El veintiuno de Mayo de mil novecientos treinta se reunió el Excelentísimo Ayuntamiento Pleno en sesión ordinaria correspondiente al segundo cuatrimestre, bajo la presidencia del Señor Alcalde Don Santiago García Sanabria.
En el folio 115 del Libro nº 6 de Actas de Plenos, se registra esta controversia:
Se sometieron a la aprobación las cuentas de los presupuestos municipales, de los ejercicios de mil novecientos veinte y cuatro-mil novecientos veinticinco a veintiocho.
El Sr.[Andrés] Arroyo [y González de Chaves] – dijo – que no podía dar su conformidad a dichas cuentas creyendo debieran ser examinadas por la Comisión de Hacienda, antes de aprobarlas el Pleno.
Como este asunto está íntimamente ligado al desarrollo administrativo de Municipio en los últimos años, añadió, debiera ser objeto de un amplio estudio por parte del Concejo, para conocer el estado de la hacienda municipal y sus posibilidades futuras.
Pasó a ocuparse del régimen de los nuevos Ayuntamientos, una vez terminada la Dictadura, y dijo que éstos no son una continuación automática de los anteriores, sino que actúan por cuenta propia, con una labor fiscalizadora y depuradora.
Explica que al negar su voto a este asunto, lo hace porque quiere analizar antes la potencialidad económica de Ayuntamiento, así como la cuantía de lo desembolsado en las obras ejecutadas y lo que queda para las que han de realizarse.
Continúa el acta en el folio 115 vuelto:
También le interesa conocer lo que ha de cobrarse por las contribuciones especiales de esas mismas obras, y ello requiere un amplio estudio, que en su opinión debe realizar la Comisión de Hacienda.
El Sr. Alcalde contestó al Sr. Arroyo y dijo que como no rehuye ni teme a una fiscalización de la labor del Municipio en los últimos años, no ve ningún inconveniente en que se practique el análisis que propone dicho concejal, y que antes por el contrario, lo desea.
Añadió que cumpliendo lo que ofreció a los señores Orozco y Arroyo, dio órdenes a todas las oficinas del Municipio para que se les facilitaran cuantos datos les interese conocer.
Pidió la palabra el Sr. Orozco para adherirse a las manifestaciones del señor Arroyo.
El señor Arroyo vuelve a hacer uso de la palabra para decir que se padece un error de ilusión, y cree obedece a la procedencia de la Alcaldía, en tiempos de la Dictadura, donde tanto, dice, se fantaseaba y derrochaba.
Habla extensamente de la política que siguieron en los ministerios de Hacienda y Fomento los señores Calvo Sotelo y Guadalhorce, y termina exponiendo que se congratularía de que todos esos pesimismos se convirtieran en optimismos.
Le contesta de nuevo el alcalde que dice que no entra a discutir si Calvo Sotelo lo hizo bien o mal en el Ministerio de Hacienda, pues a él nada le interesa. Sólo quiere recoger la palabra ilusión, que citó el señor Arroyo.
Expone que su política al frente de la alcaldía se ha basado en realidades y no en ilusiones; que Santa Cruz no podía ejecutar con sus medios normales la labor inmensa que tenía por delante; que no ha habido fantasías ni derroche, a menos que se crea que hermosear la población, pavimentar sus calles y paseos, sea un derroche.
El pueblo – añade – está de acuerdo con que se hagan obras y todos pagan con gusto la parte que les toca, pues tiene la Alcaldía ejemplos contundentes de ello. La masa de contribuyentes ha creído en la necesidad de la reforma urbana de nuestra capital y el Municipio contó siempre con el apoyo de todo el vecindario, anticipándose en muchos casos a pedir la Alcaldía la ejecución de obras que les había de afectar económicamente.
Cita el caso de un distinguido anciano, persona de relieve en Santa Cruz, a quien las obras municipales le han costado muchos miles de pesetas, que le dijo que las pagaba con gusto, pues quería morir viéndolas terminadas.
Expresa que todas las obras acometidas por el ayuntamiento constituían una verdadera necesidad, y que Santa Cruz comenzaba ahora a ser ciudad.
Contestando a interpelaciones de los señores Orozco y Arroyo, dijo el alcalde que las tarifas municipales son las mismas de hace diez años, con excepción de las de construcciones, agua y cementerios, que han sido ligeramente aumentadas.
Insiste el señor Arroyo en su punto de vista, manifestando que quiere conocer a fondo la hacienda municipal, en todos los pormenores, pues de lo contrario, con el Estatuto o contra el Estatuto, con el gobierno o contra el Gobierno, y con el gobernador o contra el gobernador, se marcharía del ayuntamiento, aunque sobre él cayera el rigor de una multa.
El señor García Sanabria recoge estas manifestaciones del señor Arroyo y le dice que no tendrá necesidad de recurrir a actitud tan extrema, pues él es el más interesado en complacerle.
De nuevo interviene el señor Orozco para refutar los argumentos expuestos por la presidencia, con respecto al superávit del presupuesto ordinario y dice que lamentaría que tuviera el señor Sanabria que rectificar las cifras anunciadas, que cree son las cuentas del Gran Capitán.
La Presidencia.- Aquí no hay cuentas del Gran Capitán.
