PROPONIENDO INHIBICIÓN EN SUMARIO DE URGENCIA 51216


 475  N.1,990,313

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A U T O

En Baza a Catorce de Febrero de mil novecientos cuarenta.-

La orden del Ilmo Sr. Auditor de Guerra de Granada, unase al sumario de su razón y

RESULTANDO:

Que el encartado en este procedimiento sumarísimo de urgencia numero 51,216, PEDRO GARCIA CABRERA, su actuación politico-social la tuvo en Santa Cruz de Tenerife, en cuya Isla ostento infinidad de cargos directivos en Asociaciones y Partidos de izquierdas, contribuyendo personalmente como Redactor de Diarios a incitar a los habitantes de aquellas Islas a rebelarse en contra de los Sagrados intereses de la Patria, acusado asi mismo de ser autor de la propuesta de destitución de S.E. el Generalisimo Franco, cuando egercia el cargo de Capitan General de las Islas Canarias, hecho acaecido poco antes de la iniciación de N.G.M.N. lo que demuestra la gran peligrosidad del encartado mencionado.

CONSIDERANDO:

Que siendo el en encartado en este procedimiento autor de innumerables hechos delictivos en Santa Cruz de Tenerife y teniendo en cuenta su mucha peligrosidad y asi mismo haber tenido su actuación delictiva mas destacada en la Ciudad ya citada por cuyo motivo en ella se pueden tener elementos de juicio suficientes para enjuiciar al inculpado es por lo que procede inhibirse a favor del Ilmo Sr. Auditor de Guerra de Santa Cruz de Tenerife, por las razones aducidas anteriormente

Vistos los articulos pertinentes y de aplicacion.

S.S. por ante mi el Secretario dijo% Que debía proponer y proponía la inhibición de este sumarísimo de urgencia a favor del Ilmo Sr. Auditor de Guerra de Santa Cruz de Tenerife: a cuyo efecto se elevará este procedimiento al Ilmo Sr. Auditor de Guerra de Granada, por si tiene a bien ratificar el acuerdo propuesto en este Auto

Asi lo mandó y firma Don Manuel Gomez Garcia, Teniente provisional de Infanteria, Juez Militar numero 53, con residencia en Baza de que yo el Secretario doy fe.

[Firmas rubricadas de MANUEL GÓMEZ GARCÍA y MANUEL TORRES CUADRADO]

DILIGENCIA:

La extiendo para hacer constar yo el Secretario, que el presente procedimiento consta de catorce folios utiles, y se remite al Ilmo Sr. Auditor de Guerra de Granada hoy dia catorce de Febrero de mil novecientos cuarenta. Doy fe.

[Firma abreviada de MANUEL TORRES CUADRADO, Sargento Secretario fedatario]

Cfr.: A-TMTQ 8113-260-9.- Causa 96 de 1937.- Folio 475.

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Yerra el Instructor MANUEL GÓMEZ GARCÍA al referirse a FRANCISCO FRANCO BAHAMONDE, como Capitán General de las Islas Canarias.

El cargo desempeñado por el entonces General de división FRANCISCO FRANCO BAHAMONDE, fue el de COMANDANTE MILITAR DE CANARIAS.

 

https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2014/05/05/nombramiento-y-cese-de-francisco-franco-bahamonde/

FRANCISCO FRANCO BAHAMONDE había sido nombrado COMANDANTE MILITAR de Canarias, por Decreto de fecha 21 de febrero de 1936, publicado en la página 1547 de la Gaceta de Madrid núm. 54 del día 23.

Aquel Decreto rezaba así:

A propuesta del Ministro de la Guerra,

Vengo en nombrar Comandante Militar de Canarias al General de división D. Francisco Franco Bahamonde, actual Jefe del Estado Mayor Central del Ejército.

Dado en Madrid a veintiuno de Febrero de mil novecientos treinta y seis.

NICETO ALCALA-ZAMORA Y TORRES

El Ministro de la Guerra,

Carlos Masquelet Lacaci.

FRANCISCO FRANCO BAHAMONDE sería cesado por el Gobierno Republicano de España, en el puesto de Comandante Militar de Canarias por Decreto de fecha 18 de julio de 1936, publicado en la página 724 de la Gaceta de Madrid núm. 201 del día 19.

Dicho Decreto era de este escueto tenor:

A propuesta del Ministro de la Guerra,

Vengo en disponer que el General de División D. Francisco Franco Bahamonde cese en el mando de la Comandancia Militar de Canarias.

Dado en Madrid a dieciocho de Julio de mil novecientos treinta y seis.

MANUEL AZAÑA

El Presidente del Consejo de Ministros y Ministro de la Guerra

SANTIAGO CASARES QUIROGA

En este mismo número 201 de la Gaceta de Madrid del día 19 de julio de 1936, y en su página anterior 723, habían sido publicados muchos otros decretos, sobresaliendo el primero de ellos, mediante el cual había sido anulado el estado de guerra proclamado por los sublevados.

DECRETO

A propuesta del Ministro de la Guerra y de acuerdo con el Consejo de Ministros.

Vengo en decretar la anulación de la declaración del estado de guerra en todas las plazas de la Península, Marruecos, Baleares y Canarias, donde se haya dictado esta medida, quedando incursos en las máximas responsabilidades penales los infractores de este Decreto, y relevadas de obediencia a los Jefes facciosos las fuerzas militares.

Dado en Madrid a dieciocho de Julio de mil novecientos treinta y seis.

MANUEL AZAÑA

El Presidente del Consejo de Ministros y Ministro de la Guerra

SANTIAGO CASARES QUIROGA

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A la vista de los documentos gacetarios expuestos, resultan inaceptables las múltiples referencias al General FRANCO como CAPITÁN GENERAL DE CANARIAS.

Referencias multiplicadas en infinidad de artículos y libros de conspicuos historiadores.

Historiadores, a los que, como mínimo, debemos considerar como poco rigurosos e inescrupulosos.

Además de poco respetables por su falta de respeto con la VERDAD Histórica.

De otra índole es la referencia diacrónica a la Comandancia MILITAR de las Islas Canarias como Comandancia GENERAL. Término éste último que aparece depués de la sublevación militar contra el Gobierno Republicano de España.

Cfr.:

https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2011/10/31/desempenaron-el-mando-de-esta-comandancia-general/

BREVE HISTORIA DEL ACORAZADO «JAIME I»


Las primeras reacciones tras los desastres navales de Cavite y Santiago de Cuba, donde se perdió la casi totalidad de las Escuadras mandadas por los almirantes Montojo y Cervera, no favorecieron ciertamente el resurgir de la marina. España quedaba en un estado latente de indiferencia naval, mientras su flota militar se reducía a un pequeño número de buques en su mayoría obsoletos, incluyendo a los que todavía se encontraban en la grada, pues correspondían a proyectos anteriores a la Ley de Escuadra del año 1887.

Pero la realidad es que, al iniciarse el siglo XX, la Marina de Guerra española se hallaba absolutamente desprestigiada no sólo ante la opinión pública, sino ante los gobiernos habidos bajo el reinado de la Regente doña María Cristina.

Ya bajo el reinado del nuevo soberano Alfonso XIII, la Marina de Guerra asistiría a un proceso de cierto desarrollo, que muy pronto se vería frenado por la incomprensión de los sucesivos gobiernos de los primeros años del reinado de Alfonso XIII, cuyas consecuencias favorecían a las potencias navales europeas y a los EE.UU., interesadas en que España no saliera jamás de su letargo.

A comienzos del año 1907 se hizo cargo del Gobierno D. Antonio Maura, y de la cartera de Marina el capitán de navío de primera clase D. José Ferrándiz. Se encontraron ante una situación naval verdaderamente angustiosa: por una parte el material con que contaba la Armada era anticuado como queda dicho, y de sostenimiento ruinosa; por otra parte, el conflicto de Marruecos se avecinaba a pasos agigantados y finalmente, el desarrollo tecnológico extranjero se había acentuado ante las profundas y costosas transformaciones que estaban exigiendo el nuevo material naval presentado por marinos como Fisher y Tirpitz.

Todo ello fue debidamente sopesado por Ferrándiz al presentar a las Cortes su Ley de Escuadra que resultó aprobada el 7 de enero de 1908 con el entusiasta apoyo de Maura. Estaba previsto realizar el Plan en un plazo de ocho años por un importe de 200 millones de pesetas.

Incluía la construcción de 3 acorazados entre ellos el «Jaime I», amén de otras unidades y el reacondicionamiento de las bases navales.

Como resultado de un concurso público internacional se adjudicaron las obras a la Sociedad Española de Construcciones Navales, que al mismo tiempo se harían cargo en arriendo de los astilleros de Cartagena, La Carraca y el Ferrol, según preceptuaba la Ley de 21 de abril de 1908.

La sociedad englobaba firmas nacionales y extranjeras de reconocida solvencia.

Es en El Ferrol donde el acorazado «Jaime I» se va a construir con arreglo a las características siguientes: desplazamiento con todos sus pertrechos, municiones, víveres, carboneras, etc., etc., de 15.700 toneladas; eslora 139,90 metros; manga 24 metros y calado de 7,70 metros. La propulsión será debida a turbinas Parsons de 11.500 C.V. en tiro normal y de 20.000 C.V., en tiro forzado, alimentadas por 12 calderas Yarrow para desarrollar una velocidad de 19,5 millas y una autonomía de 7.500 millas a un régimen de máquinas de 10 millas.

