LA LAUREADA EN NUESTRAS CALLES
La Cruz Laureada de San Fernando es la máxima y más preciada condecoración militar para premiar el valor heroico en el Ejército Español.
La categoría de esta condecoración es tal, que los militares poseedores de la misma, solían ostentarla sobre su uniforme en forma solitaria y exclusiva de las otras medallas y condecoraciones, de las cuales se prescindía,
Porque su sola presencia era más que suficiente, para resaltar el valor y mérito personal.
Ante la presencia de la Laureada todas las otras condecoraciones quedan eclipsadas.
Para su concesión hay que cumplir unas exigencias muy estrictas, bien determinadas en su Reglamento, debiendo superar un juicio contradictorio.
Durante el siglo XIX recibieron esta importantísima condecoración cuatro conspicuos personajes históricos relacionados con esta Isla, cuyos nombres figuran el viario urbano de Santa Cruz .de Tenerife.
Tres eran nativos de nuestras islas.
1.-
Francisco Tomás Morales Alfaro *, nacido en Agüimes (Gran Canaria).
2.-
Nicolás Estévanez Murphy, nacido en Las Palmas (Gran Canaria).
3.- Leopoldo O’Donnell Joris, nacido en Santa Cruz de Tenerife.
De O’Donnell, hay que resaltar que fue condecorado tres veces con la Laureada.
4.-
El cuarto de los laureados en este mismo siglo XIX, fue el Comandante Valeriano Weyler y Nicolau, quien llegaría al rango de Capitán General, ostentado dicho grado desde 1887 hasta 1930, año de su fallecimiento.
Su nombre figura en el de la Plaza que está frente al edificio de Capitanía General, edificio construido por impulso suyo y durante su mando en Canarias.
VALERIANO WEYLER Y NICOLAU, nativo de Mallorca, de ascendencia alemana, fue también distinguido con el título de Marqués de Tenerife.
En el desastre político-militar que fueron las guerras de Marruecos, se había establecido una práctica nefasta, contra toda lógica militar sensata.
Los ascensos y medallas solían concederse para recompensar un mal entendido heroísmo, que se medía en función del número de heridas recibidas, y no de los resultados militares reales, desconsiderando las pérdidas de vidas humanas, sacrificadas en ataques a pecho descubierto.
Un sistema de valoración de méritos que proporcionó, mayoritariamente, ascensos y recompensas a los oficiales de Infantería y Caballería, supervivientes de algunos disparatados ataques, en detrimento de otros militares, tales como los artilleros y los médicos, u otros destinados en servicios complementarios, sin cuyo concurso la guerra no podía ser llevada a cabo con éxito.
Por acciones heroicas durante las luctuosas guerras de Marruecos merecieron, y les fueron concedidas Laureadas a varios militares, algunos de los cuales figuran en otras placas de nuestras calles.
Así, tiene su calle en el inicio del barrio de Salamanca, el Teniente Coronel de Caballería, FERNANDO PRIMO DE RIVERA Y ORBANEJA, por su heroico comportamiento al frente de su Regimiento de Cazadores de Alcántara 14 de Caballería, durante los combates del Desastre de Annual (Marruecos),
FERNANDO PRIMO DE RIVERA Y ORBANEJA, moriría poco después, en Monte Arruit, cuando no había llegado a cumplir los cuarenta y dos años, en agosto de 1921, tras haber perdido un brazo. Razón por la cual se hizo acreedor al sobrenombre del MANCO DE ARRUIT.
A FRANCISCO GARCÍA-ESCÁMEZ INIESTA, que con el tiempo llegaría a ser Capitán General de Canarias en el periodo 1943-1953, le fue concedida en 1930 la Cruz Laureada de San Fernando, por su heroica acción del 12 de septiembre de 1925, cuando con el grado de Comandante, participaba en la liberación de Kudia-Tahar, también en tierras marroquíes.
También en aquellas desastrosas guerras de Marruecos, había obtenido su laureada JOSÉ SANJURJO SACANELL, quien luego sería un famoso general, doblemente golpista, durante la Segunda República Española. Desterrado en Portugal, fallecería el 20 de julio de 1936 cuando despegaba en el avión que debía conducirle a España para ponerse al frente del autodenominado Alzamiento Nacional, iniciado en Melilla tres días antes.
Alzamiento que realmente fue una rebelión militar contra el Gobierno republicano de España, legal y legítimo, que desencadenaría la cruenta Guerra Civil Española de 1936 a 1939.
