ORDEN ELEVANDO INFORMACIÓN A DILIGENCIAS PREVIAS


Foliado con el número 15, encontramos el oficio cuyo membrete está encabezado por el escudo nacional del águila con el yugo y las flechas, y esta leyenda

COMANDANCIA GENERAL

                                                               DE LAS

ISLAS CANARIAS

E.M.

Sección JUSTICIA

Dentro del mismo margen izquierdo, viene inmediatamente un sello rectangular, entintado en rojo, dentro del cual se lee

COMANDANCIA GENERAL

DE LAS

ISLAS CANARIAS

REGISTRO DE SALIDA

Número 19889

 

El cuerpo del texto de este oficio es del siguiente tenor:

 

15

La información que en 24 de Julio último le mandé instruir sobre los extremos que cita el parte por escrito que le acompañaba, del Señor Coronel de la Guardia Civil Don Isidro Cáceres y Ponce de León respecto a la conducta observada por un Jefe y tres Capitanes del citado Instituto a raiz del Movimiento Nacional en julio de 1,936, se servirá continuarla con el carácter de diligencias previas.

Dios guarde a V.S. muchos años.

Santa Cruz de Tenerife, 23 de Agosto de 1,939.- AÑO DE LA VICTORIA.

De Orden de S.E.

El Comandante Jefe de E.M. actal.

Antonio Saez

 [Firma rubricada]

 

Sr. Coronel de Artilleria, Don SALVADOR IGLESIAS DOMINGUEZ.

P L A Z A

Cfr.: A-TMTQ 5842-191-2 – Causa 88 de 1940.- Folio 15.

DECLARACIÓN DEL GENERAL AGUSTÍN PIÑOL RIERA


DON AGUSTÍN PIÑOL RIERA, General de Brigada de la Guardia Civil con destino de Segundo Jefe en la Inspección General de su Instituto.

C E R T I F I C O: Que habiendo sido requerido para declarar en exhorto dimanante de procedimiento número doscientos veinticinco en averiguación de la conducta observada por un Jefe y tres Capitanes del Instituto de la Guardia Civil, con motivo del Alzamiento Nacional el día diez y ocho de julio de mil novecientos treinta y seis, debo manifestar y manifiesto que Juro decir verdad, que estoy enterado de las penas en que incurre el reo de falso testimonio y, por lo que a las generales de la Ley respecta, digo: Que me llamo como queda dicho, de sesenta y dos años de edad, casado, natural de Zaragoza y vecino de Madrid, con domicilio en la calle de Montesquinza número seis, bajo, derecha; General de Brigada con destino en la Inspección General de la Guardia Civil como segundo Jefe de lamisma; que conozco al hoy Coronel, Don Isidro Cáceres y Ponce de León, así como al Comandante Don Ignacio Gárate Echeto y Capitanes Don Guillermo Candón Calatayud y Don Gorgonio Pérez Velasco (hoy Comandante) y a Don Rafael Herrera Zayas; sin que me comprenda ninguna de las restantes generales de la Ley.

P R E G U N T A D O, a tenor del interrogatorio adjunto, manifiesto:

A LA PRIMERA: Como queda dicho.

A LA SEGUNDA:

Que a las TRES horas de la madrugada del dia diez y ocho de julio de mil novecientos treinta y seis, llamó a la puerta de mi casa el entonces Teniente Coronel, señor Cáceres, diciéndome que venía a poner en mi conocimiento que a las CINCO de aquella mañana, el hoy Teniente Coronel de Infantería, Don Alfonso Moreno Ureña, con una Compañía del Regimiento, iba a declarar el estado de Guerra y a tomar el Gobierno Civil.- Yo le dije: Pero, ¿es cierto? – y, al afirmármelo, dije: ¡Gracias a Dios!”, agregando que fuera a ponerse de uniforme y se personase en las Oficinas de la Comandancia y que se diera aviso a todos y que se diera aviso a todos los que vivian fuera, para que se concentrasen en el mismo local y en el Cuartel del Pilar. Por mi parte, me vestí y marché a la Comandancia donde acudieron todos menos él, que lo efectuó por la mañana, pero muy tarde. Que no es cierto me dijera que él y la fuerza se habían sumado al Movimiento, ni podía haberlo expresado por una causa muy natural, cual la que no había tenido tiempo de ponerse al habla con nadie, dada la hora. Y es inexacto, también, el que viniera para ver si el declarante daba su conformidad, pues de haberme insinuado tal sugerencia no se lo hubiera consentido, pues él sabía sobradamente cual era mi manera de pensar.

A la TERCERA:

Que dado el corto tiempo que estuvimos juntos antes del glorioso Movimiento – pues el declarante llegó a Tenerife en los últimos días del mes de mayo y el señor Cáceres vino a la Península por la familia – poco fue lo que pudimos hablar. Pero desde luego lo conceptuó siempre dispuesto a estar al lado de la CAUSA NACIONAL.

A LA CUARTA:

La fuerza de la Capiatl quedó distribuida entre el Cuartel del Pilar y las oficinas de la Comandancia. En el Pilar, quedó con la fuerza el Jefe de la línea y en las Oficinas el declarante, el Teniente Coronel, el Comandante, los tres Capitanes y el hoy Teniente Zalaya.

A LA QUINTA:

Los servicios que prestó la fuerza fueron múltiples y ordenados por mi y cumplimentando todo lo que la Comandancia General ordenaba. Que al mando lo tomé (aunque no estaba declarado el estado de Guerra) desde el momento en que me comunicó el señor Cáceres que se iba a declarar. Y que, en las primeras horas del dia diez y ocho, fui a la Comandancia General donde el Coronel Jefe de Estado Mayor, señor Peral, me comunicó, para que yo lo hiciera a Las Palmas, una orden del general Franco que yo transmití por radio inmediatamente.

La fuerza, además de varios servicios permanentes ordenados, durante la noche salian patrullas que en sus recorridos eran tiroteados alguna vez.

Cuando se hizo cargo de la Comandancia el General Dolla (q.e.p.d.), al igual que antes de su llegada iba el declarante diariamente a darle las novedades y a recibir instrucciones. Y, por orden de dicha superior Autoridad, se establecieron en los pueblos del Archipiélago destacamentos compuestos por Guardias y Falangistas de primera linea, a los que se les asigna educación para su vigilancia.

A LA SEXTA:

Que en la tarde del diez y ocho, al intentarse un asalto del Gobierno Civil, se produjo un tiroteo en la plaza donde estaba enclavado dicho edificio y en la San Francisco, donde los Guardias de Asalto (cuya sublevación ignorábamos) haciendo al parecer fuego sobre unas turbas que venían de la otra plaza dando gritos diciendo “que el movimiento había fracasado. El Capitán, señor Herrera, quiso salir con fuerzas a la calle para oponerse a los revoltosos, pero el declarante, ante la posibilidad de que pudieran venir en dirección a nuestra dependencia, dada la escasez de fuerza disponible, se opuso a ello y ordenó distribuyera la fuerza en la calle, resguardada en los zaguanes de las casas y en un callejón sin salida que hay enfrente en el caso de venir en esta dirección hacer frente a ellos a la vez que de esta manera era defendida la Comandancia, en la que además de la Caja había armamento y municiones. La actitud del Capitan Herrera fue sin duda mal interpretada; (cosa no sabida por el señor Cáceres, y creyó que este Capitan iba contra el Movimiento. El declarante, conociendo al mencionado Capitan jamás interpretó su actuación en el sentido dado por el Teniente Coronel Cáceres. Los hechos posteriores me han dado la razón. Como dejo dicho, nosotros ignorábamos que los Guardias que estaban haciendo fuego, fueran sublevados; no lo supimos hasta mucho después, cuando la Comandancia General nos dio la orden, por mi conducto, de que por un Oficial fueran conducidos al castillo de Paso Alto, conducción que llevó a cabo el Capitan, Don Rafael Herrera Zayas.

Que en la madrugada del diez y nueve, como el declarante estaba padeciendo un ataque ciático y una hernia (de la que fue operado) y llevando mas de veinte horas sin reposo, viendo que no había ninguna novedad dije me iba a recostar, pero no a dormir. En este estado y como me había venido a molestar el Coronel, Don Jose Cauna Pineda (q.e.p.d.), me levanté y fui al despacho del Teniente Coronel (que estaba inmediato) y donde estaban hablando los demás allí acuartelados, con los que estaba también el Teniente Coronel Cáceres. Se hacían comentarios sobre las noticias que daba la radio ROJA, y yo, aludiendo al Glorioso Movimiento, expuse mi criterio decidido como contrario a esos bulos rojos, pero sin que por parte de nadie expusiera deseo de no estar afecto a él y prueba de ello es que, cuando lo consideré oportuno, dispuse que en vista de la tranquilidad que reinaba podíamos, sino dormir, descansar quedándose montado el servicio de vigilancia en azoteas y zaguanes, y uno de los Capitanes, y asi se hizo, siendo el Capitan Candón, o Pérez Velasco, quien se quedó; prueba palpable de que no había ninguna discrepancia de criterio. Y jamás ninguno protestó para cumplimentar cuantos servicios se les ordenó.

A LA OCTAVA.

No hubo lugar a tomar ninguna medida por no haber motivo para ello. De haberla, no hubiera titubeado en detener y poner a disposición de la Autoridad Militar al que hubiera manifestado su desafección al Movimiento.

A LA NOVENA

Ignoro si alguno de los Guardias oiría lo que se hablaba.