Montaría una artillería compuesta por 8 cañones Vickers de 305 mm.; 20 cañones Vickers de 101,6 mm.; 4 cañones Nordenfelt de 42 mm.; 2 cañones Vickers antiaéreos de 76,2 mm.; 2 cañones Armstrong de 76 mm.; para desembarco y 8 ametralladoras antiaéreas de 7 mm. Sus costados estarían protegidos por fajas acorazadas que irán de 23 a 7,5 cm.

de espesor; las torres de artillería gruesa tendrían una protección de 25 cm. y la de los carapachos de la artillería media serían de 7,5 cm. Su cubierta estaría protegida en zonas de 50 a 25 mm. de espesor. Contaría con redes antitorpedos montadas sobre tangones. Su dotación la formarían 859 hombres.

El diseño y planos pertenecían al tipo Dreadnought, aunque de tamaño más reducido. Sería proyectado por la casa Vickers, pudiéndose considerar como el tipo de acorazado de bolsillo que años más tarde existiría en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial.

La disposición peculiar de la artillería gruesa permitiría disparar todas sus baterías de 8 cañones por cualquier banda en combate de derrotas paralelas y 6 piezas en combate de caza o retirada, siendo estas condiciones las mismas adoptadas por sus características a los acorazados ingleses «Invencible», «Australia» y el alemán «Von der Tann».

El movimiento de las cuatro torres dobles de 305 mm., sería hidráulico y manual, con dirección de tiro centralizada dotadas de telémetros de coincidencia y sistemas telefónicos que permitieran hacer fuego hasta con escoras de 10 grados a banda y banda.

Las baterías de cañones de 101,6 mm., irán instaladas en los costados a 10 cañones por banda.

Se puso la quilla el día 5 de febrero de 1912 en El Ferrol como queda ya indicado y botado el día 21 de septiembre de 1914 siendo apadrinado por los infantes Don Carlos y Doña Luisa.

En sus pruebas de mar se comprueba que los cañones de 101,6 mm. instalados en sus costados quedaban demasiado bajos para permitir su utilización con algo de mar, y su protección, aunque aceptable para combates artilleros era vulnerable a las explosiones submarinas, si bien este defecto fue común a todos los buques proyectados antes de la Primera Guerra o Gran Guerra según se quiera.

De todas formas, debido a esta guerra que finalizaría en el año 1918, se paralizaron los trabajos en el «Jaime I», lo que retrasó su entrega a la Armada, que tuvo lugar en el mes de septiembre de 1921. Tanto es así, que los proyectiles para la artillería principal no fueron construidos en Inglaterra por la casa Vickers, como los del acorazado «España», sino que las granadas perforantes y semiperforantes fueron construidas por la casa A. Ktiebolaget Bofors Gullspangs de Gottemburg (Suecia) y las granadas de gran capacidad, ordinarias y shrapnell (de metralla) fueron construidas por la Sociedad Española de Construcción Naval en los talleres de la Carraca (Cádiz).

Estas granadas utilizaban la espoleta de culote a percusión, sistema Bofors. Los proyectiles perforantes tenían la ojiva amarilla, la carga explosiva era de 11,100 Kg. de trotyl, el peso listo para el disparo era de 385 Kg., ±1 % y la velocidad inicial de 914 m/s. La carga de proyección para un disparo la componían cuatro saquetes de pólvora de 31,970 Kg. C.S.P.2 (nitroglicerina) por lo que los cuatro saquetes contenían 127,90 Kg., prácticamente 128 Kg.

Por Real Decreto del 27 de marzo del año 1918, se establecen las Fuerzas Navales para ese año, pasando el «Jaime I» a formar parte de la Escuadra de Instrucción, perteneciente a la Primera División. En ese mismo año moriría el ya almirante Don José Ferrándiz, siendo enterrado en el cementerio de Chamartín de la Rosa (Madrid). Al desaparecer esta necrópolis, sus restos serían trasladados al cementerio del Pardo en el año

Como consecuencia del desastre de Annual y con carácter de urgencia, según el Decreto del 22 de marzo del año 1922, se ordenó adquirir 5.950 fusiles Mauser modelo 1893 de los cuales 366 serían para la marinería del «Jaime I”.

El día 15 de diciembre del, año 1922 el “Jaime I”, es comisionado a Constantinopla, para pasear el pabellón español, logrando eludir algunas de las innumerables minas que aún existían de la Primera Guerra, que derivaban hacia el Bósforo y mar de Mármara en los Dardanelos, pero a pesar de estas dificultades en su navegación no pudo evitar el ser abordado por el mercante «Grass», viéndose obligado por orden superior a arrumbar al Arsenal italiano de Pola para reparar los daños causados por el abordaje y al mismo tiempo aprovechar su estancia en dicho Arsenal para efectuar un recorrido a su artillería.

El 22 de enero del año 1923, parecía señalar que el conflicto con el Rif (Marruecos) se había estacionado y se aprovecha tal situación para que el «Jaime I» realice viajes por el extranjero. El día 17 de noviembre del mismo año zarpa desde Valencia rumbo a La Spezia, llevando a bordo a los Reyes de España acompañados por el general Don Miguel Primo de Rivera en su viaje a Italia, siendo escoltado por el acorazado «España» y el crucero «Reina Victoria Eugenia».

El día 8 de septiembre del año 1925 tomó parte en la preparación del desembarco de Alhucemas bombardeando el sector comprendido por la playa de Cebadilla. Dicha operación la mandaba el general Don Miguel Primo de Rivera con la colaboración de algunas unidades de la Escuadra francesa, y como caso curioso el «Jaime I» cedió sus dos cañones de desembarco de 76 mm. a las tropas de tierra, puesto que la falta de artillería de campaña se había convertido en una pesadilla para el ejército español que operaba en Marruecos.

Finalizaba al fin la guerra con Marruecos, que tanta sangre costó a España, habiéndose distinguido la marina de guerra.

Establecida en España su segunda república el 14 de abril del año 1931, es nombrado ministro de Marina el nefasto y lego Don Santiago Casares Quiroga, que con sus disposiciones destroza lo que fue la marina durante tantos años de sacrificada, sufrida y honrada, dando lugar a que las dotaciones de los buques y dependencias de marina se politizaran con células comunistas, ocurriendo inadmisibles actos de indisciplina en los barcos, como el protagonizado en el «Jaime I» estando atracado en el Arsenal de El Ferrol el día 9 de mayo del año 1931 originado por un grupo de marineros a quien el 2° comandante no permitió que bajaran francos de servicio a tierra por su falta de aseo y uniformidad al ser revistados para poder saltar a tierra. Sus camaradas no dudaron en abandonar masivamente el barco y solicitar del alcalde de El Ferrol, que por Decreto del mencionado Casares Quiroga dispuso que las fuerzas militares departamentales, entre las que se incluían las de Infantería de Marina, quedasen a disposición de los Gobernadores Civiles o Alcaldes en caso de producirse perturbaciones de orden público. La marinería del «Jaime I» deseaba que fuera castigado el 2° comandante del buque, cuyas demandas y exigencias de la dotación terminaron por imponerse y ser aceptadas por el comandante del buque capitán de navío Don Luis Verdugo, quién después de dirigir una proclama a la marinería en términos inadecuados, desembarcó a su 2° comandante (capitán de fragata), levantando a continuación el arresto de los 148 amotinados quienes demostraron su agradecimiento con ruidosos gritos de ¡Viva el comandante!, ¡Viva la República!. Para más vergüenza cabe señalar llegó a preguntar a la dotación si había algún otro oficial que no les fuera de su agrado, incluso si no lo era el mismo.

Por Orden Ministerial de fecha 29 de octubre del año 1933 se ordena al «Jaime I», escoltado por los destructores «Almirante Galiano» y «Churruca», dirigirse al puerto francés de Metón, para trasladar a Valencia los restos mortales del famoso novelista Blasco Ibáñez disparando una salva de 19 cañonazos al recibir a bordo el féretro.

El día 15 de mayo de 1934 se inician unas maniobras navales de doble acción que comprendían unos ataques por parte del «Bando Rojo», formado por el crucero «Libertad» (antes «Príncipe Alfonso»), y cuatro destructores de la clase «Churruca» contra los Altos Hornos de Sagunto y los puertos de Tarragona y Barcelona, cuya defensa recaería en el «Bando Azul» en el que se integraban el acorazado «Jaime I» con el crucero «República», (antes «Reina Victoria») y cinco destructores tipo «Sánchez Barcáiztegui» y «Churruca»; ocho submarinos y la totalidad de los medios aéreos de la Aeronáutica española. Estas maniobras finalizan el día 11 de junio, fecha en la que las unidades participantes desfilaron en línea de fila ante el nuevo Ministro de Marina Sr. Rocha García, embarcado en el «Jaime I».

Sin embargo, en ese mismo año y a causa de los sucesos de Asturias de octubre, el acorazado «Jaime I» recibe órdenes de arrumbar a esa zona con el fin de proteger las instalaciones portuarias de Musel (Gijón) y Avilés. Junto con los cruceros «Libertad» y «Almirante Cervera», bombardean el conocido barrio de Cimadevila y el cerro de Santa Catalina en Gijón. Posteriormente desembarca una columna de marinería del «Jaime I», (de la que sólo desertan dos marineros) y facilitan municiones a las tropas de Gijón. Esta es la intervención del «Jaime I» en unas operaciones reales desde el año 1925, que intervino en el desembarco de Alhucemas.

Durante las últimas maniobras navales realizadas con la República con casi la totalidad de la Escuadra poco antes del Alzamiento Nacional en la primavera del año 1936, en aguas de las islas Canarias, parte de la flota al mando del almirante Don Javier de Salas arriba al puerto de Santa Cruz de Tenerife, enarbolando su insignia en el acorazado «Jaime I», que queda atracado al muelle Sur.

(Tenía yo once años cuando con gran asombro contemplé aquella mole de hierro llena de poderosos cañones y su impresionante chimenea).

