MASONERÍA, SEGUNDA REPÚBLICA Y GUERRA CIVIL


En en 1931, durante la redacción y discusión del texto de la Constitución de la Segunda República Española, los masones jugaron un papel muy significativo.

La Constitución de la Segunda República recogería en su Declaración de Principios, libertades reclamadas y proclamadas por los masones, tales como la igualdad ante la Ley, el derecho a justicia gratuita, la separación Iglesia-Estado, el matrimonio civil y el divorcio, la legitimación de los hijos naturales, y la enseñanza neutra, obligatoria y gratuita, además de que el gobierno fuera elegido por sufragio.

Producida la sublevación militar del 18 de julio de 1936 en Tenerife, las fuerzas franquistas ocuparon los locales de las logias masónicas canarias: Añaza en Santa Cruz de Tenerife, Acacia nº 4 de Las Palmas, y Abora nº 2 en Santa Cruz de La Palma.

En la ocupación del templo masónico de la calle San Lucas en Santa Cruz de Tenerife, participaría el sargento JACINTO CASARIEGO CAPRARIO, conspicuo masón, por orden del Coronel de Estado Mayor TEÓDULO GONZÁLEZ PERAL, del cual se ha dicho que también era masón, hecho bastante habitual en altos mandos militares.

Como muestra de conspicuos masones, basta con citar solamente dos nombres de generales golpistas: MIGUEL CABANELLAS FERRER y GONZALO QUEIPO DE LLANO.

Sin embargo, su decisiva actuación como voluntario del 18 de julio de 1936, no libraría, posteriormente, a JACINTO CASARIEGO CAPRARIO del trance de verse sometido al preceptivo Expediente de Depuración Política, por haber sido masón, ya que los jefes alzados disponían de su ficha masónica en la cual constaban estos datos:

Nombre profano: Casariego Caprario, Jacinto

Nombre Simbólico: Copernico

Grado: 18

Fecha de alta: 27-12-1920

Estado actual: Activo

Naturaleza: Santa Cruz de Tenerife

Profesión: Empleado

Logia: Añaza

Observaciones: 1892 (Sargento de Infantería hoy)