Ellos estaban en la planta baja del edificio.

A LA DECIMA

Ignoro que pudiera decirle nada el Jefe de Estado Mayor, señor Peral, ni posteriormente al General DOLLA, puesto que había ocurrido.

Ahora bien; como el señor Cáceres, con tal de aparecer como un héroe es capaz de forjar las mayores fantasías no sería nada extraño forjarse una mas; pues el haber estado en VILLA CISNEROS lo ha explotado bastante.

A LA UNDECIMA

El Teniente Coronel Cáceres obraba por su cuenta e iba sin mi conocimiento a la Comandancia General, no ocupándose de sus  obligaciones, por lo que tuve que llamarle la atención en dos ocasiones.

A LA DUODECIMA

El concepto que he tenido y sigo teniendo de los Comandantes, GARATE, CANDON, PEREZ VELASCO y Capitan HERRERA, es, que son unos perfectos CABALLEROS y de un alto espíritu militar en armonía con el Movimiento, como lo prueba el que el Capitan Herrera ha hecho la Campaña desde diciembre de 1936 en el frente de Córdoba, primero al mando de una Bandera del segundo Batallon de Falange de Canarias y con el mando de dicho Batallon llevando a este a hechos muy destacados para la Causa Nacional

El Capitan Candon, siendo Ayudante del Tercio, pidió voluntariamente venir al frente y ha permanecido desde marzo de 1938 hasta la total liberación en TALAVERA y otros frentes del TAJO.

El Comandante GARATE y el Capitan PEREZ VELASCO han estado en el frente de Levante, al mando de un GRUPO de Compañias expedicionarias el primero y de una de estas Compañías el segundo.

A LA DECIMO TERCIA:

Desde la madrugada del diez y ocho de julio que tomé el mando y dirección de todo el servicio, todos cuantos se disponían eran ordenados por mi; y prueba de ello es el que por el Ayudante, señor Candon, se llevaban las papeletas de todo servicio en la Oficina de mi mando.

A LA DECIMO CUARTA:

Respecto al señor Cáceres, debo exponer: Que transcurrido cierto tiempo y vista la normalidad existente, ordeno al citado Jefe ejerciera como Jefe de la Comandancia las funciones inherentes al cargo, dando todas las ordenes por su conducto. Y, una de las que di, fue la de que vigilase todos los DESTACAMENTOS que por orden del General DOLLA se habían establecido. Esta orden tuve necesidad de dársela por segunda vez. Y al enterarme de que se había permitido modificar una que me había sido dada por dicha Autoridad y ordenado por su cuenta lo contrario, le llamé la atención por escrito y al hacerlo personalmente me contestó que veía era objeto de persecución por parte mia y me pedia autorización, que le concedí, para pedir irse de la Comandancia; cosa que estaba deseando para evitarme el tomar una determinación enérgica con él. De todo ello di cuenta al General y le rogué me lo quitase, pues no estaba conforme con ciertas actuaciones impropias que estaba desempeñando y que me reservo.

El General accedió y lo destinó al mando de las Milicias de Falange, en cuyo cargo estuvo hasta que al General Dolla le sustituyó el General Guerra Zagala. Y, al dárseme la orden de que se hiciera cargo de la Comandancia, me presenté a dicha Autoridad a exponerle que no podía estar conforme, explicándole las causas que ya lo había hecho por escrito, y entonces el General me ordenó que le diera el mando. Y como resultado, se pidió  su traslado y fue DISPONIBLE a Valladolid.

 

Y para que conste y en respuesta al precedente interrogatorio, expido el presente certificado, en el que me afirmo y ratifico, en Madrid, a ocho de enero de mil novecientos cuarenta.

Agustin Piñol

Riera

[Firma rubricada]

 

Cfr.: A-TMTQ 5842-191-29.- Causa 88 de 1940.- Folios 50 y 51.

YA VEREMOS QUIÉN LE PONE EL CASCABEL AL GATO


Había dos capitanes de la Guardia Civil en Santa Cruz de Tenerife, que se conocían desde sus tiempos de cadetes en la Academia de Toledo, allá por el año 1914.

En el mes de abril de 1936, ya comentaban y estaban preocupados por todo lo que estaba ocurriendo en la Península, pero estaban ignorantes de lo que el GENERAL MOLA tramaba.

Uno de estos Capitanes por motivos del servicio, tuvo que realizar unas gestiones tanto en Barcelona como en Madrid.

A su regreso de nuevo a Santa Cruz, tuvo que presentarse al Coronel de E.M. TEÓDULO GONZALEZ PERAL, el cual a su vez le hace pasar al despacho del Comandante Militar de Canarias, General de División FRANCISCO FRANCO BAHAMONDE, quien deseaba saber qué ambiente se respiraba en la Guardia Civil en aquellas dos capitales, donde se estaban viviendo momentos muy tensos.

El General FRANCO prestó atención a lo expuesto por aquel Capitán de la Guardia Civil, y acabó la entrevista con

«YA VEREMOS QUIÉN LE PONE EL CASCABEL AL GATO”.

 

AGUSTÍN PIÑOL RIERA, Coronel Jefe del 24 tercio de la Guardia Civil, con jurisdicción sobre las Islas Canarias, nunca comentó a sus inmediatos subordinados, nada relacionado con el golpe militar, que se veía venir.

Pero si parece ser que el Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, Teniente Coronel ISIDRO CÁCERES PONCE DE LEÓN, a espaldas de su Coronel, si estaba actuando por su cuenta en favor del Alzamiento, como se vio una vez iniciado.

Amanece el 18 de julio de 1936, con el Ejército ocupando la capital de Santa Cruz de Tenerife.

Mientras la Guardia Civil estaba acuartelada. Tanto en la Comandancia como en la Casa Cuartel de la calle del Pilar.

Claro está que, reunidos en la Comandancia de la Guardia Civil el Comandante IGNACIO GÁRATE ECHETO, y los Capitanes GUILLERMO CANDÓN CALATAYUD, GORGONIO PÉREZ VELASCO y RAFAEL HERRERA ZAYAS comentarían todo lo que estaba pasando,

Y más cuando en la tarde de aquel sábado 18, se enfrentan Guardia de Asalto y Ejército.

Es en aquella madrugada ya del día 19, cuando por instancia del Capitán GUILLERMO CANDÓN CALATAYUD, deciden presentarse en el despacho del Coronel AGUSTÍN PIÑOL RIERA, para ver claro lo que estaba sucediendo, no sea que se repitiera el fiasco del 10 de agosto del 32, con el General SANJURJO.

El Coronel AGUSTÍN PIÑOL les asegura que no los va a comprometer.

FRANCO ya se había unido a MOLA en el Golpe Militar, Y sería una locura ir contra el Ejército una vez, éste dueño de la situación en Canarias; que tuvieran confianza y que la Guardia Civil estaba para mantener el orden.

Lo que pasó después es conocido.

Pero, en julio de 1939, sobreviene la denuncia de ISIDRO CÁCERES PONCE DE LEÓN, a la sazón Coronel del 22 Tercio en Santander.

Para nada cabe pensar que aquellos cuatro mandos de la Guardia Civil, con un Golpe Militar en marcha, iban a decirle a su Coronel que no estaban conformes con el Alzamiento, y menos, que lo comunicara a Capitanía.

Hubiera sido, para ellos, ponerse por sí mismos, la cuerda al cuello, al confesarse no adictos al Movimiento.

El domingo, 31 de enero de 2010 el periódico EL DÍA de Santa Cruz, publicó un artículo, «MÁS SOBRE LA GUARDIA CIVIL DE SANTA CRUZ«, donde puede verse lo relacionado con la causa nº 88 de 16 de mayo de 1940.

 

MÁS SOBRE LA GUARDIA CIVIL DE SANTA CRUZ

He leído lo publicado en su periódico el 16 de noviembre «La Guardia Civil, siempre en el camino», de María del Pino Fuentes de Armas.

La cita en julio de 1898 y en julio de 1959.

Yo la cito en julio de 1936, por cosas ocurridas en su Comandancia de Santa Cruz en la madrugada del 19 de julio de dicho año, que dio lugar a lo que a continuación transcribo, literalmente sacado del original que en su día perteneció a uno de los oficiales del Cuerpo imputado.

Don MANUEL LOJENDIO CLAVIJO, capitán de Artillería con destino en el Regimiento Mixto de Artillería Número Siete, Secretario de la causa nº 88, seguida contra un jefe y tres capitanes de la Guardia Civil, por denuncia formulada por el teniente coronel de dicho Benemérito Instituto, don ISIDRO CÁCERES Y PONCE DE LEÓN, de la que es juez instructor el coronel de Artillería del Regimiento Mixto Número Siete, don SALVADOR IGLESIAS DOMÍNGUEZ.