Surge otro vivo debate al intervenir el señor Ayala para manifestar que no pueden considerarse inexactas las cifras dadas por la alcaldía.
Le replican los señores Orozco y Arroyo, diciendo éste que el señor Ayala demuestra la unidad de procedencia con la alcaldía y que no ha podido despegarse de sus hábitos como concejal del anterior ayuntamiento.
El señor Arroyo sostiene un diálogo con el alcalde y dice el señor Sanabria que para tratar estos asuntos debiera sentarse en los escaños de los concejales y no defenderlos desde la presidencia.
Termina por fin el debate y se acuerda que la Comisión de Hacienda examine las cuentas, pudiendo adherirse a ella todos los señores Concejales que lo deseen y facilitando el alcalde una memoria sobre la situación municipal, para conocimiento de la corporación.
OPORTUNISMO POLÍTICO Y PLEITO INSULAR
Antes de proseguir con el relato, con el fin de fijar el momento histórico, conviene hacer un alto en el camino para hacer algunos comentarios.
1.
Sobre las manifestaciones vertidas por ANDRÉS ARROYO Y GONZÁLEZ DE CHAVES, hay que señalar que en esa época, este conspicuo personaje, nacido en el Puerto de la Cruz el 6 de noviembre de 1.883, era bien conocido como católico y monárquico tradicionalista,
Su declaración de fe en la soberanía popular, pronunciada en la sesión anterior de constitución del ayuntamiento, se compadece muy poco con lo que aparecería en su obra «El Generalísimo Franco, restaurador de la patria», publicada en 1937.
Y mucho menos con lo que sería su trayectoria personal antes, durante, y después de la Rebelión Militar contra el gobierno republicano de España.
Rebelión Militar que produjo la más cruenta de las guerras civiles registrada en España, y sometió a España y a los españoles a la más larga Dictadura de nuestra Historia Patria.
ANDRÉS ARROYO Y GONZÁLEZ DE CHAVES, atacando la gran labor regidora del Alcalde García Sanabria, aprovecha la ocasión para demeritarla, por haber ejercido como Regidor Municipal durante la Dictadura de Primo de Rivera.
2.-
Más sorprendente resulta la adhesión a sus palabras por parte del conspicuo ANDRÉS OROZCO BATISTA, nacido en Santa Cruz el 24 de febrero de 1888, heredero de hondas raíces araferas, abogado de clara manifestación republicana, secundando la perorata de un individuo, con el cual poca concomitancia política podía compartir.
La explicación habría que buscarla en que ANDRÉS OROZCO BATISTA había sido Alcalde durante seis meses (del 1 de abril hasta el 30 de septiembre de 1924), habiendo sido reemplazado en el sillón de la alcaldía, por don Santiago García Sanabria, después del Pronunciamiento del general Miguel Primo de Rivera y Orbaneja.
Como Don Santiago García Sanabria había sido un excelentísimo Alcalde, Andrés Orozco daría satisfacción a su deseo de venganza personal, atacando a Don Santiago por lo que consideraba su flanco débil: la ilegitimidad dimanante del hecho haber sido Alcalde durante la Dictadura de Primo de Rivera.
Pero don Santiago, con gran habilidad, no entra al trapo de la provocación y soslaya la diatriba, dando toda clase de facilidades para la investigación y análisis de las cuentas municipales cuestionadas.
3.
Por la coincidencia invocando el sempiterno Pleito Insular, al reclamar la vuelta a la Provincia Única de Canarias, dividida en dos por Primo de Rivera, se ve que no importaba ser republicano o monárquico carlista.
Todo ello merece ser calificado como una demostración de oportunismo político sin escrúpulos.
Oportunismo político inescruposo de dos politicuchos, que resulta sangrante, cuando se analiza la trascendencia histórica dada al lamentable asesinato de JOSÉ CALVO SOTELO, hecho luctuoso acontecido en la madrugada del 13 de julio de 1936.
Lamentable suceso histórico, que, manipulado hasta la saciedad, ha dado lugar a una de las falacias históricas, urdidas en relación con el origen de la guerra civil española, cuyos primeros disparos se produjeron en Melilla, el 17 de julio de 1936.
Falacia histórica insostenible, de la cual se ha hecho eco hasta la Wikipedia, que dice en
http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Calvo_Sotelo
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En la madrugada del 13 de julio de 1936 un grupo de guardias de asalto y de militantes socialistas le secuestró en su domicilio -simulando una detención- y le asesinó. Este suceso fue el que provocó que el general Francisco Franco decidiese unirse al golpe de Estado que desde hacía tiempo se preparaba contra la República. En la dictadura fue honrado como Protomártir de la Cruzada o Protomártir del Movimiento Nacional.
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Cuando está ampliamente documentado, y aclarado, que el avión británico matrícula G-ACYR, de Havilland 89 modelo Dragon Rapide, que vino desde Croydon (Inglaterra) hasta Gran Canaria, con el propósito de transportar al General Franco, desde Canarias a Marruecos, había sido contratado el jueves 9 de julio de 1936, habiendo despegado el sábado 11, y aterrizando en el aeródromo de Gando (Gran Canaria) en las primeras horas de la tarde del martes 14 de julio de 1936.