CORONEL JULIO FUENTES SERRANO DECLARA EN PIEZA SEPARADA DE CAUSA 50 DE 1936


143                     F.5,129,597

 

Declaracion del

Excmo Señor Go

bernador Civil

de la Provincia de Tenerife

En Santa Cruz de Tenerife a veinte de Agosto de mil novecientos treinta y seis S.S. el Señor Juez instructor dispuso se constituyera este Juzgado, previa autorización verval de la personalidad citada al margen, en su despacho oficial del Gobierno Civil con el fin de interrogarle. Enterado de que se trataba prometió ser veraz en sus manifestaciones y siéndolo por las generales dela Ley, dijo: Llamarse Don Julio Fuentes Serrano, Coronel retirado de Artillería, mayor de edad, natural de Santa Cruz de Tenerife y que no le comprenden las generales de la Ley.
Preguntado Si al encargarse del Gobierno Civil, le dio amplia libertad dentro del edificio del Gobierno Civil menos salir a la calle a los detenidos en el Ex–Gobernador de la provincia Don Manuel Vázquez Moro y Ex–Secretario Don Isidro Navarro Lopez, dijo: Que al Ex–Gobernador, ordeno siguiera recluido en sus habitaciones particulares y al Ex–Secretario, en el salón principal cuyas ventanas de la fachada habían de estar cerradas sin permitirles asomarse a ellas.

 

  En este estado el Sr. Juez dio por terminada esta declaración y leída por el declarante esta declaración, se afirma y ratifica en ella y la firma con S.S. de lo que doy fe.

 

[Firmas rubricadas de JULIO FUENTES SERRANO, SALVADOR IGLESIAS DOMÍNGUEZ y MANUEL FERNÁNDEZ MARTÍNEZ, declarante, Comandante Juez instructor y Teniente Secretario fedatario, respectivamente]

Cfr.: Archivo del Tribunal Militar Territorial 5.- 6401-207-1.- Pieza separada de Causa 50 de 1936. – Folio 143.

CORONEL TEÓDULO GONZÁLEZ PERAL DECLARA EN PIEZA SEPARADA DE CAUSA 50 DE 1936


 144                     F.5,129,598        144

 

Declaracion del

Sr. Coronel Coman

dante Militar

de las Islas Ca

narias, en fun

ciones de su em

pleo el dia autos

 

En Santa Cruz deTenerife a veintiuno de Agosto de mil novecientos treinta y seis, se constituyo este Juzgado previa autorización verbal de la personalidad que que motiva esta declaración en su despacho oficial de la Comandancia Militar con el fin de ser interrogado. Prometió ser veraz en sus manifestaciones y preguntado a tenor del Articulo 453 del Codigo de Justicia Militar,dijo: Que se llama Don Teodulo Gonzalez Peral, mayor de edad,Coronel de Estado Mayor y que no le comprenden los las demas generales de la Ley.
Preguntado Cual fue la actitud del Capitan Jefe de las fuerzas de asalto Victor Cortes al enterarse del movimiento militar iniciado

En la mañana del dieciocho de julio ultimo. Dijo, que un cuarto de hora antes de iniciarse el movimiento, se le comunico y fue preguntado si se podía contar con él y sus subordinados; contestando que estaba con el Ejercito para todo y que una vez dueñas las Tropas del Gobierno Civil, obedecería y cooperaria al movimiento con toda lealtad. – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – –

Preguntado Si se ordenó por la Comandancia General la concentración de todos los guardias de Asalto en el Cuartel de San Francisco, así como retirar los servicios establecidos en la Ciudad, dijo, que no.
Preguntado Si dicho Capitan de Asalto tuvo al corriente a la Autoridad Militar de todos los incidentes que iban ocurriendo en el transcurso del dia diesiocho de
 

145            F.5,129,629      145

Preguntado julio, dijo: Que hasta las diecisiete dieciocho horas de dicho dia, no tuvo noticias de dicho Capitan. Que á esta hora próximamente, se le presentó para decirle que sus tropas estaban inquietas y en actitud dudosa, mandosele entonces la orden de desarmarlas y mantenerlas arrestadas en su Cuartel. Que durante la entrevista, se presentó el Teniente Gonzalez Campos para hablar de lo mismo y al enterarse dicho Teniente que las Tropas de asalto iban á ser desarmadas se despidió adelantándose a su Capitan, en dirección a su Cuartel.

Que a dicho Capitan le encargó que una vez desarmadas, se recogieran todas las armas en un local cerrado

Preguntado Si el Capitan de la Guardia Civil encargado de recoger el armamento de los Guardias de Asalto fue enviado por la Autoridad Militar dijo que si. – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – En este estado el Señor Juez dio por terminada esta declaración y leida que fue por el declarante la misma se afirma y ratifica en su contenido y la firma salvando una equivocación donde dice diecisite tachatdo no vales, dieciocho, vale; ratificándose en ella y firmando con S.S. de lo que doy fe.

 

[Firmas rubricadas de TEÓDULO GONZÁLEZ PERAL, SALVADOR IGLESIAS DOMÍNGUEZ y MANUEL FERNÁNDEZ MARTÍNEZ, declarante, Comandante Juez instructor y Teniente Secretario fedatario, respectivamente]

Cfr.: Archivo del Tribunal Militar Territorial 5.- 6401-207-1.- Pieza separada de Causa 50 de 1936. – Folios 144 y 145.

* * * * * * * * * * * * *

El Secretario fedatario atribuye al Coronel TEÓDULO GONZÁLEZ PERAL el cargo de Comandante Militar de las Islas Canarias.

Cuando realmente era Comandante Militar de Tenerife.

El cargo de Comandante Militar de las Islas Canarias, era desempeñado por el Coronel JOSÉ CÁCERES SÁNCHEZ, desde Gran Canaria, después de la marcha del general LUIS ORGAZ YOLDI, quien a su vez había accedido a tal puesto dejado vacante por FRANCISCO FRANCO BAHAMONDE.

 

POR NEGARSE A FIRMAR LA ADHESIÓN AL MOVIMIENTO MILITAR SALVADOR DE ESPAÑA


CUERPO DE SEGURIDAD DE SANTA CRUZ DE TENERIFE

Nº 3741          Legº 153 – 7

E X P E D I E N T E

Instruido con motivo de haberse negado el Guardia JULIAN VILLANUEVA DÍAZ a firmar la adhesión al MOVIMIENTO MILITAR SALVADOR DE ESPAÑA.

 

 

EMPEZO

TERMINO
   
En 29 de Agosto de 1.936

En 1º de Diciembre de 1.936.