«Certifico: que a los folios que se expresan figuran los escritos que copiados dicen:

Auto.- En Santa Cruz de Tenerife, once de abril de mil novecientos cuarenta… Resultado: Que se inició el presente procedimiento en virtud de denuncia formulada por el teniente coronel de la Guardia Civil don Isidro Cáceres y Ponce de León contra el comandante y capitanes de dicho Benemérito Instituto don Ignacio Garate Echeto, don Guillermo Candón Catalayud, don Gorgonio Pérez Velasco y don Rafael Herrera Zayas, en la que se imputaba a los referidos jefes y oficiales que en la madrugada del día 19 de julio de 1936, encontrándose en el despacho del denunciante, que en tal fecha desempeñaba el cargo de jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de este plaza, y en presencia del coronel de dicho Cuerpo don Agustín Piñol Riera, dijeron que «los cuatro habían estado tratando toda la noche lo que había sucedido el día anterior y que habían acordado avisar al coronel Piñol y al denunciante que estaba descansando para que el primero fuera a la Comandancia Militar a hacer presente que no están conformes con el movimiento subversivo de la fuerza militar y de la Guardia Civil, agregando la denuncia que en la mañana de dicho día el teniente coronel Cáceres dio parte verbal de lo ocurrido al coronel de Estado Mayor don Teódulo González Peral que ejercía interinamente el cargo de comandante militar de estas Islas, sin que se tomase entonces una resolución contra los denunciados por la falta de oficiales en que quedaría la comandancia de la Guardia Civil.

Resultado: Que para el esclarecimiento de los hechos prestan declaración el coronel don Agustín Piñol, quien niega categóricamente el contenido de la denuncia informando por el contrario que la conducta de los denunciados en orden al Movimiento Nacional fue de absoluta adhesión sin que en ningún momento se plateasen dudas respecto a dicho punto hasta el extremo de confiárseles misiones incompatibles con el concepto que al denunciante le merecen aquellos oficiales.

Resultando: Que el coronel de Estado Mayor don Teódulo González Peral declara que en la fecha de autos el teniente coronel Cáceres no le dio parte verbal alguno y que sólo unos quince días después le habló de choque de pareceres entre jefes y oficiales de la Guardia Civil, con relación al Movimiento Nacional, pero sin concretar ni especificar nombres.- Resultando: Que los denunciados niegan los hechos que se les imputan y que practicada una prueba complementaria, por declaración de dos individuos de la Guardia Civil, estos nada aportan al procedimiento por no haber sido testigos presenciales de los hecho, ni aducen aclaración alguna por referencias.

Considerando: Que dado el contenido de la prueba vertida en autos si bien no cabe estimar los hechos denunciados como probados a los efectos de dictar una resolución condenatoria, del examen de la declaración prestada por el coronel del Estado Mayor don Teódulo González Peral se deducen que existían entre los jefes y oficiales de la Guardia Civil de esta Comandancia discrepancias en cuanto a su adhesión al Movimiento Nacional por lo que sólo cabe dar al procedimiento una terminación de carácter provisional por si en su día nuevos elementos de juicio hiciesen aconsejable la reapertura del mismo, ya que actualmente se encuentra agotada la investigación sumarial en tal sentido. Considerando: Que dada la naturaleza de los hechos perseguidos es procedente la elevación a causa de las actuaciones y el sobreseimiento provisional de la misma conforme al número UNO del Artículo 538 del Código de Justicia Militar.

Visto el expresado precepto, artículo 396 del mismo Cuerpo legal y demás de general aplicación.

Acuerdo: La elevación a causa de las actuaciones y el sobreseimiento provisional de la misma. Y remítase los autos al Excmo. Sr. general comandante general de Canarias, autoridad judicial de estas Islas a los efectos de aprobación si así lo estima, debiendo acordarse por esta Autoridad caso afirmativo sobre las diligencias de ejecución pertinentes.

El Auditor.- P.I. Francisco Carnero. Rubricado. Hay un sello que dice: Auditoría de guerra de Canarias. Santa Cruz de Tenerife.

Santa Cruz de Tenerife, 16 de mayo de 1940.

De conformidad con lo expuesto en el Auto precedente, y por los fundamentos del segundo considerando del mismo, elevo este procedimiento a causa, decretando su sobreseimiento provisional; y vuelva la misma al Sr. auditor de guerra de esta Capitanía General, a los fines pertinentes. Serrador. Rubricado. Hay un sello que dice: Capitanía General de Canarias. E.M.

Y para que conste y a petición de la parte interesada expido el presente, visado por S.S. en Santa Cruz de Tenerife a doce de julio de mil novecientos cuarenta.

Vº.Bº. El Coronel Juez Instructor».

De lo que se habló en dicha reunión, me lo reservo, ya que han pasado muchos años, y ninguno de ellos vive para dar más luz a todo esto.

El coronel AGUSTÍN PIÑOL RIERA se retiró de general de División.

El comandante IGNACIO GÁRATE ECHETO, de teniente coronel.

El capitán GUILLERMO CANDÓN CALATAYUD de General de Brigada, habiendo sido, Jefe superior de Policía en Barcelona y Gobernador Civil y Jefe Provincial del Movimiento en Vizcaya.

El capitán GORGONIO PÉREZ, como así era conocido, de teniente coronel.

El capitán RAFAEL HERRERA ZAYAS, de Coronel.

El Teniente Coronel ISIDRO CÁCERES Y PONCE DE LEÓN, ascendería a Coronel, pasando al retiro en el año 1941.

 [APORTACIÓN DE BALTASAR PÉREZ BES]

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Nota del editor del blog

La denuncia de ISIDRO CÁCERES PONCE DE LEÓN, sería trasladada por los conductos reglamentarios a la Comandancia General de Canarias, donde su Jefe el General VICENTE VALDERRAMA ARIAS, ordenaría al Coronel SALVADOR IGLESIAS DOMÍNGUEZ la confección de una INFORMACIÓN RESERVADA, que conduciría al procedimiento de Diligencias Previas 225 de 1939, que devendría en Causa 88 de 1940.

Procedimiento 88 de 1940 que sería declarada sobreseído, acabando archivada dentro del legajo 191, bajo la identificación 5842-191-29.

Abundantes detalles de la causa 88 de 1940 han sido publicados en este blog.

 

Los momentos tensos a que hace referencia Don Baltasar, devenían del resultado electoral, emanado de los comicios, que había dado el triunfo a la coalición denominada FRENTE POPULAR.

La reaccionaria y conspiradora derecha española, no aceptaba tal resultado electoral. E hizo todo lo que pudo para provocar una ilegítima rebelión militar, que desató un baño de sangre en España.

CONSEJO DE GUERRA A PUERTA CERRADA


D.2,597,735

120

En Santa Cruz de Tenerife, a veintinueve de Marzo de mil novecientos treinta y cinco. Como Juez Inetructor de la presente causa extiendo esta acta con arreglo al articulo 585 del Codigo de Justicia Militar prevenido en el artículo 585 del Código de Justicia Militar para que conste; que a las nueve horas de hoy, se ha reunido en el Cuartel de San Carlos que ocupa el Regimiento de Infanteria número siete, el Consejo de Guerra Ordinario de Cuerpo para ver y fallar esta causa concurriendo a dicho Consejo, como Presidente, el Teniente Coronel Primer Jefe de esta Comandancia de la Guardia Civil Don JOSE GARCIA FERNANDEZ, como Vocales los Capitanes de la Guardia Civil Don FRANCISCO ROJAS BLANCO, y Don JUAN PARRA FERNANDEZ; el del Regimiento de Infantería numero 37 Don PABLO ERENAS MARTIN y los del Grupo Mixto de Artillería numero 2 Don FERNANDO MARIN DELGADO Y DON ENRIQUE SUAREZ DE DEZA AGUILAR, como Vocal Ponente el Teniente Auditor de Segunda del Cuerpo Jurídico Militar Don JOSE MARTINEZ MARMOL y como Vocales suplentes los del Regimiento de Infantería número 37 Don NICOLAS DE PRATS ORDOÑEZ y DON CAMILO TOCINO TOLOSA; asistiendo como Fiscal el Jurídico Militar de la Comandancia Teniente Auditor de Primera Don LORENZO MARTINEZ FUSET y como Defensor el Capitán de Infantería Don ANGEL HERRERA ZAYAS, no hallándose presente el procesado por manifestar que no deseaba concurrir al acto, pero quedando a disposición del Consejo.

Constituido el Consejo, se acordó por la Presidencia que se celebrase la vista a puerta cerrada, y dando cuenta de la causa por el Instructor, se leyeron después de la acusación y la Defensa, respectivamente, por el Ministerio Fiscal y Defensor, ratificándose en sus conclusiones; seguidamente se hizo comparecer al procesado y preguntado por el Señor Presidente si tenía algo que exponer al Consejo de Guerra, manifestó que no, con lo cual se dio por terminado el acto y quedó el Consejo reunido en sesión secreta para deliberar y pronunciar su fallo. De todo lo cual certifico.

Francisco Sánchez Pinto

[Firma rubricada de FRANCISCO SÁNCHEZ PINTO, Comandante Juez Instructor]

Vº Bº

El Tente. Coronel Presidente

                     García

[Firma rubricada de JOSÉ GARCÍA FERNANDEZ, Teniente Coronel Primer Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Santa Cruz de Tenerife]

Cfr.: A-TMTQ 3460-144-22.- Causa 133 de 1934.- Folio 120.

ABUSOS DESHONESTOS


Z.4,053,807

 

Nº 3460                                  Legajo  144 – 22

 

 

Plaza de Santa Cruz de Tenerife                               Año de 1934

Comandancia Militar de Canarias

JUZGADO PERMANENTE

C A U S A  nº 133

 

Instruida contra el guardia Civil RAFAEL REINA NAVARRO, por el delito de abusos deshonestos.

Ocurrió el hecho, el 11 de Noviembre de 1934.

Dieron principio estas actuaciones el 7 de Diciembre de 1934.

En Prisión Atenuada desde el día 25 de Diciembre de 1934.