Entre las unidades fondeadas dentro del puerto se encontraba una flotilla de submarinos y otra de destructores. Terminadas las maniobras el «Jaime I», arriba en los primeros días de julio al puerto de Vigo. El día del asesinato del político Calvo Sotelo estaba en El Ferrol y aquella misma noche, es decir, en la madrugada del día 13 de julio zarpó para Santander donde el día 15 tuvo lugar el relevo de su comandante capitán de navío Don Julio Iglesias Abeleira, sospechoso de estar comprometido con el Alzamiento, por el capitán de navío Don Joaquín García del Valle, que toma el mando del acorazado siendo desconocido para la marinería y poco de fiar para la oficialidad. De Santander nuevamente regresa a Vigo en la tarde del 17 de julio, ya con las noticias de la sublevación en Marruecos. Tiene orden de tomar 1.100 toneladas de carbón y esperar instrucciones. Estas serían terminantes.

Salir para Cádiz y bombardear el Arsenal de la Carraca y dependencias militares de la capital.

Si parece probado que durante la primera estancia en Vigo, el anterior comandante Don Julio Iglesias Abeleira, mantuvo relaciones con los jefes de las bases de Rios y Marín, implicados en la conspiración militar, por lo que es indudable que el apresurado relevo efectuado en Santander, constituyó un serio contratiempo para el grupo de jefes y oficiales, que bajo la dirección del 3° comandante capitán de corbeta Don Carlos Aguilar Tablada, secundaban los preparativos para la proclamación y triunfo del Movimiento.

Durante el regreso a Vigo, ya con el nuevo comandante fue directamente tanteado en su manera de pensar por los oficiales, dando la impresión de que no se iba a contar con él, como más tarde se vio en el desarrollo de los acontecimientos debido a su actitud pasiva.

El día 19 de julio, con sólo 500 toneladas de carbón en sus carboneras, cantidad justa para llegar a Cádiz en poder de las fuerzas nacionales, larga amarras a las dos de la madrugada. Ya en franquía y libre de puntas navega con mar dura y cerrado en aguas (impropio de la estación).

Los oficiales del «Jaime I», seguían considerando dudosa la actitud del comandante y acordaron montar guardias permanente y armados en previsión de posibles sorpresas.

Tampoco la marinería se mantenía ociosa a pesar de la vigilancia que se ejercía sobre los cabos y radiotelegrafistas, los cuales filtraban las noticias en camarotes y sollados.

La oficialidad acuerda que si a la altura de Cabo San Vicente el comandante no actuaba con claridad, intentar hacerse con el mando del buque sin su concurso. Los cabos por su parte albergaban idénticos propósitos.

Burlando la vigilancia ejercida sobre los radiotelegrafistas, comunican a Madrid el ambiente que se estaba gestando a bordo por parte de los jefes y oficiales adictos a la sublevación a favor del Alzamiento iniciado en Marruecos. Madrid a través de la estación de radio situada en la Ciudad Lineal y ya bajo el control del oficial 3° radio Don Benjamín Balboa López (personaje que influyó muy favorablemente en lograr que la Escuadra en su mayoría quedase del lado gubernamental), contestó con un lacónico mensaje en claro: «No aguardéis más», lo que equivalía a una orden concreta para la rebelión. Los operadores Gil y López mantenían comunicación con Madrid no obstante la prohibición del mando, y además escamoteaban los radios que venían cifrados.

Hasta bien entrada la mañana del día 20 de julio no ocurrió nada anormal. El «Jaime I», navegaba frente a las costas portuguesas con sol fuerte y mar rizada. Terminaba de comer la primera brigada de guardia, y por los ranchos corrió la orden de acción. Los cabos contaban con unas treinta pistolas pertenecientes a la compañía de desembarco de las que se había apoderado al remitir la vigilancia en los pañoles.

Las pistolas fueron repartidas pero resultaron insuficientes, por lo que hubieron de asaltar el pañol de municiones forzando la cerradura con una llave de maniobra. Entre los cabos figuraba también algún maquinista subalterno, y el auxiliar 2° de artillería (Condestable) Don Antonio Antúnez Aguilar, que más tarde presidiría el comité de a bordo. Se situaron en los telémetros y en los entrepuentes, mientras cercaban también la cámara de oficiales. Increíblemente, a pesar de sus recelos y desconfianzas, buena parte de la oficialidad fue sorprendida y detenida durante el almuerzo, incluso el jefe de máquinas, comandante Don Benito Sacaluga Rodríguez que al ser muy conocido por sus ideas republicanas y filiación masónica se le pone en libertad.

A dicho jefe se le imputaron a lo largo de la contienda no pocos excesos. Fue hecho prisionero por las fuerzas nacionales a su entrada en Cartagena al finalizar la guerra y sometido a consejo de guerra sumarísimo, fusilado en dicha plaza.

Después de la observación de la meridiana, habían quedado en el puente en el cuarto de derrota junto al comandante del buque, el capitán de corbeta Don Carlos Aguilar Tablada, el teniente de navío Don José María Otero Goyanes y el alférez de navío Don Carlos Falquina y García de Pruneda. Entra en la derrota con muestras de nerviosismo el oficial de guardia teniente de navío Don José Cañas Arce comunicando la presencia de grupos de cabos en cubierta en actitud amenazante dando muestras de ir armados con pistolas. El comandante del buque, que al contrario de sus oficiales estaba desarmado preguntó a qué se debía tal movimiento de la marinería y acercándosele el cabo de artillería Julián Fernández le indica le entregue el mando del buque «de orden del Gobierno de la República».

Ante el cariz que tomaban las cosas, el teniente de navío Otero Goyanes sugirió al capitán de corbeta Aguilar Tablada que controlase la banda de babor, para impedir que pudieran subir por la escotilla volante del puente, mientras que el alférez de navío Falquina y el mismo Otero defenderían la escala principal. No obstante, el alférez de navío Falquina intentó llegar al puente bajo, pero el cabo Julián Fernández que estaba atento, le disparó su pistola quedando gravemente herido en el vientre, pero el teniente de navío Otero Goyanes, disparó a su vez su pistola derribándole. Se generaliza ya la lucha a tiro limpio por ambos bandos, empleando el auxiliar 2° de artillería Antúnez un fusil ametrallador con idea de rendir el puente.

Herido Falquina sólo quedan defendiendo el puente, Aguilar Tablada y Otero Goyanes. El comandante se mantiene alejado y sin intervenir en defensa de su buque; sólo se le ocurría decir: ¡Todos somos hermanos!.

En lucha desigual caerá muerto el teniente de navío Cañas Arce y momentos después se desploma el capitán de corbeta Aguilar Tablada alcanzado varias veces. Es imposible sostener ya la situación, sobre todo, cuando no hay esperanzas de contar con la ayuda de los marineros, siendo el único combatiente que aún resiste el teniente de navío Otero Goyanes que en la lucha resulta herido gravemente en un hombro y derribado después de un culatazo por la espalda. La heroica defensa del puente ha terminado.

Detenido con los oficiales, el comandante del buque García del Valle decía -Soy leal al Régimen-. De la derrota del buque se hizo cargo el auxiliar segundo naval Don Juan Muiños Clavijo. Se forma un Comité responsable con los cabos Souto, Alonso, Padín el fogonero César y el maquinista Caneiro. Se nombra presidente al auxiliar de artillería Antúnez.

Entre tanto el «Jaime I” puso rumbo a Tánger en vez de Cádiz, después de haber puesto a Madrid el siguiente radio.

«Dotación buque tras breve lucha pónese con gran entusiasmo órdenes de República.

Tomó mando auxiliar naval que conducirá buque a Tánger cumpliendo órdenes anteriores para hacer carbón y desembarcar heridos».

Este radio es posterior al famoso de la marinería al Ministro, solicitando instrucciones sobre los cadáveres, y su respuesta de -«que con solemnidad respetuosa sean arrojados a la mar».

Vestida de gala la dotación, formada en cubierta con banda de tambores y cornetas, se dio sepultura a los muertos. Se arrojó el cadáver del capitán de corbeta Don Carlos Aguilar Tablada a la mar al grito de «Mueran los traidores» y a los cabos caídos en la lucha, se les despidió con vivas a la República.

 

Al parecer, en principio el comité ofreció al capitán de navío García del Valle que siguiera al mando del acorazado, pero se negó al decir que no contaba con oficiales y fue encerrado junto al resto de los poquísimos que quedaron con vida.

 

El «Jaime I» llegó a Tánger, pero antes sufrió un ataque de la aviación nacional al que respondió con muy poca gallardía combativa, cundiendo en pocos momentos el desorden y pánico total.

Los heridos, oficiales y cabos fueron desembarcados e internados en el hospital español de la ciudad internacional.

En la noche siguiente de la arribada del «Jaime I» a Tánger, y a consecuencia de sus heridas falleció el cabo Julián Fernández, que pidió un sacerdote y en voz alta y con gran entereza confesó sus pecados pidiendo perdón a Falquina y Otero Goyanes quienes de todo corazón se lo dieron.

Pocos días después moría el alférez de navío Falquina.

El teniente de navío Otero Goyanes con la ayuda del médico del hospital consiguió evadirse y pasar a la zona nacional.

El capitán de corbeta Don Carlos Aguilar Tablada, el teniente de navío Don José Ma Otero Goyanes y el alférez de navío Don Carlos Falquina y García de Pruneda, fueron condecorados con la medalla Naval.