Durante esta última guerra fueron concedidas varias laureadas a militares cuyos nombres también fueron exaltados a placas de nuestro callejero.
En el barrio de Salamanca está la calle dedicada al tinerfeño ESTANISLAO GÓMEZ LANDERO Y KOCH, Capitán de Infantería, muerto en el Cerro Mosquito, durante la Batalla de Brunete, en julio de 1937, cuando contaba 28 jóvenes años.
En la parte alta del Toscal teníamos la calle JOAQUÍN GARCÍA MORATO, Comandante Aviador, héroe de la Aviación nacional muerto durante una exhibición aérea, después de acabada la guerra fratricida.
Esta calle inclinada emerge de la confluencia del tramo final de San Martín con Méndez Núñez, desembocando en la unión de San Fernando con la Rambla de Santa Cruz.
JOAQUÍN GARCÍA MORATO ha sido apeado de su placa, por un decreto municipal de fecha 17 de diciembre de 2008, dictado por el alcalde MIGUEL ZEROLO AGUILAR, imponiendo a esta vía el nombre de calle de la TOLERANCIA.
Decreto municipal que puede ser calificado de alcaldada.
En este mismo decreto-alcaldada, se cayó de la placa, que ocupaba, desde el cinco de octubre de 1936, otro «laureado», el general FRANCISCO FRANCO, pasando dicha vía a ser conocida como RAMBLA DE SANTA CRUZ.
Si bien hay que señalar, que a diferencia de los otros laureados, la condecoración del general FRANCISCO FRANCO, no había sido obtenida por una acción heroica en un frente de batalla.
El general FRANCISCO FRANCO BAHAMONDE obtuvo su anhelada laureada por GENTILEZA y OFRECIMIENTO de sus compañeros, en mayo de 1939, concluida la Guerra Civil Española.
Así lo manifestó el mismo FRANCO, en la alocución que pronunció durante la solemne ceremonia celebrada el 17 de julio de 1939.
Ceremonia en la cual le sería impuesta tal condecoración, por el bilaureado General JOSÉ ENRIQUE VARELA IGLESIAS, quien si había obtenido sus dos Laureadas por acciones bélicas realizadas durante las campañas de Marruecos, en 1920 y 1921, tras superar los oportunos juicios contradictorios.
En este solemne acto de 1939, que tuvo lugar en el Palacio de Oriente, el Caudillo pronunció estas palabras:
Habéis querido tener la gentileza de valorar este preciado galardón, queriendo ser vosotros los que me ofrecieseis como muestra de cariño y lealtad esta preciosa cruz de San Fernando, que compendia los ideales de todo militar, por su significado en el orden de los servicios de la Patria. No podemos, en este día y en estos momentos, dejar de recordar su significado, y cómo esta cruz de San Fernando ha ido tejiéndose, día tras día, con las esperanzas, las ilusiones y los laureles de las sucesivas victorias, como también se fue dibujando su venera con la sangre de nuestros Caídos, sobre las espadas y bayonetas de nuestros soldados. Sea, sobre mi pecho, rúbrica de un mandato de nuestros muertos, y, sobre el corazón, símbolo de estima, de caballerosidad que nos acerque a los Caídos y un motivo de evocación en el cotidiano batallar con las asechanzas humanas, legítimas y necesarias para templar el espíritu de los hombres y para fortalecer el coraje de los soldados.
Dos décadas antes, a FRANCISCO FRANCO BAHAMONDE, entonces Comandante, le había sido denegada la Laureada, porque la acción de guerra para la cual solicito tal recompensa, no pasó el estricto procedimiento de concesión de la Cruz Laureada de San Fernando.
Al acabar la última guerra fratricida de españoles contra españoles, el Generalísimo y Caudillo de España por la gracia de Dios, impartió las órdenes oportunas para ser gratificado con la anhelada condecoración, que él consideraba que compendia los ideales de todo militar.
Hay en Santa Cruz de Tenerife, dos calles más, que en el pasado llevaron los nombres de dos ilustres caballeros laureados.
1.-
La primera es la del General RAFAEL DEL RIEGO.
Nombre impuesto a la calle 9 de Salamanca, el diez y seis de marzo de mil novecientos treinta y dos.
2.-
La segunda la del Capitán FERMÍN GALÁN.
Nombre que el trece de mayo de 1931 sustituyó al de Alfonso XIII, nombre éste impuesto, en 17/5/1905, a la calle CASTILLO.
Los nombres de estos dos ilustres militares laureados, han sido borrados de las placas de nuestras calles, habiendo sido reemplazados.