 

JUEZ INSTRUCTOR

SECRETARIO

El Comandante de Infantería don

El Subteniente de Infantería don
FRANCISCO SANCHEZ PINTO

EDUARDO ROSSI RIVERA

 

Cfr.: A-TMTQ 3460-144-22.- Causa 133 de 1934.- Cubierta

 

APOSTILLANDO EL LIBRO «LOS ROJOS DE LA GUARDIA CIVIL»


Nací allá por los años 20 del siglo pasado, siglo XX, en Barcelona.

En la Casa Cuartel de la Guardia Civil de San José de la Montaña, siendo hijo de un teniente del Cuerpo.

Al ver en los escaparates de las librerías de Cartagena la obra “LOS ROJOS DE LA GUARDIA CIVIL”, escrita por José Luis Cervero, 2006, me faltó tiempo para comprarla y de dos tirones me la he leído.

El autor José Luis Cervero pertenece a la Guardia Civil desde 1965 donde ha estado siempre destinado en los Servicios Secretos de Información

Por ello no me extraña esté tan enterado de cosas ya pasadas y pueda mostrar su libro fruto de un trabajo intenso de remover papeles.

Por su trabajo tenaz le felicito.

Pero me permito a continuación hacerle unos comentarios que espero no le molesten.

Empezaré por los hijos del Teniente General D. RICARDO BURGUETE LANA (laureado), quien entre otros cargos de responsabilidad, desempeñó el de  Director General del Benemérito Instituto.

Los tres hijos de D. RICARDO BURGUETE LANA siguieron la carrera militar.

Del mayor RICARDO, no mencionado por José Luis Cervero, debo decir que siendo Capitán de Infantería, RICARDO BURGUETE REPARAZ obtiene el título de Piloto aviador en Marruecos.

El 9 de octubre de 1924, RICARDO BURGUETE REPARAZ, recibió dos graves heridas, en la acción de Taatof. Logró salvar su avión y a su observador, con gran valor, siendo recompensado con la cruz laureada de San Fernando el 19 de julio de 1927.

Con anterioridad había ascendido a Comandante el 1 de octubre de 1925.

El 18 de julio de 1936, estaba destinado en la base aérea de Los Alcázares (Cartagena), defendiendo dicha base, permaneciendo fiel a la República.

Ignoro su final.

Su otro hijo LUIS BURGUETE REPARAZ, procedente de Caballería asciende a Capitán el día 7 de julio de 1928. Fue fusilado por orden del General QUEIPO DE LLANO al comienzo de nuestra guerra civil del 36.

José Luis Cervero atribuye una cruz laureada de San Fernando a LUIS BURGUETE REPARAZ.

Creo que le confunde con su hermano RICARDO como ya he indicado más arriba.

Por último, cito al más pequeño de los tres, MANUEL BURGUETE REPARAZ. Procedente de Infantería, asciende a Teniente el día 6 de febrero de 1924 y se pasa a la Guardia Civil con el mismo empleo el día 11 de octubre de 1927.

No me cuadra que MANUEL BURGUETE REPARAZ pudiera retirarse por la Ley de Azaña creada el 25 de abril de 1931.

MANUEL BURGUETE REPARAZ, en 1933 estaba destinado en la Comandancia de Santa Cruz de Tenerife, ocupando el número 111 de su escalafón compuesto por 444 tenientes.

Me resulta imposible, que estando de teniente en 1933, pudiera haber sido ascendido a Comandante de la Guardia Civil en el año 1936, antes del 18 de julio.

Sería Comandante al incorporarse a las milicias del Frente Popular, después de estallar la guerra, o a la nueva GUARDIA NACIONAL REPUBLICANA, tras ser disuelta, en el fervor revolucionario, la creada por el Duque de Ahumada.

MANUEL BURGUETE REPARAZ también fue fusilado por orden de QUEIPO DE LLANO, como ha quedado relatado, con todo lujo de detalles, en su libro por José Luis Cervero.

En el Anuario Militar de España del año 1933 no he encontrado a FEDERICO GÓMEZ COTTA, por ninguna parte.

GABRIEL CORONADO ZARAGOZA dos años más joven que MANUEL BURGUETE ingresó en la Guardia Civil con el grado de Teniente un mes más tarde que él, haciendo el número 115 de su escalafón-

En el año 1956 GABRIEL CORONADO ZARAGOZA era Teniente Coronel con antigüedad en el empleo de fecha 9 de septiembre de 1951.

Por tanto, mis notas no están de acuerdo con las de José Luis Cervero, respecto a éstos Comandantes, que cita en la página 69 de su libro

Del Capitán de la Guardia Civil D. SANTIAGO CORTÉS GÓZALES, cuyos méritos durante la guerra civil del 36, son obviados por José Luis Cervero, me remito a los escalafones del Cuerpo donde siempre aparece al principio de su escala,

“Muerto gloriosamente por España defendiendo el Santuario de la Virgen de la Cabeza en 2 de mayo de 1937”.

Hay otro libro escrito por Julio de Urrutia, «El Cerro de los Héroes», cuya lectura recomiendo.

Del asedio del Alcázar de Toledo, me quedo con las anécdotas, todas ellas llenas de amor a España y al Cuerpo, que me contaba un defensor del mismo. Guardia Civil, que llegó a Coronel y se retiró de General Honorario llamado ABILIO SÁNCHEZ GARCÍA.

Dice José Luis Cervero, que al iniciarse el Glorioso Movimiento mandaba las fuerzas de la Benemérita en Canarias, el Coronel de la Guardia Civil D. JOSÉ OSUNA PINEDA.

Lo cual constituye un error histórico inaceptable.

Tal como está más que acreditado en este blog.

Yo le aseguro, pues tengo pruebas de ello, que en la madrugada del 18 de julio de 1936, quien mandaba en Canarias a la Guardia Civil era el Coronel D. AGUSTÍN PIÑOL RIERA, quien, en aquella madrugada, se encontraba reunido en la Comandancia de Santa Cruz de Tenerife, que pertenecía al 24 Tercio.

Siendo Primer Jefe de la Comandancia de S.C. Tenerife, el Teniente Coronel ISIDRO CÁCERES PONCE LEÓN.

Y contando con estos otros mandos;

Comandante D. IGNACIO GARATE ECHETO.

Capitanes GUILLERMO CANDÓN CALATAYUD, GORGONIO PÉREZ VELASCO  RAFAEL HERRERA ZAYAS.

De lo que he sabido sobre lo tratado allí, aquella madrugada, y lo acontecido en los días que siguieron, me lo reservo.

Pero se adhirieron al golpe militar.

El Coronel AGUSTÍN PIÑOL RIERA llegó a General de División.

ISIDRO CÁCERES PONCE LEÓN se retiró de Coronel.

Al Comandante IGNACIO GARATE ECHETO le perdí la pista, pero sabemos por este blog, que llegó a mandar la Comandancia de Alicante como Teniente Coronel.

El Capitán, GUILLERMO CANDÓN CALATAYUD, entre 1941 y 1945, como Teniente Coronel desempeñó el mando de la Comandancia de la Guardia Civil en Las Palmas.

GUILLERMO CANDÓN CALATAYUD se retiró de General de Brigada, habiendo sido Jefe Superior de Policía en Barcelona y Gobernador Civil y Jefe del Movimiento en Vizcaya.

El Capitán GORGONIO, como siempre le llamaban sus compañeros, por ser muy conocido y querido, llegó a Teniente Coronel, siendo su último destino Director de la 2ª Academia Regional de la Guardia Civil, sita en San Lorenzo de El Escorial.

El Capitán RAFAEL HERRERA ZAYAS se retiró con el empleo de Coronel.

El Capitán del Cuerpo D. ELADIO PIN RUIZ, nacido en La Coruña el 14 de mayo de 1894 y fallecido en Madrid el 24 de mayo 1971, era nieto de un General de Infantería de la época de Cuba y su padre Teniente General, último Capitán General monárquico de la 3ª Región Militar (Valencia).

ELADIO PIN RUIZ pasó al retiro en el año 1956 con el grado de Coronel Honorifico. Cuando la sublevación del 36 estaba destinado en Barcelona. Por los recortes de prensa de la época, conocemos algo de su comportamiento, en aquellos aciagos y trágicos días de julio. Se llevó a la tumba sus circunstancias.

En su hoja de Servicios, 13ª subdivisión año 1936 figura como el día 29 de agosto se dispone quede disponible forzoso por orden de la Generalidad de Cataluña, quedando preso y procesado con condena de 20 años de prisión.

Año 1937 se dispone cause baja en el Cuerpo, permaneciendo todo el año preso. Año 1938 detenido en la cárcel por los rojos.

Año 1939 es liberado por las fuerzas nacionales el 27 de enero.

Hasta aquí lo expuesto en su Hoja de Servicios.

Más tarde fue sometido a depuración. Con buena suerte, pienso yo, al ser Inspector General de la Guardia Civil el Teniente General D. EMILIO FERNÁNDEZ PÉREZ, tío suyo (casado con una hermana de su madre).

ELADIO PIN RUIZ volvió a incorporarse a su antiguo destino, y, así hasta finalizar su vida militar.

Para mí resulta extraño que en su Historial no conste su actuación por aquellas aciagas fechas que cito. No nos dice el motivo de su procesamiento y cuál fue su verdadero comportamiento en los primeros días de la sublevación.

Del Comandante de la Guardia Civil D. AGUSTÍN RECAS MARCOS nacido el 1 de noviembre de 1887, que tanto se destacó en los sucesos de Barcelona del año 1936, al hacerse fuerte en el convento de los Carmelitas, José Luis Cervero nada dice acerca de su muerte. Murió, de forma brutal. Estando herido fue arrojado, aún con vida, a un pozo de cal viva.

