Durante el reinado de ALFONSO XIII, en plena dictadura del GENERAL MIGUEL PRIMO DE RIVERA Y ORBANEJA, el día 22 de abril de 1924 tuvo lugar una reunión de la Comisión Municipal Permanente, presidida por el Alcalde Constitucional FRANCISCO LA-ROCHE Y AGUILAR.
El acta de esta sesión municipal de 21 de abril de 1924, se inicia en el folio 16 del libro 1 de Actas de Permanentes.
Libro que, conteniendo doscientos folios numerados, comienza el día 7 abril de 1924, y termina el día 8 de septiembre del mismo año 1924.
En las Casas Consistoriales de la M. L. N. I. y M. B. Ciudad, puerto y `plaza de Santa Cruz de Santiago de Tenerife, capital de la provincia de Canarias, a veintiuno de abril de mil novecientos veinticuatro, se reunió la comisión municipal Permanente, en sesión pública ordinaria de primera convocatoria, citada al efecto conforme a las disposiciones vigentes, bajo la `presidencia del Sr. Alcalde Constitucional, don Francisco La-Roche y Aguilar, y con la asistencia de los señores Excmo. Sr. Gobernador Civil Don Antonio Lara y Zárate, se reunieron los señores vocales que al márgen se expresan, para tratar los asuntos figurados en el orden del día, repartido junto con la convocatoria.
Los vocales citados al margen eran:
1 | 1.-Anselmo Benítez |
2 | Enrique Pons Losertales |
3 | Asensio Ayala Espinosa |
4 | José-Manuel Guimerá Gurrea |
5 | Marcos Frías |
6 | Maximiliano Díaz Navarro. |
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Resulta, cuando menos, paradójico, leer que el alcalde es denominado Constitucional, cuando la Constitución había sido violentada.
El «pronunciamiento» del GENERAL MIGUEL PRIMO DE RIVERA Y ORBANEJA, había sido una flagrante violación de la Constitución,
PRIMO DE RIVERA contó con la connivencia del Rey ALFONSO XIII, quien devino en Rey felón, por no defender y proteger la Constitución, como era su deber.
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Seguidamente se leyó, y la Comisión acordó quedar enterada de un oficio del Sr. Gobernador civil de la provincia comunicando une por disposición de la Presidencia del directorio Militar, se ha modificado el horario oficial que comenzó a regir el día diez y seis del actual, a las veintitrés horas, adelantado la hora legal en sesenta minutos.
En el folio 24 del mencionado libro de actas municipales de permanentes, que estamos manejando, puede leerse este párrafo:
“Vista una instancia suscrita por el Sr. Presidente de la “Juventud Republicana” D. Francisco Martínez Viera, solicitando se acuerde dar el nombre de Don Francisco Pi y Margall, a una de las calles de la población, con motivo de celebrarse el día veintinueve del mes en curso el centenario del nacimiento del mencionado eminente patricio, la comisión Permanente, aceptando propuesta del Sr. Alcalde Presidente, que indicó a tal objeto la calle de Cayo blanco, y después de manifestar el Concejal Sr. Enrique Ponz que creía poco importante dicha calle para llevar el nombre de hombre tan grande e indicar para ello la Avenida Marítima, acordó dar el nombre de Pi y Margall, a la calle de Cayo Blanco.”
La moción del PRESIDENTE DE LA “JUVENTUD REPUBLICANA”, FRANCISCO MARTÍNEZ VIERA, resultaría aprobada por la Comisión Permanente del Ayuntamiento.
FRANCISCO MARTÍNEZ VIERA sería uno de los concejales destituidos por la aplicación del nuevo Estatuto Municipal de la Dictadura de Primo de Rivera.
