LA MUERTE DE FERNANDO VII


El 29 de septiembre de 1833 se publica la Gaceta Extraordinaria de Madrid número 119.

En su portada leemos:

Excmo. Sr: Desde que anunciamos á V.E. con fecha de ayer el estado en que se hallaba la salud del REY nuestro Señor, no se había observado en S.M. otra cosa notable que la continuación de la debilidad de que hablamos a V.E.. Esta mañana advertido que se le había hinchado a S.M. la mano derecha; y aunque este síntoma se presentaba aislado, temerosos de que sobreviniera alguna congestión fatal en los pulmones ó en otra víscera de primer orden, le aplicamos un parche de cantáridas al pecho, y dos a las extremidades inferiores, sin perjuicio de los que en los últimos días se le habían puesto en estos mismos remos, y en la nuca.

Siempre en expectación, permanecimos al lado de S,M. hasta verle comer y nada de particular notamos: pues comió como lo había hecho los dias precedentes.

Le dejamos en seguida en compañía de S.M. la REINA, para que se entregase un rato al descanso, según constumbre; mas á las tres menos cuarto sobrevino al REY repentinamente un ataque de apoplegía tan violento y fulminante, que á los cinco minutos, sobre poco más o menos, terminó su preciosa existencia.

Dios guarde á V.E. muchos años. Palacio 29 de septiembre de 1833.= Excmo. Sr,= Pedro Castelló.= Manuel Damían Perez.= Sebastian Aso Travieso.= Excmo. Sr. sumiller de corps de S.M.

 

REALES DECRETOS

 

A las tres menos cuardo de la tarde de hoy ha sido Dios servido de llamar para sí el alma de mi muy caro y amado Esposo el REY DON FERNANDO, que está en gloria; y como REINA GOBERNADORA, durante la menor edad de mi augusta HIJA la REINA Doña ISABEL II, lo participo al Consejo con todo el dolor que corresponde á la ternura de mi natural sentimiento, para que se tomen las providencias que en semejantes casos se acostumbran.= Está rubricado de la Real mano.= Palacio 29 de Setiembre de 1833.= Al duque presidente del Consejo Real.

Como REINA gobernadora de estos Reinos, durante la menor edad de mi muy cara y amada Hija la REINA Doña ISABEL II, y para que no se detenga el despacho de los negocios del Estado por la muerte de mi muy caro Esposo y Señor el REY D. FERNANDO, que está en gloria, acaecida hoy á las tres menos cuarto de la tarde, he venido en confirmar a los secretarios de Estado y del Despacho D. Francisco de Zea Bermudez, D. Josef de la Cruz, el conde de Ofalia, D. Juan Gualberto González y D. Antonio Martínez, y mandar que continúen en el ejercicio de sus respectivos crgos. Tendréislo entndido, y los comunicaréis á quien corresponda. Palacio 29 de Setiembre de 1833.= A D. Francisco de Zea Bermudez.= Está rubricado de la Real mano.

Su hija Isabel María Luisa que había nacido el 10 de octubre de 1830, no tenía ni tres años de vida.

La joven viuda María Cristina, que tenía 27 años, actuó como Regente, Reina Gobernadora, durante la minoría de edad de su hija ISABEL, gobernando ininterrumpidamente hasta 1840, en que hubo de entregar la regencia al general Espartero.

El 18 de diciembre de ese mismo año 1833, cuando no habían transcurrido ni tres meses desde la muerte de su muy caro y amado Esposo el REY DON FERNANDO, que está en gloria, María Cristina REINA GOBERNADORA, se había repuesto del dolor que corresponde á la ternura de su natural sentimiento, y se casó en Quitapesares, con un guapo miembro de la guardia palaciega, FERNANDO MUÑOZ SÁNCHEZ

Este otro Fernando, contaba 24 años,

Había sido antiguo mancebo de barbería, hijo de un estanquero de Tarancón.

Convertido en marido de la reina gobernadora, no perdió el tiempo.

Su augusta esposa lo ennoblecería haciéndolo duque de Riansares, Grande de España, e incluso  otorgándole el Toisón de Oro.