Del Capitán D. MANUEL BRAVO MONTERO, casi todo ya está dicho por José Luis Cervero.

Pero me parece que el insulto a un superior fue en Barcelona, perteneciendo los dos a la Comandancia de Caballería del 21 Tercio.

No puedo asegurarlo, pero creo que BRAVO MONTERO estaba destinado en Santa Cruz de Tenerife cuando ya Capitán, lo destinan a Barcelona. Desde luego algo antes del 18 de julio de 1936.

En esa misma noche que embarca para la Península en el buque “Domine” de la compañía Transmediterránea, mataron a tiros, a JOSÉ RAMÓN FERNÁNDEZ DÍAZ, Magistrado Presidente de la Audiencia de Santa Cruz, en funciones de Gobernador Civil de la provincia.

Si extrañaba que su mujer la bella canaria JOSEFINA NAVEIRAS, pudiera salir y entrar de Barcelona durante la guerra civil con tanta frecuencia y facilidad. Ella alardeaba entre sus más íntimas amistades ser espía de Franco.

En las fotos que muestra el libro de José Luis Cervero, figura el Coronel D. ARTURO BLANCO cuyo pié de foto dice fue tomada cuando era Capitán. Se ve en la foto de referencia, que ARTURO BLANCO luce todas sus condecoraciones y una hermosa estrella de ocho puntas en la bocamanga, es decir de Comandante.

Siento decir, que un libro tan bien documentado, fruto tal vez de las misiones desempañadas por su autor en servicio tan delicado de la Guardia Civil me ha dejado mal sabor.

Opino que los trapos sucios se deben lavar en casa. Y no me parece bien, sacarlos a relucir al cabo de 70 años.

Cuando ya creo que han sido superadas las heridas producidas por una contienda, en que ambos bandos obraron según sus ideologías. Unos sirviendo a un Gobierno que ya de República tenía más bien casi nada.

Y el otro, pensando era necesario terminar con la anarquía que reinaba desde el triunfo del Frente Popular.

Las guerras civiles, son espantosas`-

En ellas se cometen atrocidades, por todos.

Yo pienso que si la guerra la hubiera ganado los comunistas, que eran los que de verdad dominaban y mandaban en la zona roja, sí tendría cabida el libro de José Luis Cervero.

Menos mal que no fue así.

Me felicito que el nombre de mi padre no figure en su libro. Señal de que no tuvo que arrepentirse de nada durante toda su vida militar, siendo querido en todas los puestos que ocupó por su humanidad hacia sus semejantes.

Yo no he sido ni pertenecido a la Guardia Civil. Seguí otras rutas. Marítimas  mayormente. Pero siempre he llevado a la Guardia Civil muy dentro de mí y la he querido.

Ahora, desde que los Directores del Cuerpo son personas civiles, sin puñetera idea de lo que es y fue la Guardia Civil, la verdad, esa no es mi Guardia Civil, la que viví desde niño con mi padre, tíos y tío abuelo.

Lo siento, pero así pienso hoy.

Termino esta larga perorata con el lema con el cual comienza el libro de José Luis Cervero.

«El honor ha de ser la principal divisa del Guardia Civil»

Aunque al paso que vamos pronto pasará a la Historia.

 

[Aportación de Baltasar Pérez Bes]

PROFIRIENDO PALABRAS INJURIOSAS


2

 

Copia del telegrama que se cita.

 

Doce horas hoy con motivo intervención mia y guardias Suarez y Roman, en conflicto obrero planteado por Federacion obfrera puerto esta localidad y casaFreed Holssen desembarcadero Spindola, resuleto solución armonica ambas partes sin incidentes de ningun genero. Presentose Alcalde con formas intempestivas profiriendo palabras injuriosas contra el que suscribre constitutiva delito insulto fuerza armada. Instrui atestado dicho delito y detuve Alcalde haciendo este esfuerzos alteración orden que no logró. Llamado pusieralo en libertad ante temor alteración orden lo que efectué. Hora en que telegrafio situación normal Correo detalles.

Es copia

Juan Vara Teran

[Firma rubricada someramente]

 

[A la izquierda de la firma del Teniente Coronel JUAN VARA TERÁN, está estampado el peculiar sello ovalado del Primer Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Santa Cruz de Tenerife].

Cfr.: ATMTQ  2304-137-13  Causa 38 de 1931.- Información anexa.- Folio 2.

* * * * * * * * * *

Este telegrama remitido por ANTONIO FUENTES GARCÍA, Cabo comandante del Puesto de la Guardia Civil en San Andrés y Sauces (Isla de La Palma), es el que motiva la orden dada por el Teniente Coronel JUAN VARA TERÁN al Capitán de la 1ª Compañía Mixta, GORGONIO PÉREZ VELASCO, para que éste procediera a hacer una información escrita para venir en conocimiento de todo lo ocurrido en el pueblo palmero con su alcalde CRISPINIANO DE PAZ GONZÁLEZ.

Cfr,: ATMTQ 2304-137-13 Causa 38 de 1931.- Información anexa.- Folio 2.

JUAN VARA TERÁN ORDENA HACER INFORMACIÓN


[Papel común habilitado como oficio mediante el sello ovalado del Primer Jefe de la Guardia Civil en Santa Cruz de Tenerife.]

1

Remito a V. copia del telegrama cifrado que con fecha 21 del actual me ha dirijido el Comandante del puesto de San Andrés y Sauces y de la comunicación de fecha 22 que me ha entregado el mismo, dando cuenta del incidente habido entre el y el Alcalde de la expresada población, a fin de que aprovechando la ocasión de su revista a dicho puesto, que aun no ha efectuado, proceda a hacer una información escrita para venir en conocimiento de todo lo ocurrido, cuya información a la que servirá de de cabeza esta comunicación y copia que a ella se unen, me remitirá una vez terminada y con su su parecer a los efectos que procedan.

Santa C. de Tenerife 23 ocbre 1931

El primer Jefe.

Juan Vara

Terán

[Firma rubricada]

 

[Al pie]

Sr Capitan de la 1ª Compañía Mixta.

Santa C. de Tenerife.

 

Cfr.: ATMTQ 2304-137-13  CAUSA 38 DE 1931.- Información anexa.- Folio 1.

 

* * * * * * * * * *

El Capitán de la 1ª Compañía Mixta, destinatario de esta orden, era GORGONIO PÉREZ VELASCO.

 

RECORDANDO UN 14 DE ABRIL


Ya casi a cumplir mis 88 años de edad, me viene con claridad a mi mente como viví siendo un niño de 6 años la proclamación de nuestra segunda República, aquel 14 de abril de 1931, que tanto entusiasmo despertó en mi querido Santa Cruz de Tenerife.

Recuerdo la caravana de coches que se formó circulando por las principales calles con gentes portando la bandera tricolor y dando vivas al nuevo régimen tan deseado y esperado.

Yo vivía en la calle del General Serrano y mi casa daba pared con pared con otra habitada por la familia Campos; el malogrado Teniente Campos, el primero en ser fusilado por los militares sublevados contra la Republica el 18 de julio de 1936. Y quien me iba a decir que hoy cuando escribo estas letras  me honro con la amistad de su hijo Alfonso.

Volviendo a mi relato diré que mi padre era Capitán de la Guardia Civil, muy monárquico y francamente no aceptó de buen grado la República, pero la acató firmando su compromiso de servirla con fidelidad, etc., etc., pero años más tarde se vio obligado por las circunstancias sumarse al “Glorioso Movimiento Nacional”.

Retornando a mis recuerdos de aquel 14 de abril, veo como el ordenanza de mi padre con una lima estaba limando la corona real de su espadín que portaban los oficiales de la Benemérita; pero yo niño sin saber que impulsos me movían, con mi amigo Juanitín Pallero hijo de un Capitán de Infantería, que vivían en la Rambla de Pulido muy cerca a la plaza de la Paz, nos compramos en el almacén de Mariquita la Mora unos lacitos con los colores tricolores que sostenían pequeños óvalos con las fotos de los capitanes Fermín Galán y García Hernández. Cuándo mi padre me vio con este lacito prendido en mi pecho me lo hizo quitar. Mi padre conservaba unas bonitas fotos enmarcadas con terciopelo azul marino  del Rey Alfonso XIII y la Reina Victoria Eugenia que pasaron al fondo de su baúl donde guardaba sus uniformes de gala, tan vistosos y que tanto me gustaban a mí.

Juanitín y yo íbamos al mismo colegio de monjas el de La Pureza, y las tardes las pasaba en su casa jugando con unos soldaditos de plomo de alegres colores. Me viene a la memoria después de tantos años la figura de su madre una señora muy atractiva, rubia  muy distinguida que nos daba de merendar.

Como digo, fue muy festejada la llegada de la República y ya yo mayor he podido saber que el partido de más influencias en toda la isla era el Partido Republicano Tinerfeño y uno de sus miembros D. José Ramón Fernández Díaz presidente de la Audiencia sustituyó al Gobernador Civil D. Gustavo Morales, para más tarde pasar este cargo a D. Antonio de la Lara y Zarate.

El abogado D. Andrés Orozco tomó posesión como nuevo Alcalde de Santa Cruz. A D. Rubens Marichal le nombran Presidente del Cabildo Insular; de la Mancomunidad Provincial a D. Ramón Gil Roldan también prestigioso abogado.

