AUTO …. En La Laguna de Tenerife a trece de Octubre de mil novecientos treinta y seis.
RESULTANDO, que por orden del Señor Comandante Militar de esta Plaza (folio 1), empezó a instruirse el día once del corriente mes el presente procedimiento sumarísimo contra el Cabo de la Batería de Montaña de Grupo Mixto de Artillería Número dos, Ángel Castro Rodríguez, y Artillero Primero de la misma Unidad, Orencio Mata Rodríguez, por el presunto delito de hacer manifestaciones derrotistas y tendencia a la rebelión. En la guardia de Cárcel saliente del día nueve, y en ocasión que en el zaguán de dicho edificio se encontraban el Cabo Ángel Castro Rodríguez y Artillero Primero Orencio Mata, entró el Comandante de la guardia, Cabo Andrés Fraga, y dice (folio 19 vuelto y 20) que aquellos tenían entablada una conversación que versaba sobre la marcha de las Baterías a la Península, que tanto el Cabo como el Artillero Primero, comenzaron a decir “que la guerra es inhumana”, “que es una salvajada”, “no son las naciones las que pelean, sino que cuando oímos decir que Alemania y Rusia pelean, pelean los hombres y no las montañas de Rusia contra las demás de Alemania”, “que a los hombres no deben llevarlos a la guerra, sino a los voluntarios”, que el declarante les rebatió diciéndoles que el que hablaba en esa forma lo que tenía era miedo y ellos le contestaron las frases anteriores.
También dice el Cabo Fraga, que el Cabo Castro dijo “que él
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en vez de estar en el Cuartel, debía estar en su casa porque hacía mucha falta y tenía muchas cosas que hacer”, añadiendo que no tomó ninguna providencia ni medida contra dichos individuos, por no creer la conversación de importancia suficiente para tomar medidas inmediatas y que el único soldado de la guardia que estaba presente, a más de los aludidos encartados, era el centinela Aureliano Capote Fernández.
El Artillero Aureliano Capote Fernández en su declaración al folio veinte vuelto, dice, que oyó parte de la conversación sostenida, percibiendo que el Cabo Castro decía “el que no es adicto al régimen no debe estar en el Cuartel”, contestándole el Jefe de la guardia “el que no sirve para una cosa sirve para otra”, diciéndole entonces el artillero Orencio Mata, “que si no fue voluntario a la Península, fue por cuenta de su familia”. Se tomó declaración a un soldado de la guardia, Antonio Sánchez Morales, quien no vio ni oyó nada, y teniendo en cuenta que solo estaban presentes los dos encartados, el Cabo Comandante de la guardia y el centinela aludido, se omitió tomar más declaraciones.
El Cabo encartado, Ángel Castro Rodríguez, folios veinte y uno vuelto y veinte y dos; relata que no recuerda si fue por la noche o por la mañana cuando él, el Cabo Fraga y el Artillero Primero Orencio Mata, sostuvieron conversación en el zaguán de la Cárcel; que el repetido Cabo Fraga hablaba de la guerra y el declarante decía “que no concebía la guerra”, replicando Fraga “para mi matar es una gloria”, rearguyendo el declarante “yo tengo mucho miedo a la guerra” a lo que contestó aquel “ustedes no deben estar en el cuartel porque son unos miedosos y gandules”, pero que eso, como todo, lo decía en plan de broma; también dice que hablando sobre lo que era la guerra y las pérdidas tan grandes que se sufrían, expuso las suyas, diciendo que tenía una tienda, un alquiler de veinte y siete duros y una mujer que mantener, es decir una lamentación personal, pero nunca diciendo que no debía estar en el cuartel, ni nada atentatorio contra el Ejército, Instituciones, Disciplina, etcétera, que lo único que hablaron era que la guerra es muy grande y del miedo que ellos le tenían; también dice que Orencio Mata, lo único que manifestó es que no fue voluntario con la Batería de Montaña a la Península por no darle un disgusto a su familia.
El Artillero Primero, Orencio Mata Rodríguez, en su declaración del folio veinte y dos y vuelto, dice que por la mañana no tuvieron conversación alguna, pero que la noche anterior hablaron de lo que era la guerra y al decir el Cabo Fraga que ellos no fueron con la Batería a la Península porque tenían miedo, el declarante contestó que si no había pedido voluntario era por su familia y otras cosas por el estilo, desde luego no ofensivas y sin importancia; que oyó al Cabo Ángel Castro lamentarse de la falta que hacía en su casa, sin poder precisar las frases textuales que pronunciara.
Se une copia de las hojas de castigo del Cabo y Artillero, donde consta que no han sufrido ningún correctivo. Teniendo en cuenta las manifestaciones hechas por los referidos individuos y considerarlas tendenciosas a infundir disgusto en la tropa con aquellas murmuraciones, se dictó auto de procesamiento (folio 23), con arreglo al artículo 249 del Código de Justicia Militar, haciéndose la notificación al folio veinte y cuatro e indagatoria a ambos procesados, folios veinte y cuatro vuelto
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y veinte y cinco, en las que se afirman y ratifican en las primeramente prestadas y manifestando que dicha conversación la consideraban carente de importancia y hablaban en plan de broma.
CONSIDERANDO, que habiéndose practicado todas las diligencias que se estimaron conducentes para la comprobación del delito y averiguación de las personas responsables sin que se halle indicado ninguna otra que ofrezca mejor resultado, es pertinente elevar lo actuado al Ilustrísimo Señor Auditor de Guerra para la resolución procedente.
SE DECLARA TERMINADO el presente sumario y remítase con atento oficio a la Autoridad antedicha, dejándose nota bastante.
Lo mandó y firme S. Sª Doy fe
[Siguen las firmas de RAMÓN PADILLA TRUJILLO e IMELDO DELGADO GÓMEZ, Teniente Juez Instructor y Soldado Secretario fedatario respectivamente].
DILIGENCIA ….. Seguidamente se remiten las actuaciones al Ilustrísimo Señor Auditor de Guerra de estas Islas, acompañadas de atento oficio.
[Sigue la firma de IMELDO DELGADO GÓMEZ, Soldado Secretario fedatario]
Cfr. A-TMT5 3793-154-36.- Sumarísimo 371 de 1936.- Folios 25 vuelto a 27.
[TRANSCRIPCIÓN DEL AMIGO FABIÁN HERNÁNDEZ ROMERO]