 

 

I N S T R U C T O R

S E C R E T A R I O
Teniente de Asalto

Guardia de Servicios Locales

Don CONCORDIO VELA BLASCO

Don MANUEL AFONSO OLIVA

 

Cfr.: A-TMTQ 3741-153-7.- Expediente contra JULIÁN VILLANUEVA DÍAZ.- Cubierta.

* * * * * * * * * * * * * *

Este expediente concluyó con la baja definitiva del Guardia de Asalto JULIÁN VILLANUEVA DÍAZ, en el Cuerpo al que pertenecía.

Así fue ordenado por el General ÁNGEL DOLLA LAHOZ, en 14 de octubre de 1936.

 

DECLARACIÓN DEL CAPITÁN DE LA COMPAÑÍA DE ASALTO VÍCTOR CORTÉS RAMÓN


J.2,979,904

 

DECLARACION del Capitán de la compañía de Asalto D. Victor Cortés Ramón.

En Santa Cruz de Tenerife a dos de septiembre de mil novecientos treinta y seis.

Ante el Señor Juez Instructor, hallándose presente el Secretario, compareció el anotado al margen, para prestar declaración, el que fue advertido de las prevenciones del artículo 451 del Código de Justicia Militar y, enterado prometió decir verdad.

Interrogado a tenor del artículo 453 del mismo Código, dijo: Llamarse como queda dicho al margen

natural de El Ferrol  Provincia de Coruña

de  mayor   años de edad, de estado  soltero   de profesión Capitán que manda la Compañía de Asalto de esta Capital, y que no le comprenden las demás generales de la Ley.

PREGUNTADO CONVENIENTEMENTE A CERCA DE LOS HECHOS DE AUTOS, dijo, que en los primeros días del movimiento, mandó un aviso para que se presentara en el Cuartel el Guardia Casado, y no lo efectuó, que posteriormente sobe el uno o el dos de agosto, el cual le hablo diciéndole que se presentara al Capitán y que como no lo efectuó dió parte a Comandancia proponiendo su baja en el Cuerpo por abandono de destino; que la situación del Guardia Marciano Casado antes del día dieciocho de julio era convaleciente por unos días después de haber causado alta en el Hospital Militar donde estuvo por accidente en actos de servicio; que no tiene mas que decir.

En este estado S.S. dio por terminada esta declaración y l3ida por el declarante se aifmra y ratifica en su contenido y firma, doy fe

[Siguen las firmas rubricadas de ANTONIO PÉREZ LINARES Y RODRÍGUEZ, VICTOR CORTÉS RAMÓN, y ANTONIO CARBALLO ARIAS].

 

Cfr. A-TMTQ 3641-149-37.- Diligencias Previas nº 169 de 1936.- Folio 3.

NO FUE POSIBLE SACAR LAS COPIAS DE LOS HISTORIALES


432

Oficio sobre papel común, habilitado mediante sello ovalado entintado, que lleva en su interior el escudo republicano rodeado por la leyenda

Cuerpo de Seguridad de Santa Cruz de Tenerife ASALTO

 

 

Habiendo sido cursada a ese Juzgado Militar la Documentación original del personal procesado en la Causa numero 50 perteneciente a esta unidad, ruego a V.S. si lo tiene a bien, disponga sea desglosada de la referida causa y remitida a esta unidad dicha documentación ya que por la premura de tiempo no fue posible sacar las copias de los Historiales, habiéndose quedado por tanto esta Oficina sin antecedentes de dicho personal procesado.

Santa Cruz de Tenerife 11 de Septiembre de 1936.

El Capitan

Victor Cortés

 [Firma rubricada]

[Al pie]

Señor Comandante Juez Permanente de esta

P L A Z A

Cfr.: Causa 50/1936 [6401-207-1].- Folio 432.

LA SALIDA DEL CUARTEL LA HIZO POR ORDEN DEL CAPITÁN


 306

ILTMO    SENOR

Jose Rico Aneiros, Guardia del Cuerpo de Seguridad procesado en la causa numero 50 del presente año como presunto autor de un delito de Sedicion Militar, ante V.l. comparece para solicitar la revocacion del auto de procesamiento dictado por el Juez Instructor esperando su autoridad se dignará revocar dicho auto teniendo en cuenta los razonamientos siguientes.

En el expresado auto se imputa al Guardia que suscribe que salio del Cuartel de Asalto a las ordenes del Teniente Señor Gonzalez Campos y estimulado por un grupo de paisanos que les excitaba a desalojar las fuerzas del Ejercito que ocupaban el edificio del Gobierno Civil haciendo fuego sobre las mismas, pero lo cierto es que el compareciente no tuvo en el hecho la participacion que se le atribuye y a ello expone losa siguientes razonamientos

Que la salida del Cuartel la hizo por orden del Capitan y despues de salir el primer grupo con el Teniente Señor Campos.

Que no es cierto que hiciera el recorrido que se le atribuye y fue detenido en el ninguna azotea ya que al llegar a la Calle de San Jose se encontró con el Sargento Otero que ordeno volviesemos al Cuartel donde permaneció hasta que fue detenido.

Por todo lo expuesto.

S U P L I C O a V.l. que teniendo por presentado este escrito e interpuesto el presente recurso de reposicion contra el auto de fecha veintiseis del corriente en cuanto por él se declara procesado el que suscribe se sirva acordar que dicho procedimiento quede sin efecto revocando lo que afecta el procesamiento del compareciente por ser asi de justicia.

Santa Cruz de Tenerife a 29 de Julio de 1.936.

José Rico Aneiros

[Firma rubricada]

[Al pie]

Iltrmo. Señor. Auditor de Guerra de Canarias.

 

Cfr.: Causa 50 de 1936 [6401-207-1].- Folio 306.