Cesan al Capitán General de Canarias, Teniente General D. José Rodríguez Casademunt, en posesión de la Laureada de San Fernando y se nombra para ocupar el mismo puesto al General de División D. Ángel Rodríguez del Barrio que cesa como Gobernador Militar de Tenerife.

Ya en el mes de junio habiendo desaparecido las Capitanías Generales, siendo sustituidas por Divisiones Orgánicas; y tanto el archipiélago Canario como el Balear por Comandancias Militares, viene como Comandante Militar de Canarias el General de División D. Enrique Salcedo Molinuevo, siendo este militar el primer Comandante Militar de las Islas Afortunadas en esta nueva etapa republicana; y cesa como tal el 31 de enero de 1936.

El segundo Comandante Militar de Canarias fue el General de División D. Joaquin Fanjul y Goñi que no duró ni un mes en el cargo.

Y así llegamos al 13 de marzo de 1936 al último Comandante Militar de Canarias; al General de División D. Francisco Franco Bahamonde.

Termino mi relato que sin querer ha pasado del año 31 al 36 con mis recuerdos de aquellos años de mi niñez que vieron nacer una Republica que al final terminó con enfrentamientos entre hermanos como fue la maldita Guerra Civil Española de 1936 a 1939.

 

Cartagena, 14 de marzo de 2013

 

[Terstimonio del amigo BALTASAR PÉREZ DE BES]

AQUEL 18 DE JULIO DE 1936 EN SANTA CRUZ DE TENERIFE, QUE YO VIVÍ Y RECUERDO


Heme aquí sentado ante mi ordenador, para tratar de recordar todos aquellos días que nos llevaron a aquella fecha, que tan marcada ha quedado en tantos españoles, y más en los que por diversas circunstancias fueron testigos.

Van a cumplirse ahora nada menos que 76 años, y aunque yo iba a cumplir 11, si siguen leyendo mis recuerdos que relaciono con lo acontecido en esos tristes días, una parte de ellos los apoyo en mis vivencias, según van aflorando a mi mente abusando de poseer buena memoria a pesar de los años que acumulo ya.

Luego continuaré con lo que Pedro Medina Sanabria ha desvelado con tanto trabajo y acierto, después de hurgar entre tantos papeles y legajos, para mostrarnos declaraciones de personajes, casi todos de la Guardia Civil, y que tomaron parte muy activa en ese día 18, si bien es verdad que a veces me permito hacer algún comentario a los mismos.

Y, finalmente lo haré con lo que mi padre Gorgonio Pérez Velasco, Capitán de la Guardia Civil y su intimo amigo y compañero desde los tiempos en que ambos eran cadetes en la Academia de Infantería de Toledo, el también Capitán del Cuerpo D. Guillermo Candón Calatayud, destinado como mi padre en la Comandancia de Santa Cruz, me contaron sobre como ellos vivieron aquel día 18 de julio de 1936, y sucesivos, cuando yo ya había dejado de ser un niño, tras haberme convertido en un hombre hecho y derecho.

Con el entonces Capitán Candón mantuve a través de los años una buena amistad hasta su fallecimiento.

Más adelante volveré a hablar de este Capitán.

Ya en año 1936 con la llegada del Frente Popular el 16 de febrero, empiezan a surgir conflictos entre la clase obrera y patrones. Y con este ambiente hostil llegamos al día 13 de marzo, en que a las 10 de la mañana llega a Santa Cruz de Tenerife, el General Franco, para hacerse cargo de la Comandancia Militar de las Islas Canarias.

En 1936, la Guardia Civil de Canarias, estaba mandada por el Coronel D. José Osuna Pineda, Jefe del 24 Tercio, si bien desde el 17de enero había quedado configurada de este modo:

Jefe accidental; el Teniente Coronel D. Emilio Baraibar Velasco, que era Primer Jefe de la Comandancia de Las Palmas.

Bajo este mando en Tenerife estaban:

El Comandante D. Ignacio Gárate Echeto, recién ascendido procedente de la Comandancia de Palencia,

Los Capitanes D. Gorgonio Pérez Velasco, D. Rafael Herrera Zayas y D. Francisco Pallás Martínez, más el Teniente D. Pedro Jiménez Moreno, Jefe de Línea al mando de la Casa Cuartel de la calle del Pilar.

Franco no fue muy bien recibido por el pueblo canario, apareciendo en las paredes de las calles pintadas contra su persona.

El día 14 se produce el asalto a la imprenta de la GACETA DE TENERIFE, por individuos armados con pistolas, los cuales fueron sorprendidos por una pareja de Guardias Civiles que se encontraban en las inmediaciones, pero consiguieron huir.

El día 17 en la Ciudad de La Laguna, grupos de elementos extremistas se personaron en Conventos  y Colegios ordenando los abandonasen a fin de pegarles fuego, al propio tiempo que dichos grupos se dedicaban por la Ciudad a cachear al personal de orden. Seguidamente se establecieron servicios lográndose no llevasen a efecto sus propósitos.

Los sucesos de los días 14 y 17 de marzo de 1936 los he sacado de unos papeles que mi padre conservaba y que pertenecían a la Comandancia  de Santa Cruz. Podía enumerar más, pero se haría largo.

A primeros de abril, se hace cargo de la Comandancia tinerfeña como Primer Jefe el Teniente Coronel D. Isidro Cáceres Ponce de León, triste personaje del que ya hablaremos, quien venía precedido y alardeaba de haberse sublevado el 10 de agosto de 1932, cuando el General Sanjurjo lo hizo contra la Republica, y haber sido deportado a Villa Cisneros.

Y a finales de este mes de abril de 1936 , es el Coronel D. Agustín Piñol Riera, que se encontraba disponible forzoso en Granada, quien pasa a mandar el 24 Tercio de la Guardia Civil con cabecera en Santa Cruz de Tenerife.

Y por esos mismos días llega también a Santa Cruz el Capitán Guillermo Candón Calatayud, procedente de la Comandancia de Málaga.

Omitía decir que mi padre a finales de marzo se había desplazado a Madrid y Barcelona, para asistir a unas reuniones, como vocal que era de la Junta Pro-Huérfanos de la Guardia Civil. Regresó a mediados del mes de abril, presentándose al Coronel de Estado Mayor D. Teódulo Gónzalez Peral, el cual a su vez le hace pasar al despacho del General Franco, que deseaba saber qué ambiente se respiraba en la Guardia Civil en esas dos capitales, donde se estaba viviendo momentos muy tensos debido al comportamiento del Frente Popular.

Franco prestaba atención a todo lo que mi padre le iba informando, cosas buenas y otras no tan buenas, sobre el pensar de la oficialidad de la Benemérita en aquellos momentos, y finalizó la entrevista con estas palabras del General:

“Ya veremos quién le pone el cascabel al gato”.

Todo esto luego en mi casa, era comentado por mi padre con su amigo y compañero el Capitán Candón. Y, como era natural, mi padre informó a su Coronel, sin que éste nada objetara.

Van pasando los meses y todo son malas noticias las que se reciben de Madrid. Con tantas huelgas y líos entre los partidos políticos; y ya se comenta sin tapujos que se aproximaba un golpe militar dirigido por el General Mola, para derribar no a la Republica, sino al Gobierno del Frente Popular. Que desde el mes de febrero las cosas no iban nada bien en España.

El Coronel Piñol nunca comentó nada relacionado con el golpe militar que se veía venir, con  sus subordinados. Pero parece ser que el Jefe de la Comandancia Ponce de León, a espaldas de su Coronel, si estaba actuando por su cuenta a favor del Alzamiento.

La gota que colmó el vaso fue el asesinato el 13 de julio de Calvo Sotelo, jefe de la oposición parlamentaria.

Ya llegamos al 18 de Julio de 1936, y en su madrugada cerca de las cinco, dan unos golpes insistiendo en ellos sobre una de las ventanas de mi casa. Mi padre con muchas precauciones, y pistola en mano, abre un poco la persiana y ve la camioneta de la Guardia Civil. El Sargento Becerra le dice, que por orden del Coronel y urgentemente debe acompañarle por estar acuartelados, habiendo sido avisados el resto de los oficiales.

Fueron momentos de confusión para mi padre, que ya se esperaba que esto iba a ocurrir de un momento a otro. Rápidamente se vistió su uniforme, calmando a mi madre, que la pobre estaba desolada pensando lo peor tal y como estaban los ánimos, entre derechas e izquierdas. Marchó mi padre y en casa quedamos en silencio.

La mañana transcurrió tranquila, y por la tarde mi hermana y yo fuimos a la casa del Coronel de la Guardia Civil, D. Juan Vara Terán que vivía en la calle Campos, a visitar a su nieta Carmencita de nuestra edad, hija del Capitán de la Guardia Civil D. Enrique Pueyo del Val y una hija de D. Juan, recién llegada de la Guinea Española donde su padre había sido jefe de la Guardia Colonial.

Debo dar unos datos relacionados con este Coronel, y son éstos: Siendo Teniente Coronel, en febrero de 1928, lo destinan para mandar la Comandancia de Santa Cruz de Tenerife, hasta agosto de 1933, que vuelve otra vez destinado a la Península. En el año 1934 asciende a Coronel  y pasa a la Guinea Española con el cargo de Subgobernador de dichos territorios. A primeros de julio de 1936 llega a Santa Cruz, donde tenía fijada su residencia, tras recibir una licencia de dos meses  por enfermedad y aprovecha su estancia en la isla, para participar en los inicios de la sublevación de los militares del día 18, en que le nombran Alcalde de Santa Cruz de Tenerife.

