DESOBEDIENCIA DE DOS GUARDIAS CIVILES


 

 U.4,933,605

 

Regtº nº 3398 – Legajo 142 nº 5

 

AUDITORIA DE GUERRA DE CANARIAS

PLAZA DE SANTA CRUZ DE TENERIFE               AÑO DE 1.933

Número 21

 

COMPAÑÍA DE LA GUARDIA CIVIL DE SANTA CRUZ DE TENERIFE

 

C A U S A

Antonio Rabadán Calcaño y Enrique Fernández Remigio por el delito de desobediencia.

 

Ocurrió el día 6 de Agosto de 1.933.

Dieron principio las actuaciones el día 6 de Agosto de 1.933

En prisión preventiva, el día 10 de Agosto de 1.933

 

JUEZ INSTRUCTOR

SECRETARIO
El Alférez de la 1ª compañía de Guardia Segundo de la expre
la expresada Comandancia sada compañía con destino
D. Pedro Jiménez Moreno

en el puerto de la Capital

Angel del Rio Castilla

 

Cfr.: ATMTQ 3398-142-5.- Cubierta.

 

ANTONIO RABADAN CALCAÑO sería condenado a un año de prisión por el delito de desobediencia, al que se añadiría otra condena de seis meses de prisión por insulto a superior, y un mes de arresto por embriaguez.

Para el cumplimiento de las penas sería enviado a la Penitenciaría de Mahón.

ENRIQUE FERNÁNDEZ REMIGIO resultaría absuelto, pero castigado por la comisión de dos faltas leves, con dos correctivos de dos meses cada uno. Cuatro meses que ya habían sido cumplidos por haber estado cinco en prisión preventiva.

ANTONIO GONZÁLEZ CABRERA SE PRESENTÓ


Atestado instruido sobre rebelión.

Enrique Fernández Remigio, Guardia segundo de la primera compañía de la comandancia de la Guardia Civil de Santa Cruz de Tenerife, y en la actualidad encargado del destacamento establecido en la villa de Garafía, por el presente atestado hace constar: que serían sobre las veinticuatro horas del día veintinueve del mes de Mayo del año mil novecientos treinta y siete, cuando se presentó en el edificio donde está instalado el Destacamento el individuo que dijo llamarse Antonio González Cabrera, de cincuenta y tres años de edad, soltero, natural y vecino de esta Villa y de profesión Maestro Nacional, el cual llevaba alzado desde el día tres de agosto del pasado año, manifestando que debido a ciertos elementos de política, dos o tres enemigos que lo quieren mal, y lo supusieron jefe político de las izquierdas cundieron en este pueblo que al que expone había que castigarlo duro, que ya vendría fuerza en su busca; que tal fue el pánico que tomó que casi al principio de la revolución, hacia el tres de agosto pasado, si mal no recuerda, se fue al monte sometiéndose a una huída ruda, en los senos, montañas y cumbres de Tijarafe, Puntagorda y parte de Garafía hacia al Sur; que su vida la sostenía implorando la caridad a los caminantes, marchantes y pastores que le daban leche, queso, gofio y algunas frutas que en las medianía (entre cumbre y costa) cogía, así como patatas que con un palo hurgaba y en los sitios populosos de monte asaba en hogueritas; que su dotación consistía en ropa, la que presenta semi-roida y deterorada: dos camisas, dos calzoncillo, un trajito gris, unos zapatones que rompió, un sombrero, manta para abrigarse, un zurrón para amasar gofio, un taleguito para idem, una botella para agua y una maquinilla vieja que utilizó una sola vez hace cosa de unos diez días como para presentarse algo decente; que de todo hace presentación menos de ésta que se le cayó anteanoche del bolsillo y la botella que se le rompió anteayer; que el miedo que se apoderó del declarante al castigo le hacía cada vez más intensa la huída, a pesar de su arrepentimiento constante por haberse huído sin delito; que no ha sido jefe dirigente ni representante de ningún partido en ningún momento de toda su vida y si en alguno ha dicha algún elector de termino que debía votar puesto que el voto era obligatorio que lo hiciera por su idea; que no ha difamado de ningún gobierno por escrito ni de palabra, ni se ha huído en grupo con nadie con armas de ninguna clase. En su casa lo único que tuvo fue una escopeta de un cañón, la que cree que intervino las fuerza pública; que anduvo siempre solo, apreciando a su entender que el momento actual lo salvará el ejército que se levantó el pasado Julio toda vez que su encarnación en la genuina figura del Generalísimo Franco no puede dar lugar a dudas, por lo que el dicente, entre otras cosas, se presenta espontáneamente y dispuesto a ir donde sea necesario, en bien de España, a pesar de sus achaques de salud; afirma que el solo delito que cree tener es haber huído y que votó por las izquierdas. Añadiendo que cada un día que pasaba le movía más su presentación, lo que intentó varias veces y por el miedo no lo había hecho; que si idea política se ha encaminado más a las derechas que a las izquierdas, repugnándole en parte varias disposiciones de éstas, como son ir contra el capital o la propiedad y enseñanza sin religión cristiana, condenando en su consecuencia las instituciones masónicas, que son en parte las envenenadoras de la juventud, entendiendo que éstas deben educarse en centros mancomunados y prácticos de arte u oficio para ganarse la vida, pasando por bibliotecas como distracción, ojeando las grandes obras de hombres clásicos españoles.

PREGUNTADO si ha sido presidente, secretario o ha ostentado algún cargo en los partidos extremistas contestó que nó; que cuando su hermano don domingo estaba aquí hacia el año mil novecientos treinta y dos al treinta y cuatro le apuntó en una sociedad que llamó “Socialista Obrera”, pero que al año poco más si mal no recuerda, dándose cuenta que aquello trataba un fin político se borró de ella, terminándose dicha sociedad más tarde.

PREGUNTADO IGUALMENTE si en este poblado había célula comunista, dijo que donde único le parece que había una fue en Las Tricias y otra republicana en el pago del Tablado también de este término; que los miembros de la de Las Tricias cree eran Juan Rodríguez Buenaventura, y en el Tablado el Maestro Nacional Don Julio Daroca, pero estos no lo puede afirmar el declarante.

PREGUNTADO que conocimiento tuvo de los Guardias de Asalto y de los que iban con ellos durante su permanencia en este pueblo contestó: que poco antes de haberse huído el declarante, al terminar un trabajo de partición que se hallaba practicando en el monte de este pueblo, vió pasar unos hombres desconocidos que se dirigían a la villa, por el mismo camino que éste traía, acompañándolos al pueblo, entre ellos tres Guardia de Asalto; que los vió comprar comestibles; que más tarde o en días posteriores también se encontró con ellos en varios sitios del monte de esta Villa; que también los vió en casa del practicante cuando iban a oír la radio que éste ponía al público a lo que después se opuso porque iba mucha gente; que no puede exponer en este momento más debido a su debilidad y decaimiento por falta de sueño y alimentación, aunque que cree haber expuesto lo esencial.

Leída que le fue esta su declaración se afirmó y ratificó en su contenido y la firma juntamente con el que certifica, a las catorce horas del día treinta del mes y años antes mencionados.

Anto. Gonzalez Cabrera

Enrique Fernández Remigio

[Ambas firmas rubricadas]

Cfr.: Causa 223 de 1937 [5597-182-29].- Folios 2 y 3.