Posesionado del mando de la Flota Republicana, el capitán de fragata Navarro Capdevila, se nombra para el mando del acorazado al alférez de navío Don Carlos Esteban, volviendo el mando a un oficial de

Las enérgicas reclamaciones del general Franco por las continuas violaciones del estatuto de Tánger por los buques republicanos, los cuales en su mayoría se refugiaron en dicho puerto, en espera de nuevas órdenes cursadas desde Madrid, tuvieron que zarpar rumbo a Málaga que sería base para operar cerca del Estrecho y tener a tiro las ciudades de Ceuta y Melilla, para impedir el paso a la península de las tropas africanas al mando del general Franco. Es el día 23 de julio cuando los navíos republicanos abandonan Tánger, poniendo antes en libertad al comandante del «Jaime I», García del Valle junto al capitán de máquinas Don Tomás Acción Golpe, al teniente maquinista Don Ricardo Castro y al capitán médico Gutiérrez de Solana.

En la madrugada del 25 de julio salió el «Jaime I» de Málaga y a las ocho de la mañana inicia el primer bombardeo de Ceuta.

El 3 de agosto, nuevo bombardeo de Ceuta y poco después bombardea Tarifa donde en esos momentos desembarcaban tropas marroquíes, transportadas en pesqueros.

Por fin el día 5 de agosto tiene lugar el paso del estrecho formado por un pequeño convoy, que luego sería llamado el «Convoy de la Victoria». El ejército de Marruecos no contaba con flota para proteger a las siguientes unidades: guardacosta «Kert», cañonero «Dato», mercante «Arango», remolcador «Benot» y motonaves correos «Ciudad de Algeciras» y «Ciudad de Ceuta». En este último buque iba embarcado como comandante militar del mismo el alférez de navío Don Leopoldo Boado Endeiza, que en el año 1945 siendo capitán de fragata mandaba el buque escuela «Juan Sebastián de Elcano», estando yo embarcado en dicho buque haciendo el servicio militar.

Lo volví a ver en el año 1969 como subsecretario de la Marina Mercante con el grado de contraalmirante en la entrega de títulos de capitanes de la Marina Mercante, que cuando me entregó el mío le recordé mi paso por el «Juan Sebastián» y tuvo palabras de agrado conmigo.

Cuando escribo esta breve historia, Don Leopoldo ya es almirante con sus cerca noventa años y yo setenta.

¡Zafarrancho de combate!.

A cinco millas de la costa española, a la sombra del peñón de Gibraltar, surge el peligro.

El destructor gubernamental «Alcalá Galiano» a toda máquina, marcha sobre el convoy y abre fuego. Su poderosa artillería es suficiente para echar a pique los transportes escasamente protegidos por el cañonero «Dato». El duelo artillero se hace cada vez más violento, apareciendo la aviación nacionalista, que asustaba más con el ruido de sus motores que con las bombas de poco peso lanzadas desde el aire.

El «Alcalá Galiano» se bate en retirada hacia Málaga y el convoy llega a su destino sin más novedad al puerto de Algeciras.

Mientras todo esto sucedía, el «Jaime I» se encontraba en Gibraltar para carbonear, ya que salió de Vigo escaso de carbón. La dotación vería como llegaban las tropas que transportaba el convoy; moros y legionarios con su correspondiente material de campaña.

Dos días después, el 7 de agosto, el acorazado salía de Málaga para bombardear Algeciras. Se acercó a su bahía y disparó todas sus baterías.

Entabla combate desigual con el cañonero «Dato», que resultó con el casco perforado e incendiado por efecto de una granada. Sobre el combes del cañonero se amontonan los muertos y los heridos. El comandante del «Dato», capitán de corbeta Don Manuel Súnico y Castedo lo lanzó contra la playa y lo encalla evitando su pérdida. Algeciras ardió en llamas.

En el periódico ABC editado en Madrid el día 15 de agosto, pero en poder del Gobierno, un periodista inglés que se encontraba en Algeciras relata los hechos del bombardeo de dicha plaza, dando cuenta como el «Jaime I» avanzó majestuosamente hacia la bahía y esperó a que las baterías situadas en su costa le hicieran fuego, para así situarlas y poder reducirlas al silencio.

Intima al cañonero nacional «Dato» a su rendición recibiendo como respuesta el fuego de sus cañones a todas luces de menor calibre.

Esta hazaña las da como una victoria del «Jaime I».

El gobierno de la República planea conquistar las islas Baleares en poder de los sublevados, por lo que organiza expediciones salidas desde Valencia más otra que sale de Barcelona el día 9 de agosto, donde el gobierno de la Generalidad se ocupó de que en la expedición a Mallorca no faltara un navío de guerra cuyo nombre era todo un símbolo: el «Jaime I».

Todavía airoso y hasta con buen andar, su proa abre la ruta a los mercantes en los que millares de hombres viajan hacia la mayor de las Islas Baleares. Esta operación fue un total fracaso.

El día 12 de agosto, el «Jaime I» en plena mar es atacado por un trimotor de los cedidos por Italia a las fuerzas nacionales. Voló a baja altura sobre el puente y arrojó varias bombas de doscientos cincuenta kilos: dos cayeron al agua y otras dos en una escotilla de proa. Se bamboleó el buque, se levantó la cubierta de proa ,y se le abrieron brechas en un costado. Los heridos abrasados por las explosiones terminaron su agonía en la mar. Sufrió más de cien bajas entre muertos y heridos. A las ocho de la noche, el acorazado con la proa medio destruida puso rumbo a Cartagena.

La confusión es enorme y la dotación se amotina contra los jefes y oficiales detenidos aún a bordo desde el día 20 de julio, pidiendo que se castigaran.

Se improvisó un tribunal, designóse abogados y empezó el juicio. Todos fueron condenados a muerte, fusilados y arrojados a la mar.

A las diez de la noche terminó esta farsa y unos marineros descalzos baldeaban la toldilla teñida en sangre.

Esta es la relación de los que dieron su vida por unos ideales, que de seguro se trataba de marinos honrados y llenos de amor a su patria, pero el destino los situó en un barco donde reinaba el odio nacido de falta de comunicación entre sus superiores y éstos no supieron darle un poco de calor humano a seres cuya cultura como es de suponer no estaba a su mismo nivel. Este mal que padecían las dotaciones de los buques de guerra, ya venían notándose desde hace muchos años atrás, sin que ningún gobierno desde los Borbones hiciera nada por subsanarlo, y quién sabe si se hubiera podido evitar tanto derramamiento de sangre por ambas partes.

En fin, que la noche del 12 de agosto con el buque navegando como queda dicho en demanda del puerto de Cartagena, son arrojados a la mar los cadáveres del capitán de corbeta Don Rafael Moro Reyna; los tenientes de navío Don Enrique Batalla Altamirano, Don Antonio Bolín de Mesa, Don Agustín Rivas Dardo y Don Francisco Galvache Ruiz; los alféreces de navío Don Juan García López, Don Fernando Claudín Mocada, Don Luis Tejero Victory, Don José Luis Superville y Don José Ma Hurtado y Martín.

Triste final de un día aciago.

En la noche del 25 de septiembre el ministro de Marina Indalecio Prieto (D. Inda), determinó que una importante parte de la Escuadra a sus órdenes pasase inmediatamente del Mediterráneo al Cantábrico a fin de romper el bloqueo de los puertos de Bilbao, Gijón y Santander mantenido por la Escuadra de los nacionales. Después de trabajar toda la noche afanosamente en la base de Málaga en los preparativos, y ya en la madrugada del 26, poníase en ruta dos divisiones navales; una de ellas constituida por el acorazado «Jaime I», ya reparado de sus daños en el arsenal de Cartagena, más los cruceros «Libertad» y «Miguel de Cervantes». Se pasa el estrecho de Gibraltar sin novedad siendo el comandante del acorazado el alférez de navío Don Carlos Esteban. Arriba en el puerto de Musel (Gijón) para carbonear. Prosigue viaje y en la noche del día 28, entró en el puerto de Bilbao después de soportar los efectos de un fuerte temporal de N.W.

A mediados de octubre regresa de nuevo el «Jaime l» al Mediterráneo con más pena que gloria. El día 17 de octubre lanza al eter

«A la escuadra fascista: La Escuadra al servicio de la República va a regresar al Mediterráneo y desafía a los facciosos a dar la batalla, si no lo hicieseis, sólo os queda el camino de la rendición: ¡Viva la República!.

Este radio no justifica la actuación del «Jaime I» en el Cantábrico, que nada hizo por enfrentarse a su gemelo el «España», permaneciendo casi todo el tiempo refugiado en el puerto de Bilbao.

De nuevo en aguas del Mediterráneo, el acorazado tuvo al alcance de sus cañones al crucero nacional «Almirante Cervera», pero tras lanzarle algunos proyectiles, optó por buscar refugio en el puerto de Málaga.

Desde el hundimiento del acorazado «España» de los nacionales, el día 30 de abril de 1937, su hermano de la Escuadra gubernamental el «Jaime I», había sido señalado a los pilotos nacionales como objetivo de destrucción inmediata. Su odisea empezó en Almería donde el viejo acorazado había sido enviado como batería flotante después de la pérdida de Málaga. El día 21 de mayo, el acorazado sufre tres bombardeos por parte de la aviación de los nacionales, siendo alcanzado por tres bombas de gran potencia, que no lograron traspasar las planchas protectoras, pero que averiaron al buque causándole bastantes víctimas.

El disgusto de la marinería era grande porque el comandante y el Comisario Político no dormían a bordo y por ello se libraron de sufrir las consecuencias del ataque que desde el aire soportó el acorazado.

Hubo que remolcarlo a Cartagena donde quedó amarrado al muelle de la Curra por su popa y sus anclas fondeadas a barbas de gato. Iniciadas las reparaciones, se aprovecha para el cambio de comandante ya que el actual Don Francisco Benavente era sospechoso de faccioso por Don Gabriel Pradal.

El arsenal ordenó descargar las municiones de los pañoles de pólvora y proyectiles. Era el día 17 de junio del año 1937 y se efectuaba la descarga lentamente mientras se daban clases en las torres en contacto con los pañoles a los marineros que aspiraban a ser cabos.