Unos diez años más tarde, durante la Segunda República Española, el día primero de agosto de 1934, FRANCISCO MARTÍNEZ VIERA ejerciendo como concejal republicano, siendo en aquel momento Alcalde RAFAEL CALZADILLA, presentó una moción para que el nombre de la antigua PLAZA REAL, que en aquel momento era conocida como PLAZA DE LA CONSTITUCIÓN, conservara este nombre, y, simultáneamente se asignara el nombre de PLAZA DE LA REPÚBLICA, a una plaza de nueva creación prevista, al este de la anterior, junto a la Avenida Marítima, frente al edificio del Cabildo Insular.
Esta Plaza de la República desaparecería, siendo engullida por la monumental PLAZA DE LOS CAIDOS o PLAZA DE ESPAÑA.
Curiosamente, unas semanas después de la fecha de la última moción presentada y aprobada, FRANCISCO MARTÍNEZ VIERA ocuparía el sillón de Alcalde.
En ambos casos, los resultados obtenidos por FRANCISCO MARTÍNEZ VIERA, consistieron en la ejecución de cambios o sustituciones de nombres anteriores preexistentes por otros nuevos.
Tras estas documentadas acciones de FRANCISCO MARTÍNEZ VIERA, podría esperarse que este conspicuo personaje mantuviera su praxis.
Veremos que FRANCISCO MARTÍNEZ VIERA actuaría como aquel viejo e inverecundo predicador, que recomendaba: Haced lo que yo os digo; no hagáis lo que yo hago.
Porque, FRANCISCO MARTÍNEZ VIERA, en un artículo titulado «Los Nombres de Nuestras Calles», publicado en 1951, escribió:
“Es difícil, repetimos, «desarraigar» un nombre antiguo de una vieja calle. Difícil y complicado. Reconocemos que modificar el nomenclátor de una ciudad es perjudicial y sólo produce trastornos. Para perpetuar hechos y personas, las calles nuevas, Aquí en Santa Cruz, en la parte vieja, ya no caben más cambios de nombres. Ahí están las barriadas, para resistir el aluvión… Lo hecho, hecho está y la lección de su eficacia está en la «pugna» que hemos querido destacar.
Este artículo sería recopilado dentro del libro «El antiguo Santa Cruz», editado en 1967, donde yo lo he consultado.
Precisamente con su lectura comencé a documentarme acerca de por los nombres de las vías urbanas de santa Cruz de Tenerife.
La experiencia histórica ha puesto de manifiesto que, lamentablemente, los ediles municipales no han leido este libro.
O si lo ha leído, poca atención y enseñanza sacaron de su lectura.
Porque el 21 de febrero de 1977 en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, decidieron cambiar el nombre de la Calle ROSARIO por el de MARCOS REDONDO.
El artículo de FRANCISCO MARTÍNEZ VIERA constituye una evocación de numerosos nombres antiguos de calles que se han resistido a desaparecer, a pesar de haber sido declarados eliminados y sustituidos por otros nombres oficiales.
Así rememora nombres como Las Flores, El Sol, La Luna, El Clavel, Botón de Rosa, La Gloria, La Marina, La Rosa, San José, San Francisco,…
Y en contraste, menciona otros nombres que si han sido capaces de imponerse, haciendo olvidar los antiguos: Teobaldo Power, Puerta Canseco, Ruiz de Padrón, José Murphy, Ramón y Cajal, Bernabé Rodríguez,…
Y también dice:
“El nombre de Pi y Margall ha «triunfado» sobre el de Cayo Blanco, que nada nos dice, ni nada nos recuerda.”
FRANCISCO MARTÍNEZ VIERA, al escribir este comentario sobre el gran republicano décimonónico, omitió mencionar su participación.
O sea que nos contó una parte de la verdad.
Hecho éste, que, según algunos, es contribuir a la mentira.
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Llama la atención – canta como dicen los pibes – que en plena Dictadura dentro de un régimen monárquico, prosperara una moción para designar una calle con el nombre de un patricio republicano.
