneida.
Mi amada Marilola falleció el dos de noviembre de dos mil once.
2011 11 02
Marilola se fue de este mundo tras sufrir un proceso muy doloroso, y haber sido sometida a varias intervenciones quirúrgicas.
Yo solía hacerle una inocente broma diciendo que tenía los dolores en el carnet de identidad.
Esta bobería mía no la aliviaba, pero, como era dicha con la mejor de las intenciones, ella la aceptaba con resignación.
Mi amada Marilola era algo fatalista. Creo que debido a sus genes gallegos.
Marilola sostenía que la fecha de la muerte de cada persona estaba fijada con antelación, pero que nosotros no la podíamos conocer.
En este punto yo le hacía otra inocente broma, dándole la razón, añadiendo una obviedad: Ciertamente, cuando nacemos, ya contraemos una enfermedad mortal.
Con esta otra bobería mía, solamente estaba reafirmando que somos unos seres efímeros.
Debemur morti nos nostraque, escribió el gran Horacio.
Vita brevis est.
Ineluctable realidad que nos cuesta aceptar.
Fatalismo u obviedad, el hecho es que 20111102, es un palíndromo, o número capicúa. Lo cual resulta llamativo por improbabilísimo.
Rara avis.
A pesar de la peculiaridad de este número, que permite su fácil memorización, prefiero recordar las fechas agradables.
Como ya he dicho en otro lugar, le declaré mi amor a Marilola un viernes de dolores, 5 de abril de 1963. Fecha inolvidable para mí, a pesar de ser nemotécnicamente de más difícil recordación.
El 5 de abril de 1963 fue la fecha inicial de una vida junto a mi amada Marilola.
Desde esa fecha caminamos juntos, primero tímidamente cogiditos de la mano. Luego, con el brazo por encima, con más atrevimiento. Lo cual me costó la intromisión de un fraile reprensor, mal encarado y aspecto de hurón, que tuvo la osadía de llamarme la atención, por lo del brazo. Ni que decir tiene, que espanté al frailuno hurón, a gritos, haciéndole retroceder, con el rabo entre las patas.
Desde aquella memorable fecha, 19630405, todo mi amor ha sido para Marilola. Y lo sigue siendo, a pesar de su ausencia.
Tras cinco largos años de estudios universitarios, el 29 de junio de 1968, día de San Pedro, nos casamos. 19680629, fecha de nuestra boda, en que nuestros anhelos de vida en común, culminaron.
Vida en común no exenta de sinsabores y altibajos, todos ellos superados por los grandes momentos de placer y alegría.
Marilola tenía unas enormes ganas de vivir, a pesar de sus dolores.
Marilola tenía una gran fuerza interior, e irradiaba alegría en derredor.
Y así es como quiero recordar a mi amada Marilola.
Loly, como la siguen llamando sus cuatro hermanas, fue una novia preciosa, esposa maravillosa, y abnegada madre de nuestros cuatro hijos: Pedro, Elena, Esther y Maite.
Cuando nuestros hijos nos gratificaron con nietos, Marilola se convirtió en una encantadora y adorable abuela de sus cuatro nietos: Hugo, Sergio, Gara y Claudia.
Marilola se fue de este mundo sin poder conocer a Paula, la preciosísima niña, alumbrada por nuestra hija Maite el 23 de marzo de este año 2012.
La llegada de Paula nos ha alegrado la vida, compensando la ineludible soledad y tristeza, motivada por la ausencia de mi amada Marilola.
Aunque haya venido a este mundo en estos aciagos momentos, plagados de incertidumbre y desazón, Paula es en sí misma fuente de inmensa alegría y esperanza.
Paula vino a verme ayer.
Bueno, está claro que estoy exagerando.
En realidad Paula vino con su madre, mi cariñosa hija Maite.
Paula es una reencarnación de su abuela Marilola.
Así lo considero y así lo siento.
La vida sigue y debe seguir.
A pesar del fatídico palíndromo.
Verba volant, scripta manent.
Marilola fue, sin duda, una mujer afortunada por haber sido tan amada 48 años en este mundo y seguir siéndolo incluso después de su partida.
Gracias por tan amable y reconfortante comentariio.
Mas, el afortunado he sido yo, habiendo gozado de una mujer tan excepcional.
AFORTUNADOS AMBOS.
Gracias, Chago.
No tengo palabras para contestarte ante las tuyas que con tanto cariño y amor dedicas a tu esposa. He sentido emoción y con el aprecio que ya te tengo, sólo me sale mandarte un fuerte abrazo
Muchísi8mas gracias, amigo Baltasar.
Hoy hace un año que Loly nos dejó y su ausencia no la puede, ni la va a llenar nadie porque era insustituible,muy sufrida y buena con todo el mundo.Un día no triste…tristísimo,lleno de recuerdos que no se me quieren ir nunca de la cabeza y que hoy están más a flor de piel todavía,descansa en paz ,Loly !
Querid Silvia:
Una vez más, ne has conmovido con tu comentario acerca de tu hermana Loly.
Intentemos recordarla con alegría, por la parte positiva de su vida, no por la de su sufrimiento.
No la llegué a conocer…pero si a dos de sus hijos y tengo la certeza que fue una gran mujer…y .por lo que sembraron en conjunto.Un abrazo afectuoso.
Gisselle
Muchísimas gracias por tu elogioso y certero comentario al recuerdo de mi queridísima Marilola, el amor de vida.
Los cuatro hijos que tuvimos, son fruto de dicho amor.