El sargento FERNANDO MUÑOZ SÁNCHEZ, alcanzaría el grado de Teniente General.

Y amasaría una gran fortuna, depredando el Patrimonio Nacional.

Llegaría a ser llemado hasta Fernando Octavo.

El matrimonio morganático de ambos fue mantenido en secreto, para que la esposa no perdiera la condición de Reina Gobernadora.

Aunque era un secreto a voces, pues la reina asiste a la inauguración de la Cortes e 1834, con muestras inequívocas de una preñez avanzada.

María Cristina quedó preñada varias veces, dando a luz a siete vástagos:

1.- María Amparo, condesa de Vista Alegre (1834–1864)

2.- María de los Milagros, Marquesa de Castillejo (1835–1903)

3.- Agustín, duque de Tarancón (1837–1855)

4.- Fernando, duque de Riansares y Tarancón (1838–1910)

5.- María Cristina, marquesa de Isabela (1840–1921)

6.- Juan, conde del Recuerdo (1844–1863)

7.- José, conde de García (1846–1863).

Las crónicas cuentan que hubo de ser retirada hasta de un Consejo de Ministros porque le sobrevino el parto.

Se atribuye a la Condesa del Campo Alange esta frase: « La reina está casada en secreto y embarazada en público».

Después de haber estado desterrada en París, María Cristina retornaría a España, volviendo a gobernar, siendo autorizada a contraer matrimonio con su ya marido Fernando, por un decreto de 11 de octubre de 1844, amparada por el espadón del general Narváez.

O sea que se casó dos veces con el mismo hombre.

 

TRES REINAS


 

1

MARIA LUISA

Esposa de CARLOS IV

2

MARIA CRISTINA

Esposa de FERNANDO VII

3

ISABEL II

Reina de ESPAÑA

1

MARÍA LUISA DE PARMA, hija de Felipe, duque de Parma, contrajo matrimonio en 1765, con su primo CARLOS IV, rey de España desde el 14/12/1788 hasta el 19/3/1808.

María Luisa resultó preñada veinticuatro veces, alumbrando catorce hijos, de los cuales solamente siete alcanzaron la edad adulta:

1.-

Carlota Joaquina (25 de abril 17757 de enero de 1830).

Casaría con Juan VI de Portugal.

2.-

María Amalia (9 de enero 177927 de julio 1798).

Casaría con su tío Antonio Pascual de Borbón, Infante de España (hijo de Carlos III).

3.-

María Luisa (6 de julio 178213 de marzo de 1824).

Casaría con Luís de Borbón-Parma.

4.-

Fernando VII de España (14 de octubre de 1784 – 29 de septiembre de 1833).

5.-

Carlos María Isidro (29 de marzo de 178810 de marzo 1855).

Conde de Molina, cabeza de carlismo y pretendiente al trono de España, invocando la Ley Sálica.

6.-

María Isabel (6 de julio 178913 de septiembre de 1848).

Casaría con su primo Francisco I de las Dos Sicilias y después con Francisco Condé del Balzo.

7.-

Francisco de Paula, duque de Cádiz (10 de marzo de 179413 de agosto 1865). Casaría con su sobrina, Luisa Carlota, hija de su hermana María Isabel y Francisco I de las Dos Sicilias.

Su primogénito, FRANCISCO DE ASÍS DE BORBÓN, se casaría con su prima ISABEL II reina de España.

* * * * *

Juan Balansó, en su libro La corona vacilante, aporta un testimonio de Fray Juan de Almaraz, último confesor de la reina esposa de Carlos IV.

La reina María Luisa le había confesado, que ninguno de sus hijos era de su esposo, con el encargo de que revelara tal secreto después de su muerte.

Si fue un desvarío de la reina al sentir próxima la muerte, o realmente deseaba descargar su conciencia por haber faltado a su fidelidad matrimonial y contra el sexto mandamiento, no lo podemos aseverar.

Para dar verosimilitud a tal testimonio, Balansó inserta una nota a pie de página, haciendo constar que la soberana había excluido a todos sus hijos de la sucesión universal en su testamento.

Si Fray Juan hubiese revelado lo sabido en confesión, hubiera puesto en un brete a la dinastía borbónica.