Sobre las tres y cuarto de la tarde se produjo la explosión en la torre de babor de 305 mm., desprendiéndose las tres cubiertas; colgó de un lado la chimenea y voló la parte alta del caparacho blindado de la torre. Los marineros huyeron de cubierta al grito de ¡aviones! y se refugiaron en el interior del buque, donde perecieron abrasados. Otros fueron despedidos a grandes distancias.

Fue espantoso ver las planchas de acero retorcidas. Los marineros heridos y despedidos a la mar, se agarraban a las cadenas de las anclas pidiendo socorro. Se calcula en 300 los muertos amén de los heridos con espantosas quemaduras.

Por el bando gubernamental la explosión se debió:

a) La explosión podía atribuirse a una combustión espontánea de las

b) La explosión podía atribuirse a una elevación súbita de la temperatura.

c) La explosión podía atribuirse a que, como se trabajaba con sopletes en el barco, se hubiera puesto en contacto con el pañol.

Quedan otras dos hipótesis: imprudencia o sabotaje. La explosión había sido incompleta; el pañol de proyectiles no voló. La onda explosiva dirigióse hacia arriba y hacia los lados y encontró su salida por la chimenea, parte débil tras destruir las calderas.

El periódico «Norte de Castilla» de Valladolid en su edición del día 18 de junio, es decir, al día siguiente de la catástrofe, da la siguiente versión: «El gobierno de Valencia ha facilitado una nota diciendo que a bordo del acorazado fondeado en Cartagena, en el que se estaban haciendo algunos trabajos de reparación ocurrió a las 3,25 de la tarde del jueves una explosión interior, cuyas causas no han podido determinarse produciendo averías de importancia y numerosas víctimas entre la dotación del acorazado. Finaliza la nota como sigue: «El Gobierno de Valencia rehusa dar detalles sobre las causas de la explosión. Los expertos extranjeros en Valencia creen que ha sido causado por alguna bomba con mecanismo de relojería. Se admite también la hipótesis de una inflamación de los depósitos de pólvora del navío producida por la impericia de los marineros que en mayor parte carecen de práctica suficiente»:

La pericia de un maquinista logró abrir las válvulas de fondo y hundir el acorazado, evitando así la propagación de las siguientes explosiones a los demás pañoles.

Al cabo de un año el «Jaime I» fue puesto a flote aunque inservible ya, por el notable ingeniero naval señor Acevedo.

Los cañones de 101,6 mm. del acorazado fueron aprovechados en su mayoría por los buques guardacostas y los cañones de 305 mm. desmontados, quedaron durante toda la guerra en el muelle, en espera de que el gobierno los emplazara en nuevas baterías de costa.

Terminada ya la guerra y siendo capitán general del departamento marítimo de Cartagena Don Francisco Moreno Fernández, una tarde en uno de sus paseos por el muelle de la Curra y sin más acompañamiento que el de su chófer, saltó a bordo del acorazado que, amarrado al muelle no era más que una ingente muestra de chatarra. El almirante permaneció largo tiempo recorriendo lo que quedaba del buque, curioseando los papeles abandonados, mirando aquí y allá. Al finalizar su visita, se apoyó en un montón de hierros retorcidos, descansando su barbilla en la palma de la mano, en una actitud pensativa muy frecuente en él. Mientras contemplaba los restos de aquel barco, que tan perfectamente conocía y del que había sido director de tiro durante varios años, se le oyó musitar: «Canalla, para este final que has tenido, has dado tanto que hablar…»

Desguazado el «Jaime I», Franco lo entregó a los italianos a cuenta de sus deudas de guerra con ellos. Así moría un gran acorazado que por un tiempo fue el orgullo de una marina compuesta por eficaces oficiales, pero con el transcurso del tiempo y bajo las nuevas ideas socialistas, se producen unos cambios en el personal subalterno no exento de razones. De todas formas estos cambios en la marinería no justifican los actos ocurridos en la mayoría de los buques al comienzo de nuestra guerra civil.

Que pena que el «Jaime I» fuera testigo de tantos hechos, que de seguro no hubiera querido presenciar. Sus últimas singladuras no fueron muy honrosas, pero de ello él no es culpable sino los hombres que lo mandaron que carecían de los conocimientos profesionales que da el estudio y la experiencia.

CENSO DE PERSONAJES RELACIONADOS CON EL ACORAZADO «JAIME I»

 

JOSÉ ABENZA.- Fogonero del «Jaime I», del grupo de participantes en la matanza del «España n° 3».

CARLOS AGUILAR TABLADA.- Capitán de corbeta, tercer comandante del acorazado «Jaime I». Entusiasta partidario del Movimiento Nacional. Murió valientemente en defensa de sus ideales en el puente de mando y su cadáver fue arrojado a la mar. Le fue concedida la Medalla Naval individual por O.M. de 10 de noviembre de 1936.

ALEJO ALEGUNDE DORREGO.- Auxiliar 2° naval a bordo del «Jaime I». Si bien auxilió después de la sublevación en la derrota del buque, colaboró con los nacionales de manera efectiva. Falleció al término de la guerra en acto de servicio a bordo del submarino «C-4».

FERNANDO ALONSO ALONSO.- Cabo electricista del «Jaime I». Uno de los elementos más destacados en la sublevación y miembro del Comité del buque.

JOSE ALONSO PADÍN.- Cabo electricista. Perteneció al Comité del «Jaime I».

ANTONIO ANTÚNEZ AGUILAR.- Auxiliar 2° de artillería, fue uno de los elementos más destacados de la sublevación del «Jaime I» cuyo Comité presidió. Auxiliar alumno procedente de la Escuela Naval Popular durante la guerra. Alcanzó el grado de teniente de navío en la Marina

ENRIQUE BATALLA ALTAMIRANO.- Teniente de navío de la dotación del «Jaime I», fusilado en el barco el día 12-8-36.

JOSE CAÑAS ARCE.- Teniente de navío, oficial de derrota del «Jaime I» y muerto por los sublevados en el acorazado el día 20-7-36.

Su cadáver fue arrojado a la mar.

RICARDO CASTRO CAVERO.- Teniente de máquinas en el acorazado, y del que se dice fue el causante de que el buque no quedase incorporado al Movimiento por sus confidencias al Comité de a Bordo, tenido por sus compañeros como falangista convencido conocía todos los propósitos de Aguilar Tablada. Ascendido a capitán en la marina republicana, prestó sus servicios como auxiliar del Detall del Cuerpo. FERNANDO CLAUDIO MONCADA.- Alférez de navío destinado en el «Jaime I». De animoso espíritu y afiliado a Falange Española, fue uno de los más directos colaboradores del capitán de corbeta Aguilar Tablada en sus propósitos de unir el acorazado a las fuerzas nacionales. Murió fusilado en el buque el día 12-8-36.

JESÚS EIRIZ.- Marinero distinguido en la defensa de los oficiales del «Jaime I».

 

CARLOS FALQUINA Y GARCÍA DE PRUNEDA.- Alférez de navío del «Jaime I». Resultó herido durante el motín del buque el día 20-7-36, muriendo días más tarde en el hospital de Tánger. A título póstumo le fue concedida la Medalla Naval individual.

JULIÁN FERNÁNDEZ.- Cabo de artillería de la dotación del «Jaime I». Uno de los más destacados en la sublevación contra el mando del buque. Herido en el combate, murió en el hospital de Tánger, no sin haber antes pedido y obtenido el perdón del teniente de navío Otero Goyanes y del alférez de navío Carlos Falquina.

FÉLIX FERNÁNDEZ FOURNIER.- Teniente de navío del «Jaime I», detenido en Gijón al producirse el Movimiento. Durante la arribada del «Jaime I» en Gijón en septiembre del 36, por negarse a tomar el mando del buque que le ofrecía el Comité de a bordo, lo fusilan en el mismo muelle. Se le concedió la Medalla Militar individual.

FRANCISCO GALVACHE RUIZ.- Teniente de navío del «Jaime I», fusilado a bordo el día 12-8-36.

JUAN GARCES LÓPEZ.- Teniente de navío del «Jaime I», fusilado a bordo el día 12-8-36.

JOAQUÍN GARCÍA DEL VALLE.- Capitán de navío y comandante del acorazado «Jaime I». No había decidido su participación al Movimiento, pero no quiso tampoco mandar el barco tras la sublevación de los cabos. Sometido a consejo de guerra en la zona republicana fue absuelto, confiriéndosele destinos burocráticos y de poco relieve.

Al terminar la guerra tuvo que pasar por otros tribunal en zona nacional, que le condenó a pena de prisión con pérdida de empleo.

DANIEL GARCÍA REGO.- Tercer maquinista. Destacado elemento de la Guardia Roja Naval del «Jaime I» y auténtico jefe de dicha organización. Su participación en diversos actos de represalia, así como en la matanza del «España n° 3», parece probada a través de muy distintos

DOMINGO GONZÁLEZ CABARCOS.- Cabo del «Jaime I» y miembro de su Guardia Roja. Participante en diversas ejecuciones y

FRANCISCO GONZÁLEZ PADÍN.- Idénticas circunstancia que el FRANCISCO GUZMÁN SUPERVIELLE.- Alférez de navío del «Jaime I», fusilado a bordo de su buque el día 12-8-36.

JOSE MARÍA HURTADO MARTÍN.- Alférez de navío del «Jaime I», fusilado a bordo de su buque el día 12-8-36.

JULIO IGLESIAS ABELEIRA.- Capitán de navío y comandante del acorazado «Jaime I», en las últimas maniobras navales de la República Relevado del mando en Santander pocos días antes del Movimiento. Preso en Madrid, sería más tarde asesinado.

