EL ÚLTIMO GOBIERNO MUNICIPAL REPUBLICANO DE LA CIUDAD DE LA LAGUNA


 

LAGUNA REPUBLICANA febrero de 1936 se celebraron las últimas elecciones generales democráticas de la II República, pues tras el golpe de estado del 18 de julio de 1936 España sufrió cuatro décadas de dictadura franquista. El bloque de partidos que componían el Frente Popular se alzó con la victoria en esos comicios. Tras estos acontecimientos, desde el nuevo gobierno civil de la provincia de Tenerife se procedió a designar los nuevos ediles o gestores en los ayuntamientos.

La corporación municipal de la ciudad de La Laguna fue remodelada, entrando a formar parte de ella quince nuevos concejales del Frente Popular. El gobernador civil recién nombrado, José Carlos Schwartz Hernández, designó quince nuevos gestores para la ciudad de Aguere. Schwartz fue gobernador civil con carácter interino, pues posteriormente sería elegido alcalde de Santa Cruz de Tenerife, cargo que ostentaba cuando fue desaparecido por los franquistas tras el 18 de julio.

Se nombraron nueve concejales socialistas: Alonso Suárez Melián, Luis Rivero Rodríguez, Cristino de Armas Fernández, Sebastián Perera Marrero, Salvador Romero González, José Rodríguez Álvarez, Julio (Cristóbal) González Álvarez, Domingo Álvarez Suárez y Antonio Velázquez González. Por su parte, se designaron seis concejales comunistas: Domingo García Hernández, Agustín León Pérez, Julio González Abrante, Domingo Alberto González y los hermanos Eladio y Mauro Martín Peña.

La gestora del Gobierno Civil decidió mantener con el acta de concejal a ocho de los concejales de elección popular, que siguieron formando parte del consistorio lagunero,  destituyendo al resto de ellos, con el alcalde saliente José Salazar a la cabeza. Permanecieron por tanto: el socialista Lorenzo Buenafuente Arvelo, Joaquín Fernández Pajares (Izquierda Republicana), Fernando Rodríguez Acuña (Izquierda Republicana), Ildefonso Rodríguez (Unión Republicana), Francisco Peraza Hernández (Unión Republicana), Lucio González Ramos (CEDA) y los independientes Quiterio Díaz Estévez y Cristóbal Cabrera Pérez.

Como alcalde se designó a uno de los nuevos gestores nombrados, el abogado Alonso Suárez Melián, de la Agrupación Socialista. Como primer teniente de alcalde a Luis Rivero Rodríguez, también socialista. Como segundo teniente de alcalde se designó al Luis Buenafuente Arvelo, socialista que ya tenía acta de concejal previamente a las elecciones de febrero de 1936. Como tercer teniente de alcalde el gobernador civil nombraría a Ildefonso Rodríguez, de Unión Republicana. Finalmente, como cuarto teniente de alcalde se nombró al socialista Cristino de Armas Fernández, que se estrenaba como edil.

El consistorio lagunero quedaría constituido por los 23 concejales siguientes:

 

Alonso Suárez Melián                     Agrupación Socialista (alcalde)
Luis Rivero Rodríguez           Agrupación Socialista (1º teniente alcalde)
Sebastián Perera Marrero              Agrupación Socialista (síndico)
Cristino de Armas Fernández         Agrupación Socialista (4º teniente alcalde)
José Rodríguez Álvarez                 Agrupación Socialista
Antonio Velázquez González         Agrupación Socialista
Salvador Romero González           Agrupación Socialista (síndico)
Julio (Cristóbal) González Álvarez  Agrupación Socialista
Domingo Álvarez Suárez                Agrupación Socialista
Domingo García Hernández           Partido Comunista
Agustín León Pérez                        Partido Comunista
Mauro Martín Peña                         Partido Comunista
Julio González Abrante                   Partido Comunista
Eladio Martín Peña                         Partido Comunista
Domingo Alberto González             Partido Comunista
Lorenzo Buenafuente Arvelo Agrupación Socialista (2º teniente de alcalde)
Ildefonso Rodríguez                        Unión Republicana (3º teniente alcalde)
Francisco Peraza Hernández         Unión Republicana
Joaquín Fernández Pajares           Izquierda Republicana
Fernando Rodríguez Acuña           Izquierda Republicana
Quiterio Díaz Estévez                     Independiente
Cristóbal Cabrera Pérez                 Independiente
Lucio González Ramos                  CEDA