2

 

MARÍA CRISTINA DE BORBÓN DOS SICILIAS, hija de Francisco I rey de las Dos Sicilias y de la infanta María Isabel de Borbón, hija María Luisa, fue la cuarta esposa del indeseable y felón FERNANDO VII «rey deseado».

Era por tanto sobrina de su regio esposo, al ser nieta de María Luisa de Parma, reina de España como esposa de Calos IV, tal como ha quedado expuesto.

Durante su matrimonio con el rey Fernando VII, tuvo dos hijas:

Isabel y Luisa Fernanda de Borbón.

La Ley Sálica que vetaba el acceso al trono a las hembras, había sido derogada por Carlos IV, pero tal derogación no llegó a publicarse, cosa que si efectuó su hijo Fernando VII, para poder transmitir la corona a su hija Isabel.

Esta herencia sería disputada por Carlos Isidro, hermano de Fernando VII, originando las guerras carlistas, que ensangrentarían el país durante el siglo XIX.

El 29 de septiembre de 1833 se publica la Gaceta Extraordinaria de Madrid número 119.

En su portada leemos:

Excmo. Sr.: Desde que anunciamos á V.E. con fecha de ayer el estado en que se hallaba la salud del REY nuestro Señor, no se había observado en S.M. otra cosa notable que la continuación de la debilidad de que hablamos a V.E. Esta mañana advertido que se le había hinchado a S.M. la mano derecha; y aunque este síntoma se presentaba aislado, temerosos de que sobreviniera alguna congestión fatal en los pulmones ó en otra víscera de primer orden, le aplicamos un parche de cantáridas al pecho, y dos a las extremidades inferiores, sin perjuicio de los que en los últimos días se le habían puesto en estos mismos remos, y en la nuca.

Siempre en expectación, permanecimos al lado de S.M. hasta verle comer y nada de particular notamos: pues comió como lo había hecho los días precedentes.

Le dejamos en seguida en compañía de S.M. la REINA, para que se entregase un rato al descanso, según costumbre; mas á las tres menos cuarto sobrevino al REY repentinamente un ataque de apoplegía tan violento y fulminante, que á los cinco minutos, sobre poco más o menos, terminó su preciosa existencia.

Dios guarde á V.E. muchos años. Palacio 29 de septiembre de 1833.= Excmo. Sr.,= Pedro Castelló.= Manuel Damían Perez.= Sebastian Aso Travieso.= Excmo. Sr. Sumiller de corps de S.M.

 

 

REALES DECRETOS

 

A las tres menos cuarto de la tarde de hoy ha sido Dios servido de llamar para sí el alma de mi muy caro y amado Esposo el REY DON FERNANDO, que está en gloria; y como REINA GOBERNADORA, durante la menor edad de mi augusta HIJA la REINA Doña ISABEL II, lo participo al Consejo con todo el dolor que corresponde á la ternura de mi natural sentimiento, para que se tomen las providencias que en semejantes casos se acostumbran.= Está rubricado de la Real mano.= Palacio 29 de Setiembre de 1833.= Al duque presidente del Consejo Real.

Como REINA gobernadora de estos Reinos, durante la menor edad de mi muy cara y amada Hija la REINA Doña ISABEL II, y para que no se detenga el despacho de los negocios del Estado por la muerte de mi muy caro Esposo y Señor el REY D. FERNANDO, que está en gloria, acaecida hoy á las tres menos cuarto de la tarde, he venido en confirmar a los secretarios de Estado y del Despacho D. Francisco de Zea Bermudez, D. Josef de la Cruz, el conde de Ofalia, D. Juan Gualberto González y D. Antonio Martínez, y mandar que continúen en el ejercicio de sus respectivos cargos. Tendréislo entendido, y los comunicaréis á quien corresponda. Palacio 29 de Setiembre de 1833.= A D. Francisco de Zea Bermudez.= Está rubricado de la Real mano.

Su hija ISABEL María Luisa que había nacido el 10 de octubre de 1830, no tenía ni tres años de vida.