 

SOBRE LAS ONCE HORAS LLEGÓ EL CAPITÁN DE LA GUARDIA CIVIL SR. HERRERA


 276

I L T M O     S E N O R

Pedro Novellón Peralta, Cabo del Cuerpo de Seguridad, procesado en la causa número 50 del corriente año, como presunto autor de un delito de Sedición Militar, ante V.I. comparece para solicitar la revocación del auto de procesamiento dictado por el Juez Instructor, esperando de su Autoridad, se digne revocar dicho auto, teniendo en cuenta los siguientes razonamientos:

En el expresado auto se imputa al Cabo que suscribe se sumó a los grupos que injuriaban y provocaban a las fuerzas del Ejército, sumando su actuación a los restantes componentes de la fuerza que agredía a la del Ejercito y después de haber estado en lugar de la lucha se refugió en un inmueble de la calle de San José, pero lo cierto es, que el compareciente no tuvo en el hecho la participación que se le atribuye, y a ello expone los siguientes razonamientos:

Que sobre las 18 horas se encontraba en el Cuartel de Locales, en la calle de la Rosa, y que por orden de su Jefe, el Teniente Don Vicente Canal de la Rosa, el cual había recibido aviso telefónico desde el alojamiento de Asalto, se incorporaron todos al mando del mismo en el referido alojamiento. Que una vez en este y al ordenar el Teniente que se rompiera fila y se constituyeran de reten , se dirigió, antes de salir fuerza alguna del Cuartel, hacia las oficinas de telegrafos con intenciones de poner un telegrama a sus familiares, Al llegar a la calle de San José a la altura de las oficinas de la Transmediterranea, se encontró con el Guardia perteneciente a su Sección, Don Juan Pulido Montes, el que le manifestó que venía de entregar las llaves pertenecientes al automóvil propiedad de Don Manuel Cruz, que había estado conduciendo durante el día, y que no había podido hacerlo por estar cerradas las oficinas, El mencionado Guardia preguntó al que suscribe, hacia donde se dirigía, contestandole que se dirigía a Telégrafos con intenciones de poner un telegrama, diciéndole aquél que le acompañaría. Que continuaron ambos por la calle de San José para efectuar el objeto expresado, pero al llegar frente a la calle Peligros, se vieron sorprendidos por unos disparos, que al parecer se hacían en la Plaza de la República. A los breves instantes de ocurrir esto apareció por la mencionada calle de Peligros, el Guardia Don Pedro Benítez Ramírez, al cual le preguntó el que suscribe si sabía a que obedecían los disparos, contestandole, que no lo sabía. Como lejos más y de todas las direcciones, corrimos todos a refugiarnos en el portal de la casa número seis de la calle de San José. Estando en dicho portal aba el fuego esperando hasta ver que si cesaba el fuego y podíamos enterarnos de lo que ocurría, llegó un paisano que pasaba manifestando que en la Plaza de la Republica, las fuerzas de ejército habían muerto a un Guardia. Seguidamente e ignorando todo lo que ocurría y como el fuego no cesaba, subieron todos al primer piso de la citada casa, dándoles alojamiento su dueño.

Que en la referida casa permanecieron, no atreviéndose a salir por temor a ser objeto en la oscuridad de una agresión por parte de los soldados que en gran cantidad había en la mencionada calle y que por la voces que daban se notaba en ellos un gran nerviosismo. Por la mañana del siguiente enviaron aviso al Sr Capitán con el hijo del dueño de la casa, comunicándoles donde se encontraban, ordenando este por mediación del referido hijo del dueño de la cas,a que continuaremos en ella hasta la llegada de la fuerza de la Guardia Civil, que se haría cargo de nosotros efectuándose esto sobre las once horas que llegó el Capitán de la Guardia Civil Sr. Herrera, acompañado de varios números conduciéndonos a la Comandancia Militar.

Por todo lo expuesto .

S U P L I C A  a V.l. que teniendo por presentado este escrito e interpuesto el prese nte recurso de reposición contra el auto de procesamiento de fecha veintiséis del corriente, en cuanto por él se declara al procesado que suscribe se digne acordar que dicho procesamiento quede sin efecto revocándolo en lo que afecta al procesamiento del compareciente, por ser asi de Justicia.

Santa Cruz de Tenerife a 29 de Julio de 1,936.

Pedro Novellón

Peralta

[Firma rubricada]

 

[Al pie]

Iltmo. Señor Auditor de Guerra de Canarias.

 

Cfr.: Causa 50 de 1936 [6401-207-1].- Folio 276.

OBRÓ SIEMPRE EN VIRTUD DE OBEDIENCIA DEBIDA


I L T M O  S E N O R

Francisco Lopo Orge, Cabo del Cuerpo de Seguridad, procesado en la causa número 50 del presente año, como presunto autor de un delito de Sedición Militar, ante V.I. comparece para solicitar la revocación del proceso, dictado por el Juez Instructor esperando de su Autoridad, se dignará revocar dicho auto de procesamiento, teniendo en cuenta los razonamientos siguientes:

En el expresado se acusa al Cabo que suscribe que salió del Cuartel de Asalto a las ordenes del Teniente Sr Gonzalez Campos y estimulados por un grupo de paisanos que les excitaban a desalojar las fuerzas del Ejercito que ocupaban el edificio del Gobierno Civil, haciendo fuego sobre las mismos, pero lo cierto es, que el compareciente no tuvo en el hecho la participación que se le atribuye, y a ello expone las siguientes razones:

Que no es cierto que saliera del Cuartel el día de autos, estimulado por paisanos, y que al hacerlo fue obedeciendo en todo las ordenes de sus superiores, el cual en este caso era el Teniente Sr Gonzalez Campos, que le dijo: «Lopo venga Vd con unos cuantos Guardias», saliendo a cumplimentar dicha orden con el mismo.

Que no es igualmente cierto que se dirigieran al edificio del Gobierno Civil, con intenciones de asaltar el mismo, como se les imputa, puesto que al salir de su alojamiento con el Teniente Campos, no sabían a lo que iban,  y al enterarse en la calle por algunos paisanos que el edificio del Gobierno estaba en poder de estos, entonces desviaron su camino que era por la calle de San Francisco, tomando entonces por la por la Villalba Hervás, después de del Sí, para desembocar en la del Castillo, con el fin de poder apreciar mejor lo que sucedía. Que al llegar a la esquina de la Plaza de la Constitución, se pararon todos frente al Café Suizo, estando en actitud espectativa pues observaron que las puertas del Gobierno Civil estaban completamente cerradas, viendo también que en medio de la Plaza, frente al Gobierno havia un compañero tendido en el suelo. Estando en esta actitud, que duró breves momentos, fueron agredidos a tiros desde distintos, viéndose obligados a hacer uso de sus armas para repeler la agresión de que eran objeto y poder retirarse, todo ello siempre en contacto con su Superior el Teniente Sr Gonzalez Campos.

Seguidamente el mencionado Teniente ordenó que entraran todos en el edificio que ocupa el mencionado Café, con objeto desde la azotea poder cooperar con la fuerza del Ejercito, para desalojar de paisanos el edificio del Gobierno Civil.