En 5 de octubre de 1936, la calle de FERMÍN GALÁN sería retornada a su nombre de CASTILLO.
En 6 de diciembre de 1937 el eminente nombre del GENERAL RIEGO, fue reemplazado por el del golpista GENERAL FANJUL.
También el golpista GENERAL FANJUL, se ha caído de la placa original del ínclito GENERAL RIEGO, en virtud del reiterado decreto-alcaldada de MIGUEL ZEROLO AGUILAR, quien en su onírica decisión, lo ha sustituido por el de Calle del OLVIDO.
* * * * *
En paradójico contraste, no figuran en nuestro callejero, otros nombres de Caballeros laureados nacidos en Canarias.
Además de los ya mencionados Estévanez, Morales y O’Donnell, tenemos:
Capitán NICOLÁS FUENTES PADRÓN, nacido en Santa Cruz de Tenerife.
Teniente FELIPE LUCENA GÓMEZ, nacido en Las Palmas (Gran Canaria)
General ANTONIO ALEMÁN RAMÍREZ, nacido en Tenteniguada, actual municipio de Valsequillo, lugar que hasta inicios del XIX pertenecía a Telde, en Gran Canaria.
General JUAN JOSÉ OROZCO MASSIEU, nacido en Las Palmas (Gran Canaria).
Todos ellos acreditaron suficientemente ser dignos merecedores de tal recompensa, la máxima del Ejército Español. No puede decirse lo mismo de todos los condecorados. Sabemos que en la relación de caballeros laureados, y en el callejero, no están todos los que debían estar, ni son merecedores de estar todos los que están.
La mayor ausencia dentro de la Orden de San Fernando es la Corbata no concedida al Regimiento de Cazadores de Alcántara 14 de Caballería, El Ejército y el Pueblo Español han mantenido una deuda impagada con el Regimiento de Cazadores de Alcántara 14 de Caballería.
Porque a pesar de su heroica actuación, el felón Rey Alfonso XIII, no concedió la Laureada al Regimiento tan heroicamente dirigido por el Teniente Coronel de Caballería, FERNANDO PRIMO DE RIVERA Y ORBANEJA.
Regimiento de Cazadores de Alcántara 14º de Caballería, cuyo derecho a la Corbata de la Orden de San Fernando quedó más que acreditado por el heroico sacrificio demostrado luchando para salvar vidas ajenas, con desprecio de las suyas propias, registrando un número de bajas propias superior al 90 %.
El Ejército y el Pueblo Español ha tenido una deuda impagada y pendiente con los Caballeros del Regimiento de Cazadores de Alcántara 14º de Caballería, durante más de noventa años.
Deuda que ha sido tardíamente compensada, por un reciente Real Decreto 905/2012, de 1 de junio, por el que se concede la Cruz Laureada de San Fernando, como Laureada Colectiva, al Regimiento de «Cazadores de Alcántara, 14 de Caballería».
R.D. publicado en la página 39749 del Boletín Oficial del Estado Núm. 132, el Sábado 2 de junio de 2012.
De conformidad con lo dispuesto en el Reglamento general de recompensas militares, aprobado por Real Decreto 1040/2003, de 1 de agosto, y a tenor de lo preceptuado en el Reglamento de la Real y Militar Orden de San Fernando, aprobado por Real Decreto 899/2001, de 27 de julio, visto el expediente de juicio contradictorio instruido al Regimiento de «Cazadores de Alcántara, 14 de Caballería», actual Regimiento de Caballería Acorazado Alcántara 10, por los hechos protagonizados en las jornadas del 22 de julio al 9 de agosto de 1921, en los sucesos conocidos como «Desastre de Annual», donde dicha unidad combatió heroicamente protegiendo el repliegue de las tropas españolas, desde las posiciones en Annual a Monte Arruit, hasta el punto de que las bajas sufridas fueron de 28 jefes y oficiales de un total de 32 y de 523 de clases de tropa de un total de 685 en filas, y de acuerdo con lo indicado en el artículo 21.4. b) de este último reglamento y previa deliberación del Consejo de Ministros en su reunión del día 1 de junio de 2012,
Vengo en conceder la Cruz Laureada de San Fernando, como Laureada Colectiva, al Regimiento de «Cazadores de Alcántara, 14 de Caballería».
En la corbata de la referida condecoración deberá figurar la siguiente leyenda: «Regimiento de Cazadores de Alcántara, 14 de Caballería», «Annual», «1921».
Dado en Madrid, el 1 de junio de 2012.
JUAN CARLOS R.