La joven viuda María Cristina, que tenía 27 años, actuó como Regente durante la minoría de edad de su hija Isabel, gobernando ininterrumpidamente hasta 1840, en que hubo de entregar la regencia al general Espartero.

El 18 de diciembre de ese mismo año 1833, cuando no habían transcurrido ni tres meses desde la muerte de su muy caro y amado Esposo el REY DON FERNANDO, que está en gloria, María Cristina REINA GOBERNADORA, repuesta del dolor que corresponde á la ternura de su natural sentimiento, se casó en Quitapesares, con un guapo miembro de la guardia palaciega, FERNANDO MUÑOZ SÁNCHEZ, que contaba 24 años, antiguo mancebo de barbería, hijo de un estanquero de Tarancón, quien se las supo arreglar agarrando todos los honores que pudo, como marido de la reina, pues ésta lo ennoblecería haciéndolo Duque de Riansares, Grande de España, e incluso le otorga el Toisón de Oro. El sargento FERNANDO MUÑOZ SÁNCHEZalcanzaría el grado de Teniente General. Y amasaría una gran fortuna, depredando el Patrimonio Nacional.

Este matrimonio morganático fue mantenido en secreto, por la Corte, para que la Reina Gobernadora no perdiera la condición de Reina. Aunque era un secreto a voces, pues la reina asiste a la inauguración de la Cortes en 1834, con muestras inequívocas de una preñez avanzada.

MARÍA CRISTINA fue preñada por FERNANDO MUÑOZ SÁNCHEZ varias veces, dando a luz a siete vástagos:

1.- María Amparo, condesa de Vista Alegre (1834–1864)

2.- María de los Milagros, Marquesa de Castillejo (1835–1903)

3.- Agustín, duque de Tarancón (1837–1855)

4.- Fernando, duque de Riansares y Tarancón (1838–1910)

5.- María Cristina, marquesa de Isabela (1840–1921)

6.- Juan, conde del Recuerdo (1844–1863)

7.- José, conde de García (1846–1863).

Las crónicas cuentan que hubo de ser retirada hasta de un Consejo de Ministros porque le sobrevino el parto.

Se atribuye a la Condesa del Campo Alange esta frase:

«La reina está casada en secreto y embarazada en público».

Por otro lado, la rumorología popular se refería al preñador FERNANDO MUÑOZ SÁNCHEZ, con el sobrenombre de FERNANDO OCTAVO.

 

Después de haber estado desterrada en París, MARÍA CRISTINA retornaría a España, volviendo a gobernar, siendo autorizada a contraer matrimonio con su ya marido Fernando, por un decreto de 11 de octubre de 1844, amparada por el espadón del general NARVÁEZ.

O sea que se casó dos veces con el mismo hombre.

Y por ser sobrina de su primer esposo, el Rey FERNANDO VII, presentaba esta nada singular peculiaridad:

MARÍA CRISTINA era madre y PRIMA de sus hijas ISABEL y LUISA FERNANDA.

 


3

ISABEL DE BORBÓN, sería declarada mayor de edad a los trece años, como hemos visto.

Reinaría como ISABEL II de España hasta 1868, año de La Gloriosa.

Al cumplir los 16 años contrajo matrimonio con su primo el infante FRANCISCO DE ASÍS DE BORBÓN, duque de Cádiz.

Matrimonio arreglado por el gobierno, ante la presión internacional.

El político grancanario, que alcanzaría gran relieve nacional, FERNANDO LEÓN Y CASTILLO, dejó relatado durante su exilio en Francia, que ISABEL II odiaba a su primo y marido Francisco de Asís, de quien algunos autores han dicho que era bisexual y/u homosexual.

La misma Reina comentó que en la noche de bodas, FRANCISCO DE ASÍS tenía sobre su cuerpo más puntillas que ella misma.

DOCE HIJOS DE ISABEL II

 

Ricardo de la Cierva y Hoces, catedrático de historia *, ha dejado establecida esta lista de los vástagos de ISABEL II:

1.-

20 de mayo de 1849

Varón fallecido en el parto, hijo del marqués de Bedmar.

2.-

12 de julio de 1850

Varón fallecido a los cinco minutos de nacer, enterrado en el Panteón de Príncipes de El Escorial, hijo, probablemente, del rey consorte don Francisco de Asís de Borbón.