Y es aún más llamativo que en el devenir histórico, doce años más tarde, los tres conspicuos vocales cuyos nombres han sido subrayados
Francisco La-Roche y Aguilar
Maximiliano Díaz Navarro
Asensio Ayala Espinosa,
participarían decisivamente en la Comisión Gestora Municipal, que, bajo el mando del Coronel de la Guardia Civil JUAN VARA TERÁN, ocupó el Ayuntamiento después del Alzamiento de 18 de julio de 1936.
https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2013/02/16/el-ayuntamiento-ocupado-por-los-sublevados/
ASENSIO AYALA no duró en este cargo ni un año, ya que sería acusado de masón y destituido en junio de 1937.
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Actualmente la Constitución da nombre a la Avenida que arranca junto a la Terminal de Guaguas, en la confluencia de la Avenida Tres de Mayo con la Avenida Marítima,
Avenida de la Constitución que, físicamente, es una prolongación de la Avenida Marítima hacia Los Llanos, la nueva zona de expansión de Santa Cruz hacia el Sur.
Gozando de tal condición, la de ser prolongación de la Avenida Marítima, podría haberse ahorrado el nombre de la Constitución dado al nuevo tramo, sin objeción alguna.
Queda de manifiesto, que a la hora de bautizar calle y plazas, los ediles que ha sufrido la Ciudad de Santa Cruz de Tenerife, no han estado muy afortunados.
Paradigmático resulta el caso de la Rambla, arteria principalísisma de Santa Cruz, que siendo un todo contínuo, sin embargo, nominalmente ha sido dividida en tres tramos:
1.-
Avenida de Reyes Católicos, en su parte de acceso a la Ciudad, desde la Piscina, la Plaza de la República Dominicana, en la confluencia de las Avenidad de Bélgica y San Sebastiám,
2.-
Avenida de la Asunción, desde esta Plaza hasta la Plaza de la Paz, antiguamente de Cuatro Caminos, en la confluencia de la Rambla de Pulido y Avenida de las Islas Canarias.
3.-
Tramo largo descendente, nominado propiamente Rambla de Santa Cruz, que después de haber sido conocido originalmente como Camino de los Coches, había sido bautizado en 1873, como Rambla XI de Febrero.
En conmemoración de la fecha del once de febrero de aquel año 1873, en que había sido proclamada la Primera República Española,
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Retornando a la Avenida Marítima, hay que decir que su nombre ha sufrido sucesivos avatares.
Los alzados el 18 de julio pretendieron primeramente quitarle su nombre para dedicar tan importante vía al GENERAL FRANCO.
¡La primera propuesta para dedicar una calle al GENERAL FRANCO fue la de sustituir el nombre de la AVENIDA MARÍTIMA!
En fecha tan temprana después de consumado el golpe militar, como el siete de septiembre de 1936.
En esta fecha todavía no había llegado el GENERAL ÁNGEL DOLLA LAHOZ para hacerse cargo del mando supremo de Canarias, al frente de su Comandancia Militar.
Pero ya se habían cometido incontables asesinatos, desapariciones, y toda clase de vesánicas tropelías.
La mencionada propuesta no sería ejecutada.
Al CAUDILLO POR LA GRACIA DE DIOS, había que dedicarle una calle de más categoría.
Si de paso se llevaban por delante un nombre republicano, mejor que mejor.
Y así sería.
Porque el nombre de la Rambla DEL XI DE FEBRERO, de rancio abolengo republicano, sería eliminado del nomenclátor capitalino, y sustituido por el del GENERAL FRANCO.
Después de la caza, captura y eliminación física de las vidas de tantos republicanos inocentes, el nuevo régimen prosiguió su labor represora en todos los ámbitos de la vida.
Los nombres de las calles y plazas constituyeron un objetivo atacado por aquellos ilegítimos munícipes surgidos del autodenominado Alzamiento.
Posteriormente, la Avenida Marítima perdería su descriptivo nombre, para ser reemplazado por el de JOSÉ ANTONIO PRIMO DE RIVERA,
Mas, estas son otras historias, que merecen ser descritas en su lugar y tiempo adecuados.