Canjeados de Melilla
Datos sobre el martirio de los republicanos españoles en Africa
Los canjeados de Melilla que han llegado a Barcelona, son once, todos de la Alcazaba de Zeluán. Más de dos mil españoles quedan muertos allí por los piquetes moros. No sólo los moros han venido a España a matar españoles. Ellos guardaban a los presos; ellos los torturaban y fusilaban por orden de los representantes de Franco. Sus crímenes son incontables, pero apenas son suyos. Oíd un caso.
Danza Salvaje
Un chico de las Juventudes, llamado La Fuente, fue ejecutado públicamente. Se invitó a toda la población al llano de Rostro Gordo. Fue un día de fiesta. Las Margaritas se habían vestido con su ropa blanca y amarilla y los de Falange con sus camisas más nuevas. Militares y paisanos marcharon hacia el llano, como en celebración de júbilo. Entre ellos, en una camioneta, iba el condenado, con el ataúd al lado, entre el piquete de ejecución. Terminado el fusilamiento contra el muro, varias comparsas se adelantaron, iniciando un baile en derredor, y cantando «Ya se ha roto la fuente» y arrojando piedras contra el cadáver.
Nombres en las alpargatas
A Marcelino Villasclaras, del Partido Comunista, le hicieron una burla distinta. A las doce de la noche lo sacaron de la Comisaría, hacia el Fuerte del Camello, dándole cinco minutos para elegir defensor. Después de fusilado, le machacaron la cabeza con una piedra.
Todos los presos se consideraban como condenados a muerte. Todos escribían sus nombres en las alpargatas, a fin de que sus familiares pudieran reconocerlos en el cementerio –sus rostros irían desfigurados-. En el cuartel de Cazadores número 3, los ligaban a postes y los mataban a palos. Entre los que así murieron se recuerda al maestro catalán Estapé.
Tradición romana
Obreros libres españoles, apenas quedaban. Si alguno había, ganaba cuatro pesetas como máximo, de las cuales les descontaban más de la mitad. Los familiares de los presos eran arrancados de sus casas, en los días de celebración (la toma de algún pueblo), y los llevaban a la «manifestación voluntaria». En los mismos días se pedía carne de preso en las carnicerías. Se recuerda el nombre y los hechos de Doña Carmen Arévalo, presidenta de las Damas Catequistas, que, uno de estos días, propuso en asamblea que los presos fueran sacados a la plaza y arrojados a los leones, conforme a la tradición romana.
Sacerdote enjaulado
Diego Jaén Botella, secretario del Partido Socialista, había sido sacerdote. Era sacerdote en Melilla. Cincuenta y cuatro días estuvo, con otros compañeros, escondido en una cueva. Cuando dieron con él lo metieron en una jaula y lo exhibieron en el Parque Hernández, durante un día. Luego lo llevan al cuartel número 3, y lo fusilan.
El hombre de confianza del jefe del campo de concentración era un moro conocido por El Diecisiete. Era el maestro de todas las ceremonias de tortura. Los hombres habían sustituido a los caballos en el trabajo de tiro. En el kilómetro 21, de la carretera del Protectorado, y en la carretera de la Radio, se realizaban al principio los fusilamientos, y en la explanada llamada de Alfonso XII se aplicaba la ley de fugas.
Herencia, y el kilómetro 21
En ese trágico kilómetro 21 fue atropellada y muerta una niña. Apareció con los pechos cortados y todo el cuerpo herido. Algo después se detuvo al falangista Fernando Herencia, ex guardia municipal, acusado de robo, y estando en la Comisaría mostró al sargento Torres –otro forajido- una lista de 115 personas asesinadas por su mano, entre las cuales estaba aquella niña de quince años.
Moros y retretes
En el campo de concentración los guardias moros prohibían a los presos ir al retrete, que sólo utilizaban ellos, y luego les obligaban a desatascar con la mano. Los tenían toda la noche, en pleno invierno, en medio de un patio descubierto, tiritando. Los presos no tenían ni ropa; pero los moros les pedían tabaco; una justificación para quitarle el frío a culatazos.
Las brutalidades contra los obreros españoles fueron, si cabe, más tremendas en África que en la península y en las islas.
Infamias, asesinatos
Asesinatos todos los días, todas las noches, en todas formas, en las siete islas. No hay espacio en que quepa. No hay palabras que lo cuenten. Sólo los que lo han padecido pueden dar testimonio. Lo traen en su carne y en su voz. Hablad con ellos. Son los hombres que cuando allí se daba por perdida la República, pidieron venir a ella.
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Artículo publicado en el Periódico Frente Rojo. Órgano del Partido Comunista. S.E.I.C. Barcelona, domingo 4 de septiembre de 1938. (página 6).
Fuente: Centro Documental de la Memoria Histórica. Salamanca.
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Este artículo complementa la información que apareció en los números de los días 2 y 3 de septiembre de 1938 del periódico Frente Rojo, en relación con el canje de presos llegados a Barcelona.
Ver:
https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2013/06/14/terror-y-martirio-en-las-siete-islas/
[APORTACIÓN DEL AMIGO FABIÁN HERNÁNDEZ ROMERO]