 

El nuevo alcalde de Aguere, Alonso Suárez Melián, era un joven abogado de 33 años de edad que ostentaba la presidencia del comité lagunero de la Agrupación Socialista. Luis Rivero Rodríguez, el primer teniente alcalde, era un emprendedor que entre otras cosas se dedicaba a la compra y venta de pescado. El género lo adquiría de los pescadores de la costa de Guía de Isora (Playa San Juan y Alcalá) y lo transportaba mediante una flota de camiones que poseía para su venta en La Laguna y Santa Cruz de Tenerife.

Por su parte, Sebastián Perera Marrero poseía un surtidor de gasolina en la lagunera plaza del Doctor Olivera. Los también socialistas Cristino de Armas y Domingo Álvarez eran industriales. Salvador Romero de profesión era barbero, José Rodríguez era albañil y Julio (Cristóbal) González Álvarez era empleado de comercio y músico. Antonio Velázquez, el más joven de la corporación, era estudiante de medicina.

En cuanto a los seis nuevos concejales comunistas, Domingo García Hernández, alias El Petate, era un destacado dirigente del radio comunista. Domingo García Hernández había sido dirigente de la Federación Obrera y presidente del Sindicato de Obreros Tabaqueros de La Laguna, integrado en la propia Federación Obrera lagunera. Fue el fundador del PCE en la ciudad de Aguere, tras liderar una corriente comunista que se escinde del socialismo lagunero en 1933 y que culminó con la constitución del Radio Comunista en marzo de ese año, siendo Domingo García Hernández su presidente y fundador. Fue el concejal responsable de la policía municipal.

Por su parte, el concejal Mauro Martín Peña, panadero de profesión, era también un relevante dirigente comunista que desempeñaba el cargo de secretario del radio comunista en el momento de su fundación en 1933. Mauro Martín Peña desempeñó su labor como concejal de hacienda, y en el corto periodo de la legislatura también ocupó en algún momento la segunda tenencia de alcaldía.

Eladio Martín Peña, hermano de Mauro, y Agustín León Pérez eran barberos de profesión. Por su parte, Julio González Abrante y Domingo Alberto González eran también panaderos. Queda claro que el gremio de panaderos tenía bastante importancia en aquellos años, teniendo tres concejales con esta profesión en el consistorio lagunero, lo mismo que el gremio de barberos, con igual representación.

El viernes 28 de febrero de 1936 se constituye la nueva corporación municipal y, tras la toma de posesión, el nuevo alcalde y algunos de los concejales se dirigieron con unas palabras al público asistente, que abarrotaba el salón de actos y que correspondería con un intenso aplauso.

Seguidamente se organizó una gran manifestación que recorrió las calles de La Laguna, llevando al frente la bandera de la Federación Obrera y varias banderas socialistas y republicanas. También se exhibían los retratos de los capitanes Fermín Galán y Ángel García Hernández, militares artífices de la fallida sublevación de Jaca contra la monarquía en diciembre de1930, hecho por el cual fueron fusilados. Al paso de la comitiva se daban vítores a la república y se quemaban numerosos cohetes como expresión de júbilo de la población.

Los objetivos de la alcaldía de Alonso Suárez Melián estaban dirigidos a mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora. Para ello, se centraban en tres puntos primordiales: la construcción de casas baratas para mitigar el problema de la vivienda, reducir las elevadas cifras de paro y renovar el sistema educativo para hacer llegar la educación a los grupos sociales más desprotegidos. Por desgracia no pudieron llevar a cabo sus intenciones.