Una vez que la fuerza del Ejercito irrumpió en la Plaza de la Constitución no se volvió a hacer un solo disparo, pero se vieron sorprendidos al ve r que estas dirigían sus disparos hacia el lugar donde el exponente y sus compañeros se encontraban. Ante la actitud del Ejercito y comprendiendo que padecían un lamentable error, intentaron por varias veces hablar por teléfono a Comandancia Militar, no pudiéndolo conseguir hasta bastante tarde, durante este tiempo, permacieron todos en una habitación. Notando el que relata que el Teniente Sr Gonzalez Campos, no se encontraba ya en la casa. Entonces el que suscribe como mas antiguo ordenó a la fuerza allí presente que se despojasen de sus armas y correajes, para de esta forma poder salir a la calle, lo que todos hicieron, donde les esperaba ya fuerza del Ejercito que les detuvo.

Para mayor abundamiento del que suscribe obró siempre en virtud de obediencia debida, lo demuestra su actuación de horas anteriores,; aproximadamente a las cuatro de la madrugada del día de autos, fue llamado a la oficina por el Sr Capitán, el cual le 1manifestó lo que iba a ocurrir, encargándole que se pasase por Telégrafos y le digese a la fuerza de Seguridad allí de servicio, que se retirase al ver llegar a la fuerza del Ejercito, sin ofrecer resistencia alguna. Igualmente advirtió la retirada de otros servicios. Una vez cumplimentado todo esto, se hizo cargo el que relata de la puerta del Gobierno, por haberse lo ordenado así su Capitán.

Con posterioridad, llegó el Teniente Sr Company haciéndose cargo de estos servicios. Después de hacerse cargo del Gobierno Civil, las fuerzas del Ejército, prestó servicio en la Plaza de la Constitución hasta las 6’30 en que fue relevado por el turno entrante, marchando al alojamiento de la Compañía y constituyéndose de retén, hasta la hora en que ocurrieron los hechos de autos.

Por todo lo expuesto,

S U P L I C A a V.l. que teniendo por presentado este escrito e interpuesto el presente recurso de reposición, contra el auto de fecha veintiséis del actual, en cuanto por él se declara procesado al que suscribe, se digne acordar que dicho procesamiento quede sin efecto, revocándolo en lo que afecta al procesamiento del compareciente, por así de Justicia.

Santa Cruz de Tenerife a 29 de Julio de 1,936.

Francisco Lopo

[Firma rubricada]

Iltmo. Señor Auditor de Guerra de Canarias.

Cfr.: Causa 50 de 1936 [6401-207-1].- Folio 274.

“ARBELOA LLAME A LOCALES QUE VENGA TODA LA FUERZA PARA ABAJO»


272

I L T M O  S E N O R

Felix Arbeloa Izco, sargento del Cuerpo de Seguridad, procesado en la causa numero 50 del corriente año como presunto autor de un delito de Sedicion Militar, comparece  para solicitar la revocacion del auto de procesamiento dictado por el Juez Instructor, esperando de su autoridad se digne revocar dicho auto teniendo en cuenta los razonamientos siguientes:

En el expresado auto se imputa al sargento que suscribe haber recogido los propositos de indisciplina manifestados en conversaciones ydecisiones de Guardias y Clases del Cuerpo, y haber dado aviso telefonico al cuartelillo de Servicios Locales sin orden superior y con desconocimiento de sus Jefes para que fuesen trasladadas dichas Fuerzas al de Asalto, pero lo cierto es que el compareciente no tuvo en el hecho la participacion que se le atribuye y a ello expone los siguientes razonamientos.

Que durante todo el dia de los sucesos prestó los servicios que ya hace constar en sus declaraciones, negando rotundamente recogiese propositos de indisciplina de los Guardias, por no estar en su mismo tal idea y ademas por estar casi todo el dia fuera del Cuartel.

Que no es cierto que partiese del que suscribe la orden telefónica para que las fuerzas de Servicios Locales se incorporasen al Cuartel, siendo lo cierto que el capitán estaba conversando con el Teniente Señor Campos y dirijiéndose ambos al declarante y en voz alta dijo el Teniente: “Arbeloa llame a Locales que venga tosa la Fuerza para abajo». a lo que hubo de replicar: ¿todos? y el Capitan contestó: “si todos”. (Esto lo oyeron cuantos Guardias estaban al lado del teléfono y entre ellos Don Enrique Diez Arias y Don Justo Salgueiro Rodriguez. Dada la orden al Teniente Canal, (pues el Sargento Mata se puso al habla cedio el aparato a aquél) y una vez colgado el auricular le dijo el Capitán: «para abreviar y traer las municiones, coja una guagua que hay a la puerta del Cuartel y traiga toda para aqui». Y para cuando llego al Cuartelillo ya habia bajado el Teniente con la mayoria de la fuerza por otra Calle.

Que regresó al Cuartel con el Sargento Mata y algun Guardia mas, no sin antes ordenar dicho sargento se quedase un Cabo y dos Guardias para cuidar el Cuartelillo, a pesar de haberle repetido la orden de que bajasen todos.

Que al llegar el declarante al Cuartel vió como el Teniente Canal conversaba con el Capitan sin extrañarase éste de la incorporacion de la fuerza al Cuartel; ¡como se iba a extrañar si él lo habia mandado?

Por todo lo expuesto.

S U P L I C A a V. I. Que teniendo por presentado este escrito e interpuesto el presente recurso de reposicion contra el auto de fecha veintiseis del corriente, en cuanto por el se declara procesado al que suscribe, se digne acordar que dicho procesamiento quede sin efecto, revocandolo en lo que afecta al procesamiento del compareciente por ser asi de justicia.

Santa Cruz de Tenerife a 29 de Julio de 1936.

Felix Arbeloa

[Firma rubricada]

Iltrmo. Señor Auditor de Guerra de Canarias.

 

Cfr.: Causa 50 de 1936 [6401-207-1].- Folio 272.

AQUEL 18 DE JULIO DE 1936 EN SANTA CRUZ DE TENERIFE, QUE YO VIVÍ Y RECUERDO


Heme aquí sentado ante mi ordenador, para tratar de recordar todos aquellos días que nos llevaron a aquella fecha, que tan marcada ha quedado en tantos españoles, y más en los que por diversas circunstancias fueron testigos.

Van a cumplirse ahora nada menos que 76 años, y aunque yo iba a cumplir 11, si siguen leyendo mis recuerdos que relaciono con lo acontecido en esos tristes días, una parte de ellos los apoyo en mis vivencias, según van aflorando a mi mente abusando de poseer buena memoria a pesar de los años que acumulo ya.

Luego continuaré con lo que Pedro Medina Sanabria ha desvelado con tanto trabajo y acierto, después de hurgar entre tantos papeles y legajos, para mostrarnos declaraciones de personajes, casi todos de la Guardia Civil, y que tomaron parte muy activa en ese día 18, si bien es verdad que a veces me permito hacer algún comentario a los mismos.