3.-

20 de diciembre de 1851

Infanta María Isabel Francisca de Asís, popularmente la Chata, princesa de Asturias hasta el nacimiento de Alfonso XII, hija del comandante José Ruiz de Arana.

4.-

5 de enero de 1854

Infanta María Cristina, muerta a las pocas horas, enterrada en el Panteón escurialense, de padre desconocido.

5.-

23-24 de noviembre de 1855

Un aborto avanzado, tras haber publicado la Gaceta de Madrid el embarazo real el 24 de septiembre.

De padre no determinado.

6.-

20 de junio de 1856

Un nuevo aborto, de padre no determinado.

7.-

28 de noviembre de 1857

Alfonso, príncipe de Asturias y más tarde rey de España con el nombre de Alfonso XII, probablemente hijo del teniente de ingenieros Enrique Puig Moltó.

8.-

26 de diciembre de 1859

Infanta Concepción, muerta a los veintiún meses, hija del rey consorte.

9.-

4 de junio de 1861

Infanta Pilar, fallecida a los diecisiete años, hija de Miguel Tenorio de Castilla, político y escritor.

10.-

23 de junio de 1862

Infanta Paz, hija también de Miguel Tenorio de Castilla.

Fallecida en Munich (Alemania) el 4 de diciembre de 1946.

11.-

12 de febrero de 1864

Infanta Eulalia, hija asimismo de Miguel Tenorio de Castilla.

Fallecida en 1958.

12.-

24 de enero de 1866

Infante Francisco de Asís Leopoldo, fallecido a los veintiún días.

No se ha establecido que tuviese más descendencia durante su exilio.

* * * * * * * * * *

Fuentes utilizadas:

Carlos Fisas: Las anécdotas de los Borbones.

Wikipedia.

* * * * * * * * * * *

El catedrático de historia* RICARDO DE LA CIERVA Y HOCES, calificó de error, tremendo error, la decisión del Rey Juan Carlos I, designando a ADOLFO SUÁREZ GONZÁLEZ, Jefe del Gobierno de España, en 1976.

Poco después, RICARDO DE LA CIERVA Y HOCES, aceptó ser ministro  del Gobierno presidido por ADOLFO SUÁREZ GONZÁLEZ.

*

https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2013/04/20/la-catedra-de-ricardo-de-la-cierva/

EN UNA PLAYA DE MÁLAGA EN 1962


En el verano de 1962, hice mi primer viaje a la Península, viajando en el Ciudad de Palma, arribando por Cádiz.

Aquí tomé un tren correo hasta Madrid, adonde llegué día medio después.

Fue mi primera experiencia vital con el ferrocarril.

El tren era de carbón hasta Córdoba.

En la estación de esta Ciudad pasé la noche, durmiendo sobre una de aquellas grandes cajas que se utilizaban para transportar objetos, por vía férrea.

A la mañana siguiente, cuando desperté, tenía marcas en la espalda de los listones de la caja.

Pero cuando uno es joven, estos detalles no tenían efecto alguno sobre nuestros inmaduros huesos y músculos.

De Madrid me dirigí hasta El Escorial, donde pasaría un mes en la Universidad María Cristina de los Agustinos, asistiendo a un curso intensivo de debates y conferencias,

Conferencias magistrales, dictadas por conspicuos catedráticos universitarios de aquella época, entre los que recuerdo a ADOLFO MUÑOZ ALONSO, ENRIQUE FUENTES QUINTANA, ENRIQUE RUIZ GARCÍA, JOSÉ LUÍS SAMPEDRO, JUAN VELARDE FUERTES, MANUEL FRAGA IRIBARNE, y un joven becario Fullbright de nombre AMANDO RODRÍGUEZ DE MIGUEL.

El curso estaba enfocado hacia el futuro desarrollo de España, una vez superada la autarquía franquista, que tanto nos había retrasado como país.

Los alumnos habíamos sido escogidos, selectos para constituir una «tribu», con lo más granado del último curso preuniversitario o primero de universidad, que habíamos destacado por nuestras excelentes calificaciones. Uno por provincia.