El Ministro de Defensa,
PEDRO MORENÉS EULATE
Mejor tarde que nunca.
Better late than never.
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El primer original de este opúsculo fue confeccionado y publicado hace unos cinco años, habiendo utilizado datos extraídos del libro Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando, libro editado por el Ministerio de Defensa, en 2006, que, por lo visto, no es muy fiable.
Durante el mes de diciembre de 2008, el periodista Vicente Pérez Luis, se ocupó en Diario de Avisos varias páginas tratando al tema del callejero santacrucero, haciéndose eco de una extensa entrevista realizada a mi persona.
Entrevista en la que yo he manifestado mis criterios sobre la alcaldada realizada por Miguel Zerolo con el cambio de nombres de ocho calles, aportando incontestables datos históricos documentados.
Algunos días después, he recibido un correo electrónico de un buen amigo, en el cual me ha señala que en los datos de Francisco Tomás Morales, se me habían deslizado dos errores.
1.- El segundo apellido es Afonso, no Alfaro.
2.- Era natural de Carrizal (Ingenio)
Admitiendo que el autor del libro ministerial haya podido errar en el segundo apellido, debo decir que no erró en el origen, desde el punto de vista sincrónico.
Francisco Tomás Morales Afonso nació en el siglo XVIII. En aquel tiempo, ya existía el lugar conocido por Carrizal.
Hoy, este pueblo pertenece al actual municipio de Ingenio.
E Ingenio fue históricamente parte del antiguo feudo episcopal de Agüímes o Agüímez, habiéndose independizado administrativamente en 1819. Hecho que los villanos de Agüímes no olvidan.
Nota final:
Mi amigo es descendiente del Mariscal de Campo Francisco Tomás Morales Afonso, condecorado en 1823 con la Gran Cruz Laureada de San Fernando. Y en su correo electrónico me ha enviado la nota biográfica que copio en la página siguiente.
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FRANCISCO TOMÁS MORALES AFONSO
Francisco Tomás Morales Afonso nació en Carrizal en 1783. Muy joven emigró como otros tantos de la época a Venezuela.
En 1804 se alistó cómo soldado y dado su valor militar consiguió ascensos rápidamente llegando en 1816 a brigadier y en 1821 a mariscal de campo. Este militar grancanario, se distinguió en el campo de batalla por su arrojo y valentía en la larga Revolución de Venezuela, consiguiendo con sólo dos mil soldados, adueñarse de Maracaná, cruzó el Lago e invadir la posición de Trujillo y Mérida.
Este general carrizalero, persiguió en su fuga nada menos que a Simón Bolívar (libertador de América).
Posteriormente, al no conseguir los refuerzos de la metrópoli, se vio obligado a capitular en 1823.
A su regreso, la corona de España condecoró a este general con la gran Cruz de San Fernando y le otorgó en 1826 la Capitanía General de Canarias con sede en Tenerife,
En 1831, reconociendo la Corona de España, que a este general se le adeudaban los sueldos y servicios prestados en Venezuela, le fue concedida una data de la Selva de Doramas, en su Isla natal de Gran Canaria, poniendo en producción, aquella zona-finca forestal de San Fernando de Moya.
FRANCISCO TOMÁS MORALES AFONSO, terminó sus días dedicado a la agricultura, falleciendo en 1844.
Su entierro tuvo lugar con honores militares otorgados por la plana mayor de la guarnición de Las Palmas de Gran Canaria, con desfile de 200 soldados escogidos en Telde y Las Palmas. Su cadáver fue depositado en el cementerio capitalino, junto al sepulcro del inolvidable Viera y Clavijo. Años más tarde sus restos serían llevados a un panteón familiar de los citados terrenos de San Fernando de Moya.
A FRANCISCO TOMÁS MORALES AFONSO, en Caracas (Venezuela) se le recuerda con una estatua montado a caballo.
Y, en la biblioteca nacional caraqueña está escrita su grandiosa historia, donde llama la atención una estrofa final dedicada a su tierra Canaria y que dice lo siguiente:
“Soy Canario ¡Vive Dios¡
soy Canario y no lo niego
de un pueblecito al que llaman
el Carrizal del Ingenio”
* * * *
El libro editado en el año 2006 por la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, contiene una sinopsis histórica de dicha institución, escrita por Don Enrique Romeu Palazuelos.
En la relación de los nombres de los 56 directores que ha tenido esta centenaria sociedad, figura en el lugar número 27, el Mariscal de Campo FRANCISCO TOMAS MORALES Y AFONSO, por haber sido director del la misma del año 1831 al año 1834.