Y, finalmente lo haré con lo que mi padre Gorgonio Pérez Velasco, Capitán de la Guardia Civil y su intimo amigo y compañero desde los tiempos en que ambos eran cadetes en la Academia de Infantería de Toledo, el también Capitán del Cuerpo D. Guillermo Candón Calatayud, destinado como mi padre en la Comandancia de Santa Cruz, me contaron sobre como ellos vivieron aquel día 18 de julio de 1936, y sucesivos, cuando yo ya había dejado de ser un niño, tras haberme convertido en un hombre hecho y derecho.

Con el entonces Capitán Candón mantuve a través de los años una buena amistad hasta su fallecimiento.

Más adelante volveré a hablar de este Capitán.

Ya en año 1936 con la llegada del Frente Popular el 16 de febrero, empiezan a surgir conflictos entre la clase obrera y patrones. Y con este ambiente hostil llegamos al día 13 de marzo, en que a las 10 de la mañana llega a Santa Cruz de Tenerife, el General Franco, para hacerse cargo de la Comandancia Militar de las Islas Canarias.

En 1936, la Guardia Civil de Canarias, estaba mandada por el Coronel D. José Osuna Pineda, Jefe del 24 Tercio, si bien desde el 17de enero había quedado configurada de este modo:

Jefe accidental; el Teniente Coronel D. Emilio Baraibar Velasco, que era Primer Jefe de la Comandancia de Las Palmas.

Bajo este mando en Tenerife estaban:

El Comandante D. Ignacio Gárate Echeto, recién ascendido procedente de la Comandancia de Palencia,

Los Capitanes D. Gorgonio Pérez Velasco, D. Rafael Herrera Zayas y D. Francisco Pallás Martínez, más el Teniente D. Pedro Jiménez Moreno, Jefe de Línea al mando de la Casa Cuartel de la calle del Pilar.

Franco no fue muy bien recibido por el pueblo canario, apareciendo en las paredes de las calles pintadas contra su persona.

El día 14 se produce el asalto a la imprenta de la GACETA DE TENERIFE, por individuos armados con pistolas, los cuales fueron sorprendidos por una pareja de Guardias Civiles que se encontraban en las inmediaciones, pero consiguieron huir.

El día 17 en la Ciudad de La Laguna, grupos de elementos extremistas se personaron en Conventos  y Colegios ordenando los abandonasen a fin de pegarles fuego, al propio tiempo que dichos grupos se dedicaban por la Ciudad a cachear al personal de orden. Seguidamente se establecieron servicios lográndose no llevasen a efecto sus propósitos.

Los sucesos de los días 14 y 17 de marzo de 1936 los he sacado de unos papeles que mi padre conservaba y que pertenecían a la Comandancia  de Santa Cruz. Podía enumerar más, pero se haría largo.

A primeros de abril, se hace cargo de la Comandancia tinerfeña como Primer Jefe el Teniente Coronel D. Isidro Cáceres Ponce de León, triste personaje del que ya hablaremos, quien venía precedido y alardeaba de haberse sublevado el 10 de agosto de 1932, cuando el General Sanjurjo lo hizo contra la Republica, y haber sido deportado a Villa Cisneros.

Y a finales de este mes de abril de 1936 , es el Coronel D. Agustín Piñol Riera, que se encontraba disponible forzoso en Granada, quien pasa a mandar el 24 Tercio de la Guardia Civil con cabecera en Santa Cruz de Tenerife.

Y por esos mismos días llega también a Santa Cruz el Capitán Guillermo Candón Calatayud, procedente de la Comandancia de Málaga.

Omitía decir que mi padre a finales de marzo se había desplazado a Madrid y Barcelona, para asistir a unas reuniones, como vocal que era de la Junta Pro-Huérfanos de la Guardia Civil. Regresó a mediados del mes de abril, presentándose al Coronel de Estado Mayor D. Teódulo Gónzalez Peral, el cual a su vez le hace pasar al despacho del General Franco, que deseaba saber qué ambiente se respiraba en la Guardia Civil en esas dos capitales, donde se estaba viviendo momentos muy tensos debido al comportamiento del Frente Popular.

Franco prestaba atención a todo lo que mi padre le iba informando, cosas buenas y otras no tan buenas, sobre el pensar de la oficialidad de la Benemérita en aquellos momentos, y finalizó la entrevista con estas palabras del General:

“Ya veremos quién le pone el cascabel al gato”.

Todo esto luego en mi casa, era comentado por mi padre con su amigo y compañero el Capitán Candón. Y, como era natural, mi padre informó a su Coronel, sin que éste nada objetara.

Van pasando los meses y todo son malas noticias las que se reciben de Madrid. Con tantas huelgas y líos entre los partidos políticos; y ya se comenta sin tapujos que se aproximaba un golpe militar dirigido por el General Mola, para derribar no a la Republica, sino al Gobierno del Frente Popular. Que desde el mes de febrero las cosas no iban nada bien en España.

El Coronel Piñol nunca comentó nada relacionado con el golpe militar que se veía venir, con  sus subordinados. Pero parece ser que el Jefe de la Comandancia Ponce de León, a espaldas de su Coronel, si estaba actuando por su cuenta a favor del Alzamiento.

La gota que colmó el vaso fue el asesinato el 13 de julio de Calvo Sotelo, jefe de la oposición parlamentaria.

Ya llegamos al 18 de Julio de 1936, y en su madrugada cerca de las cinco, dan unos golpes insistiendo en ellos sobre una de las ventanas de mi casa. Mi padre con muchas precauciones, y pistola en mano, abre un poco la persiana y ve la camioneta de la Guardia Civil. El Sargento Becerra le dice, que por orden del Coronel y urgentemente debe acompañarle por estar acuartelados, habiendo sido avisados el resto de los oficiales.

Fueron momentos de confusión para mi padre, que ya se esperaba que esto iba a ocurrir de un momento a otro. Rápidamente se vistió su uniforme, calmando a mi madre, que la pobre estaba desolada pensando lo peor tal y como estaban los ánimos, entre derechas e izquierdas. Marchó mi padre y en casa quedamos en silencio.

La mañana transcurrió tranquila, y por la tarde mi hermana y yo fuimos a la casa del Coronel de la Guardia Civil, D. Juan Vara Terán que vivía en la calle Campos, a visitar a su nieta Carmencita de nuestra edad, hija del Capitán de la Guardia Civil D. Enrique Pueyo del Val y una hija de D. Juan, recién llegada de la Guinea Española donde su padre había sido jefe de la Guardia Colonial.