JOSE LUIS LIAÑO DE VIERNA.- Alférez de navío del «Jaime I», que por hallarse de permiso y no llegar a tiempo al buque, pudo salvar su vida. Ocupó después diversos destinos en la Armada Nacional.

JOSE LÓPEZ APARICIO.- Alférez de navío del «Jaime I». Otro de los oficiales que por hallarse de permiso salvó también su vida.

JUAN MUIÑOS CLAVIJO.- Auxiliar 2° naval con destino en el «Jaime I», que se hizo cargo de la derrota del buque tras la sublevación en contra de los mandos. Auxiliado por Alejo Alegunde Dorrego del mismo empleo y categoría, llevaron al buque a Tánger.

JOSE MARÍA OTERO GOYANES.- Teniente de navío del acorazado «Jaime I». Herido durante el tiroteo una vez producida la sublevación en que defendió valientemente el puente de mando. Ingresado en el hospital de Tánger, pudo pasarse a la zona nacional de Marruecos. Se le concedió la Medalla Militar individual.

MANUEL QUIJANO PÁRRAGA.- Alférez de navío del «Jaime I», que también salvó su vida al hallarse de permiso.

AGUSTÍN RIVAS PARDO.- Teniente de navío del «Jaime I», fusilado a bordo de su buque el día 12-8-36.

BENITO SACALUGA RODRÍGUEZ.- Comandante de máquinas y jefe de máquinas del acorazado «Jaime I», y al que se atribuye durante la campaña innecesarios actos de violencia y vejaciones contra presos políticos. Fue sumariado en las primeras causas que se instruyeron en Cartagena al término de la guerra, condenado a muerte y pasado por las armas

FEDERICO SÁNCHEZ BARCAIZTEGUI.- Alférez de navío y comandante del remolcador «GALICIA», muy destacado en la campaña del Norte, tras el combate y hundimiento del submarino «B-6». Cruz Laureada de San Fernando y Medalla Militar individual.

No tuvo nada que ver con el acorazado «Jaime I», pero yo lo conocí personalmente cuando era capitán de corbeta, ayudante mayor del arsenal de El Ferrol y yo primer  oficial del buque «Descubridor», que estábamos cargando piezas de desguaces de buques de guerra. Tuvo la amabilidad de invitarme a comer a su casa, y en la sobremesa me contó la odisea del combate que sostuvo con el submarino, que curiosamente su comandante era compañero de promoción. Por cierto, que conservaba en su casa la rueda del timón del remolcador «GALICIA», como una verdadera reliquia.

Era el año 1962.

ROGELIO SOUTO MARTÍNEZ.- Cabo electricista del Comité del «Jaime I», y que tomó parte muy activa en la sublevación de los cabos contra jefes y oficiales. Ingresó después como auxiliar alumno de Electricidad y Torpedos y estuvo destinado en el destructor «Jorge Juan».

CAYETANO TEJERO VICTORY.- Teniente de navío del acorazado «Jaime I». Detenido en Mahón, donde se encontraba de permiso y fusilado en el penal de la Mola.

LUIS TEJERO VICTORY.- Hermano del anterior y alférez de navío del acorazado «Jaime I», fusilado en el buque el día 12-8-36.

CÉSAR VERDEAL LÓPEZ.- Fogonero preferente del acorazado «Jaime I» y tristemente destacado en las violaciones y desmanes a bordo del mismo. Violento y desabrido, tuvo frecuentes incidentes con los mandos de la flota republicana.

LUIS VIERNA BELANDO.- Capitán de Fragata y 2° comandante hasta pocos días antes del 18 de julio del 36 del acorazado «Jaime I», y decidido colaborador del Movimiento en los sucesos del arsenal de El Ferroll,

EPÍLOGO

 

Que lejos estaba el ya almirante Ferrándiz de imaginar el triste final que tuvieron sus tres acorazados nacidos de la Ley de Escuadra presentada a las Cortes y aprobadas el 7 de enero de 1908 y que tanto entusiasmo puso en la empresa, para realizarla llevado de su gran amor a la marina.

He relatado la breve historia del acorazado «Jaime I», que era el tercero de la serie y como acabó con su voladura en Cartagena el día 17 de junio de 1937.

Ahora brevemente relataré como finalizaron los otros dos acorazados, el «España» y el «Alfonso XIII».

«España”.- Fue el primero de la serie. El día 26 de agosto de 1923, embarrancó en las proximidades del cabo Tres Forcas, cuando navegaba de Málaga a Melilla en plena neblina, después de haber carboneado en el primer puerto.

La pérdida de tan importante unidad, que de hecho representaba por su nombre y categoría al resto de los barcos de nuestra armada, fue un golpe muy sensible de difícil y aún imposible reparación. Su comandante el capitán de navío Don Pedro Sanz fue sometido a un consejo de guerra en 1925, que lo absolvió de todas las culpas.

«Alfonso XIII».- Fue el segundo de la serie. Con la llegada a España de su segunda república el 14 de abril de 1931, se cambia su nombre por el de «España». A este acorazado la marinería le conocía por el «Abuelo», por ser el más antiguo de la flota española. Al estallar el Alzamiento se hallaba en los astilleros de El Ferrol destinado al desguace, pero las autoridades nacionales decidieron armarlo de nuevo y lanzarlo a la mar. El hundimiento de este navío, que fue motivo de polémica por parte de los dos bandos, quedó demostrado, que la causa de su pérdida se debió al chocar con una mina al internarse peligrosamente en la zona minada del puerto de Santander, cuando capturaba al mercante inglés «Knisley». Todo esto ocurría el día 30 de abril de 1937 a las siete de la mañana, cuando una explosión bárbara, estruendosa, apocalíptica hace que el barco se levante para caer luego escorado sobre su banda de estribor. Una sacudida formidable que tira a varios hombres; una tenue neblina y el saltar de hierros resquebrajados.

La mar va devorando a su presa que lentamente desaparece engullida por el océano. Era su comandante el capitán de navío Don Joaquín López Cortijo y no el de fragata Don Luis Vierna Belando como algunos autores indican. Se salvó junto con la dotación del buque que sólo sufrió la pérdida de cinco vidas del personal de máquinas.

BIBLIOGRAFÍA

Peter Gretton.- «El factor olvidado». Editorial San Martín. Madrid. 1984.

Manuel D. Benavides.- «La escuadra la mandan los cabos». Ediciones Roca, S.A. México. 1976.

Alberto Cuevas Torres – Campo.- «Historia de la marina de guerra  española». Editorial Mitre. Barcelona. 1984.

José Cervera Pery.- «Alzamiento y revolución en la marina». Editorial San Martín. Madrid. 1978.

José Cervera Pery.- «La guerra naval española». Editorial San Martín.

Madrid. 1988.

F. de Bordejé y Morencos.- «Vicisitudes de una política naval». Editorial San Martín. Madrid. 1978.

Michael Alper.- «La guerra civil española en la mar». Editorial Siglo veintiuno, S.A. Madrid 1987.

«El buque en la Armada Española».- Editado por Imprenta Industrial, S.A.

«Crónica de la guerra Española».- Editorial Codex, S.A. Buenos Aires.

NOMBRAMIENTO Y CESE DE FRANCISCO FRANCO BAHAMONDE


FRANCISCO FRANCO BAHAMONDE había sido nombrado Comandante Militar de Canarias, por Decreto de fecha 21 de febrero de 1936, publicado en la página 1547 de la Gaceta de Madrid núm. 54 del día 23.

Aquel Decreto rezaba así:

A propuesta del Ministro de la Guerra,

Vengo en nombrar Comandante Militar de Canarias al General de división D. Francisco Franco Bahamonde, actual Jefe del Estado Mayor Central del Ejército.

Dado en Madrid a veintiuno de Febrero de mil novecientos treinta y seis.

NICETO ALCALA-ZAMORA Y TORRES

El Ministro de la Guerra,

Carlos Masquelet Lacaci.

 

FRANCISCO FRANCO BAHAMONDE sería cesado por el Gobierno Republicano de España, en el puesto de Comandante Militar de Canarias por Decreto de fecha 18 de julio de 1936, publicado en la página 724 de la Gaceta de Madrid núm. 201 del día 19.

Dicho Decreto era de este escueto tenor:

A propuesta del Ministro de la Guerra,

Vengo en disponer que el General de División D. Francisco Franco Bahamonde cese en el mando de la Comandancia Militar de Canarias.

Dado en Madrid a dieciocho de Julio de mil novecientos treinta y seis.

MANUEL AZAÑA

El Presidente del Consejo de Ministros y Ministro de la Guerra

SANTIAGO CASARES QUIROGA

 

En este mismo número 201 de la Gaceta de Madrid del día 19 de julio de 1936, y en su página anterior 723, habían sido publicados muchos otros decretos, sobresaliendo el primero de ellos, mediante el cual había sido anulado el estado de guerra proclamado por los sublevados.

DECRETO

A propuesta del Ministro de la Guerra y de acuerdo con el Consejo de Ministros.

Vengo en decretar la anulación de la declaración del estado de guerra en todas las plazas de la Península, Marruecos, Baleares y Canarias, donde se haya dictado esta medida, quedando incursos en las máximas responsabilidades penales los infractores de este Decreto, y relevadas de obediencia a los Jefes facciosos las fuerzas militares.

Dado en Madrid a dieciocho de Julio de mil novecientos treinta y seis.

MANUEL AZAÑA

El Presidente del Consejo de Ministros y Ministro de la Guerra

SANTIAGO CASARES QUIROGA

* * * * * * * * * * *

A la vista de los documentos gacetarios expuestos, resultan inaceptables las múltiples referencias al General FRANCO como CAPITÁN GENERAL DE CANARIAS.