 

Funesto 18 de julio de 1936

 

Tras el alzamiento militar del 18 de julio, los concejales que gobernaban en el ayuntamiento lagunero fueron depuestos y serían duramente represaliados, pero con más contundencia los quince nuevos concejales designados por el Frente Popular tras las elecciones de febrero. Todos estos últimos fueron detenidos, aunque alguno se resistió a ello en los primeros momentos, como es el caso del líder comunista Domingo García Hernández, alias El Petate, o como es el caso de Julio González Álvarez, que permanecieron escondidos en domicilios familiares durante muchos días.

A medida que iban siendo detenidos, iban ingresando en las cárceles laguneras (cárcel municipal de La Laguna, cuartel de Artillería o la Jefatura Local de Investigación e Información de Falange sita en la trasera del instituto Cabrera Pinto). Muchos de ellos fueron sometidos a intensas torturas en los citados centros de reclusión.

Algunos de los otros concejales que ya formaban parte del consultorio lagunero antes de febrero de 1936 también sufrieron cárcel y represalias, como es el caso del segundo teniente de alcalde, el socialista Lorenzo Buenafuente Arvelo, o el caso de Francisco Peraza Hernández, concejal de Unión Republicana.

Este último fue además un destacado futbolista lagunero. A pesar de sufrir cárcel y represalias por su actividad política, en el año 1944 en La Laguna se le hace un importante reconocimiento, en relación a su actividad futbolística, pues el campo de fútbol de La Manzanilla se le bautiza con su nombre.

Volviendo nuevamente con los quince concejales del Frente Popular, cabe mencionar que además de sufrir las prisiones laguneras, también pasaron por los barcos prisión en la bahía de Santa Cruz, inicialmente, y posteriormente por la prisión de Fyffes.

El concejal comunista Domingo García Hernández, alias El Petate, no salió de las prisiones laguneras, pues fue desaparecido, perdiéndosele el rastro en octubre de 1936. Cecilio de Amas, hermano del concejal socialista Cristino de Armas Fernández, también fue desaparecido.

Los demás concejales siguieron diferentes periplos por las cárceles municipales y por Fyffes, con distinta suerte. Algunos de ellos volvieron a La Laguna, a la cárcel municipal y/o al campo de trabajo forzado que se constituyó en Los Rodeos, siendo posteriormente retornados nuevamente a los salones de Fyffes.

Tras muchos meses en prisión, como presos gubernativos, los concejales fueron juzgados por un tribunal militar (sumario 172/36) por haber suscrito un acta de reprobación contra el Comandante General de Canarias en mayo de 1936, que no era otro que Francisco Franco. Fueron condenados a varios meses de prisión, aspecto curioso pues ya habían cumplido con creces esta condena. Nada cambió, pues siguieron entre rejas en calidad de presos gubernativos.

Los presos laguneros encarcelados en Fyffes se ofrecían voluntarios cuando se necesitaba mano de obra para trabajos forzados en La Laguna, pues al menos estaban cerca de sus familias. También se utilizó mano de obra reclusa en el acondicionamiento del camino hacía la ermita lagunera de San Roque.

La estancia en el campo de trabajo forzado de los Rodeos, trabajos destinados a la mejora y ampliación de la pista del aeropuerto, hacía que los reclusos respiraran aire puro y tuvieran algo más de libertad de movimientos, descansando de la inmunda cloaca de Fyffes.

Pero el hecho de estar en La Laguna no necesariamente condujo a un mayor contacto con sus familiares. Un ejemplo de esto fue un episodio que vivió el concejal socialista Luis Rivero Rodríguez. Mientras estaba en el campo de trabajo de Los Rodeos aconteció la muerte de su madre. Dos de sus hijos mayores se acercaron al campo de trabajo forzado de Los Rodeos para comunicarle a su padre la triste noticia, pero los soldados que custodiaban el asentamiento no les permitieron contactar con su padre.