Debo dar unos datos relacionados con este Coronel, y son éstos: Siendo Teniente Coronel, en febrero de 1928, lo destinan para mandar la Comandancia de Santa Cruz de Tenerife, hasta agosto de 1933, que vuelve otra vez destinado a la Península. En el año 1934 asciende a Coronel  y pasa a la Guinea Española con el cargo de Subgobernador de dichos territorios. A primeros de julio de 1936 llega a Santa Cruz, donde tenía fijada su residencia, tras recibir una licencia de dos meses  por enfermedad y aprovecha su estancia en la isla, para participar en los inicios de la sublevación de los militares del día 18, en que le nombran Alcalde de Santa Cruz de Tenerife.

Dicho todo esto continúo.

Esa tarde no sé donde se encontraba el abuelo de Carmencita Pueyo Vara, pero presumo que estaba tomando parte activa en los sucesos que se estaban desarrollando en la Capital.

Al producirse el tiroteo en la plaza de la Constitución entre el Ejercito y Guardias de Asalto, vino a buscarnos un guardia civil de paisano, ignorando quien lo mandaba, para llevarnos a casa, encontrando a mi madre, Leonor, desorientada y angustiada por las noticias, que a través de nuestra radio, una “General Electric”, escuchaba de Radio Unión Madrid, y se venía abajo con las noticias que difundía, confirmando que el Golpe de Estado había fracasado, quedando reducido a pequeños núcleos en Marruecos y en las Canarias.

Menos mal que una vecina nuestra, Agustina, esposa del Teniente Navarro, de Intendencia, muy amiga de casa, la animaba diciéndola que oyera Radio Sevilla, donde el General Queipo de Llano, decía todo lo contrario y nos levantaba la moral.

Yo con mis 11 años próximos a cumplir, no acababa de comprender con claridad lo que estaba pasando. Pero los días que siguieron, sin saber nada de mi padre; oyendo todas las noches tiros; las calles sin alumbrado, y viendo pasar patrullas de soldados, no hacía presagiar nada bueno. Y con esta zozobra se vivía.

Hasta que, al fin, la sublevación quedó dominada por el lado de los alzados, y mi padre pudo retornar a casa sano y salvo.

Luego vinieron las cosas más tristes. Como consecuencia del triunfo de este levantamiento militar, que muchos tinerfeños lo celebraron alegremente, otros, por ser de ideas izquierdistas, masones, o pertenecer a sindicatos, fueron a parar con sus huesos a las cárceles; que al resultar saturadas, habilitaron como prisiones, dos pequeños barcos propiedad de Rodríguez López: el “San Isidro Labrador “y el “Isora”.

En esos primeros días que siguieron al 18, se cometieron verdaderas brutalidades y barbaridades, como hacer desaparecer personas, muy dignas y honradas, tal como el Alcalde de Santa Cruz, el Sr. José-Carlos Schwartz, y otras muchas más.

Mas triste y amargo, y que ha dejado un recuerdo que siempre quedará grabado en la Historia de Canarias, es la formación de los Consejos de Guerra de Oficiales Generales, en Audiencia Pública y Juicios Sumarísimos.

Estos debían de ser presididos por un General, y en aquellos momentos, en Canarias no había ninguno General en activo, ya que Franco “había volado” a Marruecos desde Gran Canaria, unos días después le había seguido el general Luis Orgaz Yoldi. En Tenerife movilizan, a un General de Brigada, ya en la segunda reserva, D. Francisco Pérez Martel, con 81 años cumplidos y que vivía tranquilamente, disfrutando de su retiro en La Laguna, para presidir, el Juicio que se le abre al Teniente de la Guardia de Asalto D. Alfonso González Campos, que en la tarde del 18 de ese negro día, había salido de su cuartel con sus guardias para socorrer al Gobernador Civil de la Provincia, detenido en el mismo Gobierno Civil, custodiado por soldados salidos desde el cuartel de San Carlos, donde estaba ubicado el Regimiento de Infantería nº. 38, al mando del Coronel D. José Cáceres Sánchez, al creer que el Golpe Militar había fracasado, cuando no había sido así.

Ya sabemos la suerte que le tocó vivir a este Teniente que quiso ser fiel a su juramento a la Republica con sus sombras y sus luces, pero salida de las urnas un 14 de abril de 1931.

A mi padre mucho le impresionó y afectó que la condena, para su buen amigo fuera la de ser pasado por las armas; siendo además este fusilamiento el primero realizado en la Batería del Barranco del Hierro, el 11 de agosto de 1936.

Recuerdo, que en mi casa tanto mi padre como el Capitán Candón, comentaban todos estos acontecimientos, que tan mal cariz iban tomando.

Todo Tenerife sintió y lloró la muerte del Teniente Campos, tan querido en la isla. De nada sirvieron todas las gestiones que se hicieron para conseguir su indulto. Pero Burgos, adonde todavía no había llegado Franco, ni se inmutó.

Pena, da pena que esto haya podido pasar.

Luego vinieron más Consejos de Guerra, presididos por otros Generales, sacados de la reserva y movilizados. Como era los casos de los Generales. D. Antonio Alonso Muñoz y D. Salvador Acha Caamaño.

Al Consejo de Guerra del Teniente Campos siguió el formado para juzgar al Gobernador Civil D. Manuel Vázquez Moro, que tuvo como defensor al Capitán Candón.

Al mismo tiempo se juzgaba a su secretario particular, D. Isidro Navarro López; D. Domingo Rodríguez Sanfiel, empleado de la Casa Viuda de Yanes, y presidente del Circulo Recreativo XII de Enero; y a D. Francisco Sosa Castilla que creo era carpintero y presidente de un sindicato.

Fueron todos condenados a la pena de muerte, también en la Batería del Barranco del Hierro, por el delito de “rebelión militar”.

Esa tarde del 18 de julio el Capitán de Infantería, Joaquín Vega Benavente, de paisano se encontraba en el Café Cuatro Naciones, cercano al Gobierno Civil, con un grupo de amigos manifestándose hostil al pronunciamiento militar.

Y al igual que los señores citados anteriormente, compareció ante el mismo Consejo de Guerra, que le condenó a 20 años de prisión con pérdida de su carrera, también por el tan llamado “delito de rebelión militar”.

Hasta aquí, más o menos lo que yo recuerdo del 18 de julio de 1936, en nuestro querido Santa Cruz de Tenerife.

Y prosigo para dar paso a Pedro Medina Sanabria, con su Blog MEMORIA E HISTORIA DE CANARIAS, donde con tanto trabajo y paciencia nos cuenta tantas cosas relacionadas con esa fecha del 18 de julio de 1936..