Referencias multiplicadas en infinidad de artículos y libros de conspicuos historiadores.

Historiadores, a los que, como mínimo, debemos considerar como poco rigurosos e inescrupulosos.

Además de poco respetables por su falta de respeto con la VERDAD Histórica.

De otra índole es la referencia diacrónica a la Comandancia MILITAR de las Islas Canarias como Comandancia GENERAL. Término éste último que aparece depués de la sublevación militar contra el Gobierno Republicano de España.

Cfr.:

https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2011/10/31/desempenaron-el-mando-de-esta-comandancia-general/

EL B.O.P. nº 45 DE 1931


En la portada del número 45 del Boletín Oficial de la Provincia de Santa Cruz de Tenerife, fechado el miércoles 15 de abril de 1931, puede leerse:

 

GOBIERNO CIVIL

de la

Provincia de Santa Cruz de Tenerife

TELEGRAMA OFICIAL

Madrid, 14 Abril 1931 a las 21,20

Ministro de la Gobernación a Gobernador civil

«En este momento acaba de posesionarse en gobernación del Poder Público el Gobierno Provisional de la República con la asistencia fervorosa del pueblo y la cooperación leal y fervorosa de la fuerza pública. El entusiasmo es solo comparable al orden perfecto que impera en la capital y en todas las poblaciones según las noticias que nos comunican

Confiamos que por ese Gobierno civil se cooperará al mantenimiento de esta admirable normalidad facilitando sin recelo ni hostilidad la expansión justificada del sentimiento nacional republicano y cuidando al propio tiempo de apoyar y proteger con eficacia y prudencia sin alarde ni exhibición inoportuna todos los derechos de todas las personas sin diferencias la significación de éstas, ya que las determinaciones que el Gobierno de la República deba adoptar emanarán de él inspiradas en la justicia y por cauces normales. A nuestra posesión precedió esta mañana la conferencia del conde de Romanotes en representación del Gobierno caído y de la Corona renunciante, en la cual trató con el presidente del Gobierno provisional que procura, y esa conferencia lo confirma, instaurarse sin violencia asentado sobre la opinión ya demostrada del país y deseoso de que como encargo especialmente a V.E. y debe hacerlo presente a este noble y generoso pueblo la continuación del orden sea el remate del ejemplo de ciudadanía dado por nuestro país.

El Gobierno Provisional de la República ha quedado constituido en la forma siguiente:

Presidente, don Niceto Alcalá Zamora.

Estado, don Alejandro Lerroux.

Gracia y Justicia, don Fernando de los Ríos.

Marina, don Santiago Casares Quiroga.

Hacienda, don Indalecio Prieto.

Gobernación, don Miguel Maura.

Instrucción Pública, don Marcelino Domingo.

Fomento, don Álvaro Albornoz.

Trabajo, don Francisco Largo Caballero.

Economía, dos Luís Nicolau;

y del de nueva creación de Comunicaciones don Diego Martínez Barrios.

Ruego a V.E. que al recibo de la presente circular entregue el mando de la provincia al señor presidente de la Audiencia y que al darme cuenta del hecho me comunique el estado de la misma interesando del señor Presidente de la Audiencia proceda de análoga manera.»

◄▬►

CIRCULARES

En cumplimiento de lo dispuesto en la anterior orden circular telegráfica hago entrega en esta fecha del mando de la provincia al Ilustrísimo Sr. Presidente de la Audiencia, don José Ramón Fernández Díaz.

Santa Cruz de Tenerife, 14 de Abril de 1931.

El Gobernador,

Gustavo Morales

 

◄▬►

En ejecución de lo mandado por la superioridad me he posesionado interinamente en el día de hoy del cargo de Gobernador civil de esta provincia.

Santa Cruz de Tenerife, 14 de Abril de 1931.

El Gobernador interino

José R. Fernández Díaz

◄▬►

TELEGRAMA OFICIAL

Madrid, 15 Abril 1931 a las 14.20.

Ministro de la Gobernación a Gobernador civil.

«Vistas circunstancias especiales de esa provincia ruégole entregue mando señor Lara»

 

Este texto termina en la página 2 del Boletín.

Y a continuación viene éste:

◄▬►

 

CIRCULARES

Cumpliendo ordenado en el anterior telegrama hago entrega con esta fecha del mando de la provincia al señor don Antonio de Lara y Zárate.

Santa Cruz de Tenerife, 15 de abril de 1931.

EL AYUNTAMIENTO OCUPADO POR LOS SUBLEVADOS


Producida la sublevación militar, el sábado 18 de julio de 1936, el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, sin oposición alguna, fue ocupado por el Coronel de la Guardia Civil JUAN VARA TERÁN.

 

* * * * * * * * *

 

Este Coronel, se encontraba en Santa Cruz de Tenerife, desde el miércoles 1º de julio de 1936, disfrutando de una licencia de dos meses por enfermo.

Resulta evidente que se había recuperado rápidamente, de su alegada enfermedad.

Por su protagonismo en los acontecimientos posteriores desencadenados el sábado 18 de julio de 1936, esta oportunísima licencia por enfermedad, que sirvió a JUAN VARA TERÁN, para venir a Tenerife, permite conjeturar que el Coronel JUAN VARA TERÁN, vino a Santa Cruz de Tenerife, donde sus conocimientos de las Islas serían muy útiles, para participar en la sublevación militar que venía gestándose desde hacía tiempo. Sublevación a la cual se adhirió incondicionalmente, siendo designado para apropiarse del Ayuntamiento.

Hay que recordar que este Coronel, había hecho uso, desde el 1º de febrero de 1936, de otra licencia de dos meses, por enfermedad, en Santa Cruz de Tenerife. Regresando a su residencia en La Coruña el 1º de abril de 1936.

Producido el triunfo electoral del Frente Popular, el ministro Casares Quiroga resuelve conferir mandos y destinos a un coronel y quince tenientes coroneles, los cuales verificarán su incorporación al que se les adjudica con toda urgencia.

La Orden datada el 28 de abril había sido publicada en el número 121 de la Gaceta de Madrid de fecha 30 de abril de 1936.

El coronel que había sido cambiado de mando, fue JUAN VARA TERÁN, que era enviado del 6º Tercio al 23º Tercio.

Para cubrir su vacante en Coruña fue nombrado el Teniente Coronel Francisco Brotons Gómez, especificando que éste es nombrado para desempeñar el mando del 6º Tercio, en plaza de superior categoría.

Después de la adjudicación de este destino para mandar el 23º Tercio de la Guardia Civil, de urgente incorporación, JUAN VARA TERÁN disfrutará de un permiso, desde el 9 al 31 de mayo de 1936.

En el mismo número 121, de la Gaceta de Madrid de fecha 30 de abril de 1936, es también publicada esta Orden del mismo Ministerio de la Gobernación:

 

Excmo. Sr.: Este Ministerio ha tenido a bien disponer que el Coronel de ese Instituto, en situación de “disponible forzoso”, en Granada, D. Agustín Piñol Riera, pase destinado a mandar el 24º Tercio

Lo digo a V.E. para su conocimiento y efectos. Madrid, 28 de Abril de 1936.

CASARES QUIROGA

Señor Inspector General de la Guardia Civil.

 

Así es como vino destinado el Coronel AGUSTÍN PIÑOL RIERA a Tenerife, donde participaría en la sublevación militar del 18 de julio de 1936.

 

El 2 de junio de 1936, en la página 1946 del número 154 de la Gaceta de Madrid, leemos esta Orden del Ministerio de la Gobernación.

 

Excmo. Sr.: Su Excelencia el señor Presidente de la República, por resolución de esta fecha, confiere los mandos que se indican a los Jefes de ese Instituto comprendidos en la siguiente relación, que principia con D. Arturo Blanco Horrillo y termina con D. Juan Vara Terán.

Lo digo a V.E. para su conocimiento y cumplimiento. Madrid, 31 de Mayo de 1936.

JUAN MOLES

 

Señor Inspector General de la Guardia Civil.

RELACIÓN QUE SE CITA

Coroneles

D. Arturo Blanco Horrillo, del 5º Tercio al 17º.

D. Joaquín Fernández Trujillo, del 17º Tercio al 5º

D. Pio Navarro López, del 8º Tercio al 23ª

D. Juan Vara Terán, del 23º Tercio al 20º

 

O sea, que viendo este nuevo cambio de destino, – del 23º al 20º Tercio -, puede decirse que el Coronel JUAN VARA TERÁN, prácticamente, NO estuvo en el 23º tercio de la Guardia Civil.

Y su estancia en el 20º Tercio de la Guardia Civil, sería, asimismo, brevísima. Pues, sin haber transcurrido ni un mes, el 1º de julio, JUAN VARA TERÁN comienza el disfrute de una licencia de dos meses por enfermo en Santa Cruz de Tenerife.

Habiendo previamente, como hemos visto, disfrutado de una licencia equivalente, desde el 1º de febrero de 1936. Y de un permiso desde el 9 al 31 de mayo del mismo año 1936.

Resumiendo: en un semestre, el Coronel JUAN VARA TERÁN, no había estado ni dos meses de tiempo real de servicio activo.

 

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Al día siguiente, domingo 19 de julio de 1936, el mismo Coronel JUAN VARA TERÁN, junto con siete conspicuos individuos, y el Secretario Municipal HIPÓLITO FUMAGALLO MEDINA, se reúnen en sesión, de la cual se levantó Acta.

Así es como consta en los folios 95 y 96 vuelto del Libro de Actas Municipales, marcado como número 30 de Permanentes.