Dicho todo esto continúo.

Esa tarde no sé donde se encontraba el abuelo de Carmencita Pueyo Vara, pero presumo que estaba tomando parte activa en los sucesos que se estaban desarrollando en la Capital.

Al producirse el tiroteo en la plaza de la Constitución entre el Ejercito y Guardias de Asalto, vino a buscarnos un guardia civil de paisano, ignorando quien lo mandaba, para llevarnos a casa, encontrando a mi madre, Leonor, desorientada y angustiada por las noticias, que a través de nuestra radio, una “General Electric”, escuchaba de Radio Unión Madrid, y se venía abajo con las noticias que difundía, confirmando que el Golpe de Estado había fracasado, quedando reducido a pequeños núcleos en Marruecos y en las Canarias.

Menos mal que una vecina nuestra, Agustina, esposa del Teniente Navarro, de Intendencia, muy amiga de casa, la animaba diciéndola que oyera Radio Sevilla, donde el General Queipo de Llano, decía todo lo contrario y nos levantaba la moral.

Yo con mis 11 años próximos a cumplir, no acababa de comprender con claridad lo que estaba pasando. Pero los días que siguieron, sin saber nada de mi padre; oyendo todas las noches tiros; las calles sin alumbrado, y viendo pasar patrullas de soldados, no hacía presagiar nada bueno. Y con esta zozobra se vivía.

Hasta que, al fin, la sublevación quedó dominada por el lado de los alzados, y mi padre pudo retornar a casa sano y salvo.

Luego vinieron las cosas más tristes. Como consecuencia del triunfo de este levantamiento militar, que muchos tinerfeños lo celebraron alegremente, otros, por ser de ideas izquierdistas, masones, o pertenecer a sindicatos, fueron a parar con sus huesos a las cárceles; que al resultar saturadas, habilitaron como prisiones, dos pequeños barcos propiedad de Rodríguez López: el “San Isidro Labrador “y el “Isora”.

En esos primeros días que siguieron al 18, se cometieron verdaderas brutalidades y barbaridades, como hacer desaparecer personas, muy dignas y honradas, tal como el Alcalde de Santa Cruz, el Sr. José-Carlos Schwartz, y otras muchas más.

Mas triste y amargo, y que ha dejado un recuerdo que siempre quedará grabado en la Historia de Canarias, es la formación de los Consejos de Guerra de Oficiales Generales, en Audiencia Pública y Juicios Sumarísimos.

Estos debían de ser presididos por un General, y en aquellos momentos, en Canarias no había ninguno General en activo, ya que Franco “había volado” a Marruecos desde Gran Canaria, unos días después le había seguido el general Luis Orgaz Yoldi. En Tenerife movilizan, a un General de Brigada, ya en la segunda reserva, D. Francisco Pérez Martel, con 81 años cumplidos y que vivía tranquilamente, disfrutando de su retiro en La Laguna, para presidir, el Juicio que se le abre al Teniente de la Guardia de Asalto D. Alfonso González Campos, que en la tarde del 18 de ese negro día, había salido de su cuartel con sus guardias para socorrer al Gobernador Civil de la Provincia, detenido en el mismo Gobierno Civil, custodiado por soldados salidos desde el cuartel de San Carlos, donde estaba ubicado el Regimiento de Infantería nº. 38, al mando del Coronel D. José Cáceres Sánchez, al creer que el Golpe Militar había fracasado, cuando no había sido así.

Ya sabemos la suerte que le tocó vivir a este Teniente que quiso ser fiel a su juramento a la Republica con sus sombras y sus luces, pero salida de las urnas un 14 de abril de 1931.

A mi padre mucho le impresionó y afectó que la condena, para su buen amigo fuera la de ser pasado por las armas; siendo además este fusilamiento el primero realizado en la Batería del Barranco del Hierro, el 11 de agosto de 1936.

Recuerdo, que en mi casa tanto mi padre como el Capitán Candón, comentaban todos estos acontecimientos, que tan mal cariz iban tomando.

Todo Tenerife sintió y lloró la muerte del Teniente Campos, tan querido en la isla. De nada sirvieron todas las gestiones que se hicieron para conseguir su indulto. Pero Burgos, adonde todavía no había llegado Franco, ni se inmutó.

Pena, da pena que esto haya podido pasar.

Luego vinieron más Consejos de Guerra, presididos por otros Generales, sacados de la reserva y movilizados. Como era los casos de los Generales. D. Antonio Alonso Muñoz y D. Salvador Acha Caamaño.

Al Consejo de Guerra del Teniente Campos siguió el formado para juzgar al Gobernador Civil D. Manuel Vázquez Moro, que tuvo como defensor al Capitán Candón.

Al mismo tiempo se juzgaba a su secretario particular, D. Isidro Navarro López; D. Domingo Rodríguez Sanfiel, empleado de la Casa Viuda de Yanes, y presidente del Circulo Recreativo XII de Enero; y a D. Francisco Sosa Castilla que creo era carpintero y presidente de un sindicato.

Fueron todos condenados a la pena de muerte, también en la Batería del Barranco del Hierro, por el delito de “rebelión militar”.

Esa tarde del 18 de julio el Capitán de Infantería, Joaquín Vega Benavente, de paisano se encontraba en el Café Cuatro Naciones, cercano al Gobierno Civil, con un grupo de amigos manifestándose hostil al pronunciamiento militar.

Y al igual que los señores citados anteriormente, compareció ante el mismo Consejo de Guerra, que le condenó a 20 años de prisión con pérdida de su carrera, también por el tan llamado “delito de rebelión militar”.

Hasta aquí, más o menos lo que yo recuerdo del 18 de julio de 1936, en nuestro querido Santa Cruz de Tenerife.

Y prosigo para dar paso a Pedro Medina Sanabria, con su Blog MEMORIA E HISTORIA DE CANARIAS, donde con tanto trabajo y paciencia nos cuenta tantas cosas relacionadas con esa fecha del 18 de julio de 1936..

Y yo amparándome en ellas, paso a relatar lo referente a la Guardia Civil de Santa Cruz; es lo que declararon un oficial, un jefe y un guardia de la Benemérita.

El Capitán D. Rafael Herrera Zayas,- “manifiesta, que por orden de su Coronel el Sr. Piñol Riera, en la madrugada del día 18 de julio de 1936 se hace cargo de las fuerzas del Cuerpo ubicadas en el  Cuartel del Pilar, permaneciendo allí acuartelado hasta las dos de la tarde, en que recibe orden, para personarse en el Gobierno Civil y detener al Comisario de Policía, a  un Inspector y a otro Agente, detención que al final no se llevó a cabo por contraorden y aprovechando su estancia en el Gobierno Civil, pasa a visitar al ya ex Gobernador Sr. Vázquez Moro por haber sido compañeros en su juventud en el Colegio de María Cristina durante varios años, pensando no necesitaba permiso de sus superiores para realizar esta visita, en la cual le muestra su sentimiento por el hecho de ver truncada su carrera política, considerando un deber moral visitarle en tales trances.”

Nada más se sabe de lo que hablaron, y pudiera prometerle.

Desde esa visita hasta las diez de la noche nada declara el Capitán Herrera sobre su comportamiento, según su testimonio de fecha 3 de agosto de 1939. Dice, -“que a esa hora 10 de la noche recibe orden de la Comandancia Militar, de proceder al desarme de los Guardias de Asalto y otros cometidos más. Que una vez finalizados y al regresar (no dice donde), fue informado por el Capitán de Asalto D. Víctor Cortés Ramón, que el Teniente Campos había mandado recado por medio de un paisano, para que fuera a buscarle, para presentárselo a su Capitán”-. No acabo de comprender todo lo relacionado con la detención de Teniente Campos, en la forma que el Capitán Herrera lo expone, que acompañado por ese paisano se dirige a la plaza de la Constitución y le pide al Capitán D. Juan Pallero Sánchez, un soldado o clase, para que le acompañara a recoger al Teniente Campos y entregarlo a su capitán”-. Todo esto después de que en aquella tarde del 18 de julio de 1936, se hubiera registrado una ensalada de tiros entre sus guardias y los soldados, que custodiaban el Gobierno Civil, con resultado de dos muertos y heridos.

Los Guardias de Asalto al verse acosados por los soldados, optan por retirarse a su cuartel donde deponen sus armas, y dejan abandonado a su teniente en el interior del edificio del Café Suizo y por ello es más lógico emplear la palabra, “detenido “que “recogido” o “entregado”. Una vez terminado todo esto que declara el Capitán Herrera, se retiró a la Comandancia de la Guardia Civil, ya en la noche que va del 18 al 19, donde dio cuenta de sus servicios prestados, permaneciendo reunido con los demás jefes y oficiales comentando las incidencias  del día.

El Comandante D. Ignacio Gárate Echeto, nos dice:

“Por la tarde del 18 de julio de 1936, hubo un tiroteo poco antes del Toque de Oración y más tarde salió el Capitán D. Rafael Herrera Zayas con unos guardias a coger el armamento de una sección de Guardias de Asalto, que al mando del Teniente Campos hostilizó a fuerzas del Ejército. El expresado teniente y guardias fueron detenidos”

Vemos que esta declaración no concuerda con la del Capitán Herrera, que nos dice fue a las diez de la noche cuando procedió a “recoger” al Teniente Campos.