Y yo amparándome en ellas, paso a relatar lo referente a la Guardia Civil de Santa Cruz; es lo que declararon un oficial, un jefe y un guardia de la Benemérita.

El Capitán D. Rafael Herrera Zayas,- “manifiesta, que por orden de su Coronel el Sr. Piñol Riera, en la madrugada del día 18 de julio de 1936 se hace cargo de las fuerzas del Cuerpo ubicadas en el  Cuartel del Pilar, permaneciendo allí acuartelado hasta las dos de la tarde, en que recibe orden, para personarse en el Gobierno Civil y detener al Comisario de Policía, a  un Inspector y a otro Agente, detención que al final no se llevó a cabo por contraorden y aprovechando su estancia en el Gobierno Civil, pasa a visitar al ya ex Gobernador Sr. Vázquez Moro por haber sido compañeros en su juventud en el Colegio de María Cristina durante varios años, pensando no necesitaba permiso de sus superiores para realizar esta visita, en la cual le muestra su sentimiento por el hecho de ver truncada su carrera política, considerando un deber moral visitarle en tales trances.”

Nada más se sabe de lo que hablaron, y pudiera prometerle.

Desde esa visita hasta las diez de la noche nada declara el Capitán Herrera sobre su comportamiento, según su testimonio de fecha 3 de agosto de 1939. Dice, -“que a esa hora 10 de la noche recibe orden de la Comandancia Militar, de proceder al desarme de los Guardias de Asalto y otros cometidos más. Que una vez finalizados y al regresar (no dice donde), fue informado por el Capitán de Asalto D. Víctor Cortés Ramón, que el Teniente Campos había mandado recado por medio de un paisano, para que fuera a buscarle, para presentárselo a su Capitán”-. No acabo de comprender todo lo relacionado con la detención de Teniente Campos, en la forma que el Capitán Herrera lo expone, que acompañado por ese paisano se dirige a la plaza de la Constitución y le pide al Capitán D. Juan Pallero Sánchez, un soldado o clase, para que le acompañara a recoger al Teniente Campos y entregarlo a su capitán”-. Todo esto después de que en aquella tarde del 18 de julio de 1936, se hubiera registrado una ensalada de tiros entre sus guardias y los soldados, que custodiaban el Gobierno Civil, con resultado de dos muertos y heridos.

Los Guardias de Asalto al verse acosados por los soldados, optan por retirarse a su cuartel donde deponen sus armas, y dejan abandonado a su teniente en el interior del edificio del Café Suizo y por ello es más lógico emplear la palabra, “detenido “que “recogido” o “entregado”. Una vez terminado todo esto que declara el Capitán Herrera, se retiró a la Comandancia de la Guardia Civil, ya en la noche que va del 18 al 19, donde dio cuenta de sus servicios prestados, permaneciendo reunido con los demás jefes y oficiales comentando las incidencias  del día.

El Comandante D. Ignacio Gárate Echeto, nos dice:

“Por la tarde del 18 de julio de 1936, hubo un tiroteo poco antes del Toque de Oración y más tarde salió el Capitán D. Rafael Herrera Zayas con unos guardias a coger el armamento de una sección de Guardias de Asalto, que al mando del Teniente Campos hostilizó a fuerzas del Ejército. El expresado teniente y guardias fueron detenidos”

Vemos que esta declaración no concuerda con la del Capitán Herrera, que nos dice fue a las diez de la noche cuando procedió a “recoger” al Teniente Campos.

El Guardia Civil D. Ginés Montalbán Navarro, manifiesta:

“Que cuando se encontraba  en la tarde del 18 de julio de 1936 en la Comandancia de la calle San Francisco, oyó desde el pasillo, que en una de las oficinas, en la del Jefe según cree recordar, discusiones en voz alta sin  poder afirmar de que se trataba y quienes intervenían”

Según el escritor Ricardo García Luis, el Teniente Campos entregaría su arma al anochecer del día 18 de julio de 1936, al Capitán de Infantería. D. Juan Pallero Sánchez en el callejón Peligros.

Total, que no queda para mí, nada claro la forma en que fue detenido el Teniente González Campos, según todo lo comentado más arriba, y sí como lo relataré más adelante al referirme a mi amistad con el ya General de la Guardia Civil, D. Guillermo Candón Calatayud.

Hay mucho escrito por buenas plumas sobre este tema relacionado con el Teniente Campos.

Lo que yo voy a exponer a continuación, no lo puedo demostrar.

Es la conversación que una tarde del mes de agosto de 1962, mantuve con el ya General Candón, Jefe Superior de Policía de Barcelona. Siendo yo Marino Mercante, y antes de esa fecha, en 1949, mi barco había arribado al puerto de Ceuta, donde le había podido visitar, cuando siendo Teniente Coronel desempeñaba el mando de la Comandancia de la Guardia Civil en dicha ciudad-

En el año 1966, hago escala en el puerto de Bilbao, y vuelvo a visitarle siendo Gobernador Civil de Vizcaya y Jefe Provincial del Movimiento.

Siempre mantuve una larga y cordial correspondencia epistolar, hasta su fallecimiento como puedo demostrar, si así fuera necesario. Volviendo a la conversación que mantuvimos en esa tarde de agosto de 1962, aunque nada pueda demostrar, doy mi palabra de honor de que todo cuanto relato es cierto y, va a misa, como suele decirse coloquialmente.

Con mi padre, poco hablé de estos temas, tal vez por no tener muchas ocasiones para hacerlo, pero con mi amigo, el General Candón, que siempre me brindó una verdadera amistad, si pude hablar del día 18 de julio de 1936.

Esto fue lo que me contó:

“Aquella madrugada en que el Coronel Piñol, me envió su coche oficial, que como sabes lo conducía el cabo Botias, para que me presentara a toda prisa en la Comandancia; y por lo que me iba comentando algo raro estaba sucediendo. Una vez en la Comandancia, en la cual ya se encontraba tu padre, junto con Gárate y Herrera, no así el Jefe de la Comandancia, al inquirir a nuestro jefe el Coronel Piñol, el motivo de nuestra presencia a esas horas nos dice que se va a declarar el Estado de Guerra en todo el Archipiélago Canario por mandato del General Franco que se encontraba en Las Palmas, adonde había marchado para presidir el sepelio del General D. Amado Balmes Alonso.

Así nos enteramos del Golpe Militar y del levantamiento de las fuerzas de Marruecos; y ante nuestra extrañeza, nos dice, que de momento estábamos acuartelados, a las órdenes del Coronel de Estado Mayor D. Teódulo González Peral, que había asumido el Mando de la Comandancia Militar.