Luis Rivero Rodríguez tendría suerte, pues pudo ser puesto en libertad, estando en calidad de preso gubernativo, antes de acabar la contienda nacional. En este hecho tuvo mucho que ver las gestiones que realizó su esposa Rosario ante el obispo Domingo Pérez Cáceres. Un posible atenuante pudo haber sido el hecho de que sus dos hijos mayores fueron movilizados al Frente en la península. Luis Rivero fue puesto en libertad, pero como escribiría su hijo Alberto Rivero: “…volvió a su casa vencido, humillado y arruinado con alevosía.” A Luis Rivero Rodríguez se le incautaron varias fincas y también la flota de camiones Dodge y Chevrolet de su empresa. Estos camiones tras ser requisados e inmovilizados en un depósito municipal, se les extrajo sus motores y posteriormente terminarían desguazados.

Otro concejal socialista, José Rodríguez Álvarez (que quizá se trate del conocido como “Pepe Cañizares”) también tuvo la fortuna de ser puesto en libertad en 1939, posiblemente por buena conducta y por su labor como albañil en diferentes obras municipales.

A muchos de los concejales laguneros se les incautaron sus bienes, si es que tenían bienes, como fue el caso de Luis Rivero Rodríguez ya comentado, entre otros. El alcalde Alonso Suárez Melián fue sancionado, en el expediente nº 41 de 1.937 instruido por la Comisión de Incautación de Bienes de Santa Cruz de Tenerife, con una escandalosa multa de 100.000 pesetas.

El concejal socialista lagunero Sebastián Marrero Perera formó parte del canjeo de prisioneros que se llevó a cabo desde la prisión de Fyffes con la zona republicana en el verano de 1938. De los salones de Fyffes partieron en barco casi un centenar de reclusos hasta San Sebastián. Tras unos días en la cárcel donostiarra de Ondarreta son enviados a Francia por la frontera con Irún. Posteriormente entraron a Cataluña y se establecieron en Barcelona.

Además de Sebastián Marrero, al menos otro lagunero también formó parte del canjeo de presos desde Fyffes; se trata de Aurelio Díaz Melián, presidente  del Sindicato de Trabajadores de la Tierra en Punta Hidalgo.

Ya acabada la guerra en 1939 y con las prisiones atestadas, a los presos gubernativos más jóvenes, como es el caso de los concejales Julio González Álvarez, los hermanos Eladio y Elías Martín Peña, y posiblemente el joven estudiante Antonio Velázquez, entre otros, se les envió al protectorado español de Marruecos para conformar el Batallón de Trabajadores nº 180, donde realizarían trabajos forzados.

De Fyffes partieron en barco más de trescientos presos gubernativos rumbo a Cádiz. En el gigantesco campo de concentración de Rota permanecieron en torno a un mes, para luego ser trasladados a Ceuta donde pasaron a formar parte del Batallón de Trabajadores nº 180. Fueron destinados posteriormente en diferentes compañías de dicho batallón a diferentes localidades del protectorado español de Marruecos (Rincón de Medik, Agadir-el-Kruch, Larache, Xauen, etc.) donde realizarían trabajos forzados en la construcción de carreteras e infraestructuras varias

Otros laguneros que pasaron por el Batallón de Trabajadores nº 180 son los comunistas Federico Fernández Contreras y Antonio Padrón Jorge; Antonio García García y Antonio Alonso, pertenecientes a las Juventudes Libertarias de La Laguna; el profesor Ramón García Rojas y Francisco Piña, del sindicato de panaderos, entre otros.

El 9 de febrero de 1939 se aprobó por el gobierno franquista la Ley de Responsabilidades Políticas, y el 1 de marzo de 1940 la Ley sobre la Represión de la Masonería y el Comunismo. De este modo se comienza a juzgar a miles de presos gubernativos con carácter retroactivo.

En ese año de 1940 algunos de los quince concejales ya habían sido puestos en libertad, pero la mayoría seguían detenidos en calidad de presos gubernativos y muchos de ellos en el protectorado español de Marruecos. Por fin, tras cuatro años privados de libertad, los concejales son juzgados por el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas en julio de 1940 (Sentencia 125 de 1940 del TRRP). Todos menos el alcalde Alonso Suárez Melián, que ya había sido juzgado en 1937. Finalmente los que aún seguían privados de libertad quedan libres tras dictarse sentencia, pues las penas de prisión impuestas son inferiores al tiempo que llevaban encarcelados.