El Guardia Civil D. Ginés Montalbán Navarro, manifiesta:

“Que cuando se encontraba  en la tarde del 18 de julio de 1936 en la Comandancia de la calle San Francisco, oyó desde el pasillo, que en una de las oficinas, en la del Jefe según cree recordar, discusiones en voz alta sin  poder afirmar de que se trataba y quienes intervenían”

Según el escritor Ricardo García Luis, el Teniente Campos entregaría su arma al anochecer del día 18 de julio de 1936, al Capitán de Infantería. D. Juan Pallero Sánchez en el callejón Peligros.

Total, que no queda para mí, nada claro la forma en que fue detenido el Teniente González Campos, según todo lo comentado más arriba, y sí como lo relataré más adelante al referirme a mi amistad con el ya General de la Guardia Civil, D. Guillermo Candón Calatayud.

Hay mucho escrito por buenas plumas sobre este tema relacionado con el Teniente Campos.

Lo que yo voy a exponer a continuación, no lo puedo demostrar.

Es la conversación que una tarde del mes de agosto de 1962, mantuve con el ya General Candón, Jefe Superior de Policía de Barcelona. Siendo yo Marino Mercante, y antes de esa fecha, en 1949, mi barco había arribado al puerto de Ceuta, donde le había podido visitar, cuando siendo Teniente Coronel desempeñaba el mando de la Comandancia de la Guardia Civil en dicha ciudad-

En el año 1966, hago escala en el puerto de Bilbao, y vuelvo a visitarle siendo Gobernador Civil de Vizcaya y Jefe Provincial del Movimiento.

Siempre mantuve una larga y cordial correspondencia epistolar, hasta su fallecimiento como puedo demostrar, si así fuera necesario. Volviendo a la conversación que mantuvimos en esa tarde de agosto de 1962, aunque nada pueda demostrar, doy mi palabra de honor de que todo cuanto relato es cierto y, va a misa, como suele decirse coloquialmente.

Con mi padre, poco hablé de estos temas, tal vez por no tener muchas ocasiones para hacerlo, pero con mi amigo, el General Candón, que siempre me brindó una verdadera amistad, si pude hablar del día 18 de julio de 1936.

Esto fue lo que me contó:

“Aquella madrugada en que el Coronel Piñol, me envió su coche oficial, que como sabes lo conducía el cabo Botias, para que me presentara a toda prisa en la Comandancia; y por lo que me iba comentando algo raro estaba sucediendo. Una vez en la Comandancia, en la cual ya se encontraba tu padre, junto con Gárate y Herrera, no así el Jefe de la Comandancia, al inquirir a nuestro jefe el Coronel Piñol, el motivo de nuestra presencia a esas horas nos dice que se va a declarar el Estado de Guerra en todo el Archipiélago Canario por mandato del General Franco que se encontraba en Las Palmas, adonde había marchado para presidir el sepelio del General D. Amado Balmes Alonso.

Así nos enteramos del Golpe Militar y del levantamiento de las fuerzas de Marruecos; y ante nuestra extrañeza, nos dice, que de momento estábamos acuartelados, a las órdenes del Coronel de Estado Mayor D. Teódulo González Peral, que había asumido el Mando de la Comandancia Militar.

Cuando el Comandante Moreno Ureña, del Regimiento de Infantería, realiza la detención y destitución del Gobernador Civil, ocupando el edificio del Gobierno Civil, Isidro Cáceres Ponce de León, – nuestro Jefe de la Comandancia-, estaba en dicho edificio. Y además haciendo visitas a la Comandancia Militar, actuando a espaldas de su Coronel.

El Ejército, ocupó todos los puntos importantes de la Ciudad, y la tranquilidad parecía reinar.

La Guardia de Asalto, también permanecía acuartelada, y yo como Capitán Ayudante, permanecí siempre al lado de mi Coronel, dispuesto a cumplir cuantas ordenes diera; lo mismo que el resto de los demás. Recuerdo comimos juntos en la misma Comandancia, menos su jefe que lo hizo fuera, con su familia.

Por la tarde, ya el pueblo tinerfeño en su mayoría  mostraba su descontento, al ver soldados custodiando el Gobierno Civil, y atentos a las noticias que por radio se recibían, dando cuenta que la sublevación militar estaba en vías de fracasar.

El Capitán Herrera sale hacia el Gobierno Civil, para cumplimentar unas ordenes, y visitó al Gobernador, que creo se conocían de jóvenes. También visita esa tarde el Teniente Coronel Ponce de León al Gobernador, según parece para recabar como iban las cosas por el Gobierno.

Total, que los ánimos a esas horas de la tarde, ya estaban muy alterados; y con muchas personas junto a los cafés de Cuatro Naciones y La Peña, próximos al Gobierno Civil, entre los que se encontraba el Capitán Vega, que presumía de saber que ya había fracasado el levantamiento.

Se lo hacen saber al Gobernador, por medio de un telegrama falsificado al parecer por la madre de Sanfiel, empleada de telégrafos, y le obligan a salir al balcón para comunicárselo a los allí presentes, es decir a las personas conglomeradas en la plaza de la Constitución.

Esta noticia nos llega y nos cunde de inquietud, estando presente el Teniente Campos, de Asalto, que quiere que la Guardia Civil le secunde, por estar él dispuestos a ir a liberar al Gobernador.

El Capitán Herrera, está de acuerdo y pide una bandera para salir todos juntos, y es entonces cuando se entabla una fuerte discusión, ya que el Coronel es reacio a cometer tal locura de ir contra el Ejército, y menos cuando Campos no contaba con el resto de sus compañeros y el consentimiento de su capitán.

Piñol se niega en redondo y Herrera desiste de su actitud.

Campos, creo actuó de una forma muy noble queriendo ser fiel a su juramento a la Republica, pero llevaba las de perder como así fue.

Una vez producido el tiroteo, Piñol ordena al Sargento Becerra, que de paisano se acerque al lugar de los hechos y le mantenga informado, como así fue. El Sargento Becerra regresa al poco tiempo, diciendo que algunos guardias de asalto se vuelven a su cuartel, repelidos por los soldados, que custodiaban el Gobierno Civil, y ve dos camionetas más con soldados que toman posiciones; y cree que el Teniente Campos se ha visto forzado a refugiarse en el interior del Café Suizo.

Ante estas noticias, es cuando Piñol a través de Garate, ordena a Herrera, que con una sección de guardias se dirija al Café Suizo para detener al Teniente Campos, cosa que efectúa sin ninguna resistencia por parte de Campos, al que encuentra sentado en la escalera, bastante abatido y sólo, y por supuesto muy extrañado que fuera Herrera el encargado de su detención, como así no los manifestó de regreso a la Comandancia, después de proceder a la entrega de Campos, que no recuerdo si lo hizo en la Comandancia Militar o en cuartel de Almeida. Estábamos, ya pasada la media noche, es decir al comienzo del día 19, reunidos en el despacho del Ponce de León, comentando las  incidencias del día, y que consecuencias nos podían sobrevenir de no triunfar este golpe, como ocurrió el dado por Sanjurjo en 1932.

Piñol que estaba  presente, nos decía que la Guardia Civil estaba para mantener el orden, y que no nos preocupáramos, mandando nos fuéramos a descansar y se quedara uno de nosotros de guardia por si surgía alguna novedad se la comunicáramos.

Pasados unos días parecía que las cosas transcurrían, dentro de lo que cabe, con cierta normalidad.

Pero empezaron con los Consejos de Guerra y no sé de donde salieron tantos falangistas; y empezó a cundir el pánico.

Lo peor era que Ponce de León lo secundaba y colaboraba, teniendo Piñol que llamarle la atención en varias ocasiones, pues su conducta no era nada digna de un Guardia Civil, y como se mantenía en su actitud, y hacía cosas a espaldas del Tercio, Piñol consigue, por mandato del General Dolla ya en el mes de diciembre, que entregue el mando de la Comandancia, y lo designen para el mando de las Milicias Armadas de Falange Española de la Provincia. Y más tarde como proseguía con sus abusos, pasa disponible forzoso a Valladolid.

Cuando termina la guerra, y tanto tu padre como yo ascendimos a comandantes, Ponce  de León es también coronel mandado el Tercio de Santander. Y en julio de 1939, presenta parte por escrito a la Inspección General de la Guardia Civil, denunciando la conducta  observada por Gárate, Herrera, tu padre y yo, en la madrugada del día 18 de julio de 1936; declarando que éramos contrarios al Alzamiento. Bueno me imagino que tu padre te contaría como terminó esta dichosa denuncia conocida como causa, nº 88 año 1940.”-

Hasta aquí, he tratado de reconstruir mi conversación con el General, Candón de la mejor forma y haciendo un esfuerzo de memoria.

Así, es como recuerdo aún ese triste 18 de julio de 1936.

En Cartagena hoy también 18 de julio, pero de 2012.

Baltasar Pérez Bés.

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Agradezco a Don BALTASAR PÉREZ BÉS, testigo excepcional del 18 de julio de 1936, este valioso testimonio personal, que me ha enviado por correo electrónico, para su publicación en este blog dedicado a la Historia y Memoria de Canarias.

Como nos ha dejado indicado RONALD FRASER, el gran hispanista e historiador maestro de la Recuperación de la Memoria Oral, – fallecido con 81 años, el pasado 10 de febrero de 2012, en Valencia- , comprender el pasado es una de las claves para comprender el presente.

Una vez más, se pone de manifiesto lo importante que es recordar lo de nosotros y recordarlo a otros.

La Historia también se puede construir con la Memoria.