 

En la Ciudad de Sta Cruz de Tenerife a diecinueve de Julio de mil novecientos treinta y seis, siendo la hora de las doce, en el Salón de actos de estas Casas Consistoriales, se reunieron bajo la Presidencia del señor Coronel de la Guardia Civil don Juan Varan Terán, los Sres. Don Manuel Cruz Delgado, don Pedro Duque Déniz, don Asensio Ayala Espinosa, don Miguel Llombet Rodríguez, don Juan Yanes Perdomo, don Francisco La-Roche Aguilar, y don Juan P. Alba, a quienes, según oficio del Sr. Delegado de Hacienda, como mayores contribuyentes, en unión de don Francisco Rodríguez Barrios y don Vicente E. Pérez, ha correspondido formar la comisión Gestora Municipal, que dispone el Bando de esta comandancia Militar, declarando el estado de Guerra.

Abierto el acto y resultando encontrarse presente la mayoría de los Señores que han de constituir dicha comisión Gestora, el Sr. Presidente la dio por constituida.

El Sr. Llombet hace constar que el oficio del Delegado de Hacienda contiene error, por cuanto él, no es mayor contribuyente por Rústica.

Seguidamente se procedió a hacer la designación de los Distritos que ha de regir cada gestor, aprobándose en la forma que sigue:

 

1º Don Francisco La-Roche [Aguilar]

2º Don Asensio Ayala [Espinosa].

3º Don Pedro Duque [Déniz]

4º Don Manuel Cruz [Delgado]

5º Don Juan Yanes Perdomo

6º Don Miguel Llombet [Rodríguez]

7º Don Vicente E. [Expósito Pérez] – [ausente]

8º Don Juan Pedro Alba [Carmona]

 

A continuación se acordó que el Regidor del primer distrito dirija los asuntos de la Sección Central, Régimen y Personal; el del segundo, los asuntos de Hacienda; el del tercero, los de Agricultura, Aguas, Montes y Jardines; el del Cuarto, Gobernación; el del quinto, Obras; el del sexto, Instrucción Pública y Trabajo.

 

Todo según el Reglamento de Procedimiento de la Secretaría de la Corporación.

Se convino celebrar sesiones los lunes de cada semana en primera convocatoria y los miércoles de segunda, a las seis de la tarde.

Resultando que no han asistido a este acto el Sr. [Francisco] Rodríguez Barrios por alegar enfermedad y el Sr. V. [= Vicente Expósito] Pérez, por estar ausente, el Sr. Presidente queda en adoptar las medidas que procedan, atendidas las circunstancias del caso.

Y sin mas se levanta la presente acta de la que se remitirá seguidamente Certificación al Excmo Sr. Comandante Militar, en cumplimiento de lo que prevenido se halla, firmando todos los asistentes, de que yo, el Secretario, Certifico.

Siguen las firmas de JUAN VARA TERÁN, FRANCISCO LA-ROCHE AGUILAR, ASENSIO AYALA ESPINOSA, PEDRO DUQUE DÉNIZ, MANUEL CRUZ DELGADO, JUAN YANES PERDOMO, JUAN PEDRO ALBA CARMONA, MIGUEL LLOMBET RODRÍGUEZ [ilegible], e HIPÓLITO FUMAGALLO MEDINA, el cual como Secretario da fe, firmando el último.

Llama la atención la tímida protesta de MIGUEL LLOMBET RODRÍGUEZ, haciendo ver que él no es el mayor contribuyente por Rústica y que debe haber un error en el escrito del Delegado de Hacienda. Protesta que consta en acta y no es atendida.

Y, obsérvese, que la idoneidad para ser designados gestores municipales deriva de su condición de ser los máximos contribuyentes en Hacienda, según oficio de esta dependencia estatal.

Oficio que podemos suponer había sido emitido el sábado 18, o en la mañana del mismo domingo 19 de julio de 1936.

Dicho de otro modo: que fueron designados gestores los potentados o ricos de la Ciudad.

O, siendo más precisos, los gestores designados eran los conspicuos individuos de mayores rendimientos económicos declarados a Hacienda, dentro de su sector de actividad económica.

Con la salvedad de MIGUEL LLOMBET RODRÍGUEZ, quien así lo hizo constar, como hemos visto.

Con todo, MIGUEL LLOMBET RODRÍGUEZ sería destinado a otras tareas.

NOTAS SOBRE AGUSTÍN PÌÑOL RIERA


Por orden publicada en la página 900 del número 121 de la Gaceta de Madrid, de fecha 30 de abril de 1936, firmada por SANTIAGO CASARES QUIROGA, entonces Ministro de la Guerra y Jefe del Gobierno de la República, el coronel AGUSTÍN PIÑOL RIERA había sido destinado al mando del 24 Tercio de la Guardia Civil (Canarias), cesando en la situación de disponible en que se encontraba en Granada.

En 20 de junio de 1936, por el Ministerio de la Gobernación había sido dispuesto que el coronel AGUSTÍN PIÑOL RIERA debía pagar 240 pesetas. Este importe era el correspondiente a los pluses de concentración de seis individuos, devengados en el mes de marzo de 1934,-  cuando PIÑOL mandaba la Comandancia de Cudad Real -, no obstante haberse presentado en la misma con oportunidad, por el jefe de la fuerza concentrada en Albadalejo y Alcubillas, las relaciones correspondientes.

Contra esta disposición el coronel AGUSTÍN PIÑOL RIERA había presentado instancia, en súplica de ser relevado de dicho pago.

El Ministerio de la Gobernación resolvería desestimando lo solicitado en la instancia, argumentando que el coronel AGUSTÍN PIÑOL RIERA, carecía de derecho a lo que había solicitado.

La resolución desestimatoria fue publicada en la página 1284 del número 229 de la Gaceta de Madrid de fecha !!!16 DE AGOSTO DE 1936¡¡¡.

La máquina burocrática de la administración seguía funcionando implacablemente, ciega y sorda a los acontecimientos.

El coronel AGUSTÍN PIÑOL RIERA fue promovido a General de Brigada de la Guardia Civil, por Decreto dado en Burgos el doce de mayo de 1938, II Año Triunfal, publicado en la página 7310 del número 570 del Boletín Oficial del Estado de fecha 14 de mayo de 1938. Decreto firmado por FRANCISCO FRANCO, y refrendado por el Ministro de Defensa Nacional FIDEL DÁVILA ARRONDO.

Dos semanas después, el septuagenario general SEVERIANO MARTÍNEZ ANIDO, Ministro de Orden Público del gobierno de FRANCO, dictaría orden datada en Valladolid, 27 de mayo de 1938, II Año Triunfal, disponiendo que el recién ascendido General de Brigada de la Guardia Civil AGUSTÍN PIÑOL RIERA pase a las inmediatas órdenes del Inspector General del Instituto.

Esta Orden aparece publicada en la página 7614 del número 585 del Boletín Oficial del Estado de fecha 31 de mayo de 1938.

Habiendo solicitado la concesión de la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, ésta le fue concedida por decreto de 23 de noviembre de 1940.

Decreto publicado en la página 8391 del número 342 del B.O.E. del día 7 de diciembre de este mismo año 1940.

Por decreto dado en El Pardo el siete de febrero de 1941, es nombrado Subdirector de la Guardia Civil el General de División del propio Cuerpo AGUSTÍN PIÑOL RIERA.

Este Decreto aparece publicado en la página 1009 del número 44 del B.O.E.

En esta misma página están también publicados tres decretos de la misma fecha y lugar, relacionados con altos mandos militares de Canarias.

El primero de ellos disponía que el General de División JOAQUÍN GARCÍA PALLASAR, quedase en situación de disponible en la Primera región Militar, continuando en el desempeño en comisión del cargo de Director General de Industria y Material del Ministerio del Ejército.

En segundo lugar, es nombrado Jefe de la División número 43, en plaza de superior categoría, el General de Brigada ANATOLIO FUENTES GARCÍA.

Y, finalmente, se nombra gobernador Militar de Tenerife, al General de Brigada EUGENIO SANZ DE LARIN, que ya había desempeñado tal destino con el grado de Coronel.

 

 

MARCHA DE CANARIAS DE FRANCISCO FRANCO


El General FRANCISCO FRANCO BAHAMONDE fue el último Comandante Militar de Canarias, legalmente designado por el gobierno de la Segunda República Española.

Aquí se SUBLEVÓ contra el Gobierno legítimo de República, y abandonó las Islas Canarias, volando desde el aeródromo de Gando de Gran Canaria hasta Marruecos, el sábado 18 de julio por la tarde, en el avión británico G-ACYR, De Havilland 89 modelo Dragon Rapide.

Este avión había sido contratado en Inglaterra el jueves 9 de julio de 1936. por la tarde. Despegó al alba del sábado día 11, desde Croydon, arribado a Gando en Gran Canaria, el martes 14 de julio de 1936, después del mediodía.

Oficialmente, el general Franco fue el tercer Comandante Militar de las Islas Canarias, legalmente nombrado por el Gobierno Republicano.

Su cese oficial en este cargo, sería publicado en la página 724 de la Gaceta de Madrid número 201 del 19 de julio de 1936, mediante este Decreto:

A propuesta del Ministro de la Guerra, Vengo en disponer que el General de División D. Francisco Franco Bahamonde, cese en el mando de la Comandancia militar de Canarias.

Dado en Madrid a dieciocho de Julio de mil novecientos treinta y seis.

MANUEL AZAÑA

El Presidente del Consejo de Ministros y Ministro de la Guerra,

SANTIAGO CASARES QUIROGA.

Tras la marcha de Francisco Franco, el general LUIS ORGAZ YOLDI se hizo cargo del mando de la Comandancia Militar de Canarias, desempeñando este puesto durante tres días, hasta el martes 21 de julio de 1936, fecha en que abandonó el Archipiélago Canario para incorporarse al Ejército de África, en Marruecos, bajo las órdenes de Franco.