Cuando el Comandante Moreno Ureña, del Regimiento de Infantería, realiza la detención y destitución del Gobernador Civil, ocupando el edificio del Gobierno Civil, Isidro Cáceres Ponce de León, – nuestro Jefe de la Comandancia-, estaba en dicho edificio. Y además haciendo visitas a la Comandancia Militar, actuando a espaldas de su Coronel.

El Ejército, ocupó todos los puntos importantes de la Ciudad, y la tranquilidad parecía reinar.

La Guardia de Asalto, también permanecía acuartelada, y yo como Capitán Ayudante, permanecí siempre al lado de mi Coronel, dispuesto a cumplir cuantas ordenes diera; lo mismo que el resto de los demás. Recuerdo comimos juntos en la misma Comandancia, menos su jefe que lo hizo fuera, con su familia.

Por la tarde, ya el pueblo tinerfeño en su mayoría  mostraba su descontento, al ver soldados custodiando el Gobierno Civil, y atentos a las noticias que por radio se recibían, dando cuenta que la sublevación militar estaba en vías de fracasar.

El Capitán Herrera sale hacia el Gobierno Civil, para cumplimentar unas ordenes, y visitó al Gobernador, que creo se conocían de jóvenes. También visita esa tarde el Teniente Coronel Ponce de León al Gobernador, según parece para recabar como iban las cosas por el Gobierno.

Total, que los ánimos a esas horas de la tarde, ya estaban muy alterados; y con muchas personas junto a los cafés de Cuatro Naciones y La Peña, próximos al Gobierno Civil, entre los que se encontraba el Capitán Vega, que presumía de saber que ya había fracasado el levantamiento.

Se lo hacen saber al Gobernador, por medio de un telegrama falsificado al parecer por la madre de Sanfiel, empleada de telégrafos, y le obligan a salir al balcón para comunicárselo a los allí presentes, es decir a las personas conglomeradas en la plaza de la Constitución.

Esta noticia nos llega y nos cunde de inquietud, estando presente el Teniente Campos, de Asalto, que quiere que la Guardia Civil le secunde, por estar él dispuestos a ir a liberar al Gobernador.

El Capitán Herrera, está de acuerdo y pide una bandera para salir todos juntos, y es entonces cuando se entabla una fuerte discusión, ya que el Coronel es reacio a cometer tal locura de ir contra el Ejército, y menos cuando Campos no contaba con el resto de sus compañeros y el consentimiento de su capitán.

Piñol se niega en redondo y Herrera desiste de su actitud.

Campos, creo actuó de una forma muy noble queriendo ser fiel a su juramento a la Republica, pero llevaba las de perder como así fue.

Una vez producido el tiroteo, Piñol ordena al Sargento Becerra, que de paisano se acerque al lugar de los hechos y le mantenga informado, como así fue. El Sargento Becerra regresa al poco tiempo, diciendo que algunos guardias de asalto se vuelven a su cuartel, repelidos por los soldados, que custodiaban el Gobierno Civil, y ve dos camionetas más con soldados que toman posiciones; y cree que el Teniente Campos se ha visto forzado a refugiarse en el interior del Café Suizo.

Ante estas noticias, es cuando Piñol a través de Garate, ordena a Herrera, que con una sección de guardias se dirija al Café Suizo para detener al Teniente Campos, cosa que efectúa sin ninguna resistencia por parte de Campos, al que encuentra sentado en la escalera, bastante abatido y sólo, y por supuesto muy extrañado que fuera Herrera el encargado de su detención, como así no los manifestó de regreso a la Comandancia, después de proceder a la entrega de Campos, que no recuerdo si lo hizo en la Comandancia Militar o en cuartel de Almeida. Estábamos, ya pasada la media noche, es decir al comienzo del día 19, reunidos en el despacho del Ponce de León, comentando las  incidencias del día, y que consecuencias nos podían sobrevenir de no triunfar este golpe, como ocurrió el dado por Sanjurjo en 1932.

Piñol que estaba  presente, nos decía que la Guardia Civil estaba para mantener el orden, y que no nos preocupáramos, mandando nos fuéramos a descansar y se quedara uno de nosotros de guardia por si surgía alguna novedad se la comunicáramos.

Pasados unos días parecía que las cosas transcurrían, dentro de lo que cabe, con cierta normalidad.

Pero empezaron con los Consejos de Guerra y no sé de donde salieron tantos falangistas; y empezó a cundir el pánico.

Lo peor era que Ponce de León lo secundaba y colaboraba, teniendo Piñol que llamarle la atención en varias ocasiones, pues su conducta no era nada digna de un Guardia Civil, y como se mantenía en su actitud, y hacía cosas a espaldas del Tercio, Piñol consigue, por mandato del General Dolla ya en el mes de diciembre, que entregue el mando de la Comandancia, y lo designen para el mando de las Milicias Armadas de Falange Española de la Provincia. Y más tarde como proseguía con sus abusos, pasa disponible forzoso a Valladolid.

Cuando termina la guerra, y tanto tu padre como yo ascendimos a comandantes, Ponce  de León es también coronel mandado el Tercio de Santander. Y en julio de 1939, presenta parte por escrito a la Inspección General de la Guardia Civil, denunciando la conducta  observada por Gárate, Herrera, tu padre y yo, en la madrugada del día 18 de julio de 1936; declarando que éramos contrarios al Alzamiento. Bueno me imagino que tu padre te contaría como terminó esta dichosa denuncia conocida como causa, nº 88 año 1940.”-

Hasta aquí, he tratado de reconstruir mi conversación con el General, Candón de la mejor forma y haciendo un esfuerzo de memoria.

Así, es como recuerdo aún ese triste 18 de julio de 1936.

En Cartagena hoy también 18 de julio, pero de 2012.

Baltasar Pérez Bés.

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Agradezco a Don BALTASAR PÉREZ BÉS, testigo excepcional del 18 de julio de 1936, este valioso testimonio personal, que me ha enviado por correo electrónico, para su publicación en este blog dedicado a la Historia y Memoria de Canarias.

Como nos ha dejado indicado RONALD FRASER, el gran hispanista e historiador maestro de la Recuperación de la Memoria Oral, – fallecido con 81 años, el pasado 10 de febrero de 2012, en Valencia- , comprender el pasado es una de las claves para comprender el presente.

Una vez más, se pone de manifiesto lo importante que es recordar lo de nosotros y recordarlo a otros.

La Historia también se puede construir con la Memoria.