También en dicha sentencia son inhabilitados para ocupar cargo de mando o confianza del estado, y por si fuera poco, se les impone una sanción económica que osciló entre las ciento cincuenta y las veinticinco pesetas, atendiendo al poder adquisitivo que se les suponía. Algunos de ellos nunca pudieron abonar esa sanción económica.

Todos no recobraron la libertad, pues ya habían desaparecido a Domingo García Hernández en los primeros meses tras el golpe militar, aunque cínicamente siguió siendo condenado en sucesivas sentencias. Por otro lado, Sebastián Marrero Perera, que fuera canjeado en 1938, sobrevivió a la guerra civil y tras refugiarse en Francia sería detenido y deportado por los nazis al campo de concentración de Mauthausen, donde finalmente moriría en 1941.

Otros vieron mermada su salud debido a la insalubridad de las prisiones, como es el caso del joven estudiante de medicina Antonio Velázquez González, que fallecería precozmente poco después de ser liberado. El hacinamiento en los salones de Fyffes y las pésimas condiciones de vida en el Batallón de Trabajadores nº 180, en el protectorado español de Marruecos, condicionó que la tuberculosis hiciera estragos en la población reclusa.

Para muchos de ellos la vuelta a su ciudad fue complicada, pues estaban marcados y no les fue fácil encontrar trabajo. Como muchos otros, la alternativa fue el exilio, el interior por tener que cambiar de domicilio o localidad en su propia isla para pasar desapercibidos, o el exterior, emprendiendo la marcha clandestina a Venezuela.

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Fuentes documentales:

 

Archivo del Centro Documental de la Memoria Histórica (Salamanca). Fondo: Tribunal Nacional de Responsabilidades Políticas.

 

Archivo Histórico Provincial de Tenerife.

 

Prensa Histórica de Tenerife.

 

Testimonios orales de Juan José Rivero González y de Natividad Alvarado Rivero, sobrino y nieta del concejal Luis Rivero Rodríguez.

 

Testimonio oral de Carlos Domingo González Méndez, hijo del concejal Julio González Álvarez.

 

 

El Blog de Pedro Medina Sanabria. Memoria e Historia de Canarias.

https://pedromedinasanabria.wordpress.com/

 

Bibliografía:

 

AGUIAR GARCÍA, Carlos: Nuevo  régimen, viejas caras. El Bloque de poder político dominante en Tenerife: 1923-1945. Continuidades y cambios entre ambas dictaduras, en  XVIII Coloquio de Historia Canario-Americana (2008) pp. 344-360.

 

GARCÍA LUIS, Ricardo: Crónica de vencidos. Canarias: resistentes de la guerra civil. Ediciones La Marea, Islas Canarias, 2003, 340 pp.

 

LEÓN ALVAREZ, Aarón, STUDER VILLAZÁN, Luana, HEREDERO GASCUEÑA, Victorio, RAMOS PÉREZ, Guacimara: Autoguía Memoria Histórica en La Laguna. LeCanarien Ediciones, Santa Cruz de Tenerife, 2013, 40 pp.

 

MARTÍN PEÑA, Mauro: Sin rencor, memorias de un republicano [estudio introductorio y anotación crítica a cargo de HEREDERO, V., LEÓN. A., RAMOS, G., Y STUDER, L.], LeCanarien Ediciones, Santa Cruz de Tenerife, 2013, 135 pp.

 

RIVERO GONZÁLEZ, Alberto: El beso de una madre y otros relatos. El Vigía editora, Tacoronte (Santa Cruz de Tenerife). 2010.

 

STUDER VILLAZÁN, Luana, et. ál.: En Rebeldía. Once desaparecidos de La Laguna durante la Guerra Civil en Tenerife. Estudio histórico-arqueológico. LeCanarien Ediciones, Santa Cruz de Tenerife, 2012, 262 pp.

 

[APORTACIÓN DEL AMIGO FABIÁN HERNÁNDEZ ROMERO]

 

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