Vamos, que éramos los empollones de las 50 provincias españolas.

Bueno para ser más preciso, debería decir 49, porque, extrañamente, de la provincia occidental canaria, no asistió nadie.

Así pues yo era el único canario.

De los compañeros de aquel curso conservo fotos, pero lamentablemente, no sus nombres.

Por su relevancia posterior, me viene a la memoria, Gabi, Gabriel Cisneros, que con el devenir histórico, llegaría a ser padre de la actual Constitución Española de 1978, y víctima de la terrorista banda ETA, a cuya acción violenta sobrevivió.

Compartí mesa con otros dos muchachos, tan pipiolos como yo, cuyos nombres he olvidado.

Uno era sobrino del gran arquitecto Fisac.

El otro era un mocetón asturiano, que nos llamaba guajes a nosotros. Y al que acabamos rebotándole el apelativo bable, refiriéndonos a él, y dirigiéndonos a su persona, llamándole guaje.

Si recuerdo con total nitidez, y entrañable cariño, al andaluz JUAN DE MATA RODRIGO, con quien volvería a reencontrarme en La Laguna (Tenerife), muchos años después, por medio de nuestros respectivos hijos, que eran coetáneos, en una circunstancia improbabilísima.

Cuando acabó el curso escurialense, tras haber pasado un sofocante mes en medio de la Meseta, y su canícula, privado de la visión y presencia del mar, tan esencial para nosotros los canarios, tomé el tren hasta Málaga, donde debía embarcar en la motonave Villa de Madrid, para retornar a Gran Canaria.

Después de dejar en tren en la estación de ferrocarriles de  Málaga, subí al «camión de Carranque», un autobús. que me condujo hasta la residencia juvenil de Carranque, donde una vez registrado, dejé mi equipaje en la habitación, puse un bañador y una toalla en la mochila, y me dirigí hacia la costa, en búsqueda de la playa más cercana, con el objeto de poder disfrutar de un baño de mar.

Entré en una playa, a la cual se accedía pagando una entrada, porque proporcionaba servicios de vestuarios y duchas, que se denominaba Baños del Carmen.

En ese momento, estaba tan deseoso de sumergirme en el mar, que ni me cuestioné el hecho de que fuera una playa acotada, de pago, sin libre acceso para el público.

Algo insólito para mi, acostumbrado como estaba, al uso libre de las playas de mi Gran Canaria natal, donde todas las playas eran abiertas.

Rápidamente me introduje en el mar Mediterráneo, y me di una zambullida, o como decimos en Canarias, un «margullo».

Margullando, al estilo canario, con los ojos abiertos, me percaté de que había una gran maroma sumergida.

Con la ayuda de Arquímedes y Pascal, elevé la gran soga, para cerciorarme de los que estaba viendo.

Emergí la cabeza fuera del agua y miré hacia ambos lados de la playa, sorprendiéndome ver que la gente me observaba.

Entonces me percaté de la razón de la gran maroma.

Era la barrera separadora de hombres y mujeres en la playa.

Y yo estaba sujetando la gruesa maroma, desde el lado de las mujeres.

Entonces, yo era un joven espigado y delgado, de tez y piel blanca, que medía un metro ochenta y cinco centímetros. Estatura bastante superior a la media de aquellos años.

Quizás por ello, también era objeto de la observación de los bañistas de aquella playa acotada.

No permanecí mucho tiempo en aquella playa malagueña, Baños del Carmen.

La sensación marina no me agradó.

Mi juvenil cuerpo acostumbrado al embate de nuestro abierto Océano Atlántico, no aceptaba aquel efecto «caldo» del cerrado Mar Mediterráneo.

Tras ducharme, secarme y vestirme, abandoné los Baños del Carmen.

Al pasar la puerta pregunté a un viandante por la razón del nombre.

La respuesta que recibí fue que la playa era propiedad de la Iglesia.

En aquellos años, era Arzobispo de Málaga el Cardenal ÁNGEL HERRERA ORIA.

Y en sus instalaciones, las mujeres eran mantenidas separadas de los hombres.

Pecado, pecado, pecado, ….