DESMINTIENDO LO CONTADO SOBRE LOS DESAPARECIDOS DEL DÓMINE POR MIGUEL JIMÉNEZ MARRERO


 En la página 211 del tomo I del libro Crónica de Medio Siglo, (1988), el conspicuo falangista grancanario Miguel Jiménez Marrero, ha dejado escrito:

El 5 de septiembre de 1936 [zarpó] del Puerto de La Luz [el vapor] Dómine, transportando a centenares de los entonces muy jóvenes canarios – algunos, adolescentes – que se enrolaron en esta primera expedición de combatientes, con camisa azul, que iban a enfrentarse en los campos de batalla peninsulares con las formaciones rojas.

Al frente de esta primera expedición, en su totalidad compuesta de falangistas, marchaba Alfonso Larrea, de procedencia tinerfeña, y que no gozaría precisamente del beneplácito de los jóvenes voluntarios de Las Palmas.

Nadie sabía exactamente cuál era el destino final del viaje, pues se mantenía un riguroso secreto, dado que los navíos rojos, cuya marinería, incitada por el ministro de Marina, había liquidado a los mandos después de increíbles vejaciones, arrojándolos finalmente por la borda atados a piezas de hierro, y buena parte de la aviación, podrían fácilmente hundir al -Dómine-, al no contar éste con protección alguna.

El 9 de septiembre, el -Dómine- estaba ya en la bahía de Vigo después de noventa horas de durísima travesía y la festividad de El Pino se celebraba el mismo día a bordo del navío.

Digamos también que, como precaución de lo que pudiera ocurrir al Dómine durante la travesía, a su bordo iban varios dirigentes políticos y activistas sindicales, que debían ser entregados a la autoridad judicial de La Coruña para ser juzgados.

Para algunos de ellos significaba el regreso a la Península, pues se trataba de activistas no canarios que, como ya hemos dicho en otro momento, eran los principales responsables de la casi permanente situación conflictiva en los centros de trabajo de Las Palmas en los últimos años.

Entre ellos estaba [1] Joaquín Masmano [Pardo], [2] Primitivo Pérez Pedraza, [3] José Sanz Iraola, [4] [José] Ochoa [Alcázar], etcétera. También iba en el grupo de diez rehenes, el responsable del Partido Comunista, [5] [José] Suárez Cabral, [6] [Andrés] Zamora Zarrasquino, [7] Arturo Camino [Velázquez], [8] Amadeo Hernández Hernández, [9] [Manuel] Monasterio Mendoza y [10] Félix González Monzón.

Por razones que ignoramos, y nadie nos ha podido aclarar objetivamente, estos dirigentes no fueron juzgados en La Coruña, sino que siguieron las peripecias de la expedición de voluntarios, que, a su vez, se disgregaron en diferentes frentes de combate, pero careciendo de la mínima veracidad los rumores hechos circular años después por los correligionarios de los presos, señalando éste o aquel lugar en que fueron arrojados de los trenes. Tuvimos estrecho contacto con numerosos expedicionarios algún tiempo después de su regreso a Gran Canaria, una vez terminada la Cruzada, y muchos ni siquiera tenían conocimiento de la presencia entre ellos de los activistas mencionados, suponiendo que se habían quedado en Galicia. Otros mostraban su total extrañeza sobre lo que se afirmaba en círculos adscritos al Frente Popular.

La expedición saldría de Vigo, después del largo y penoso viaje en el -Dómine -, cuarenta y ocho horas más tarde y previa emocionante despedida, en la que los cantos patrióticos se confundían con los vivas a España. Marcharon con dirección a Cáceres para luego continuar hacia los diversos frentes de combate perfectamente delimitados en puntos concretos de Extremadura y Andalucía, dividiéndose, como hemos dicho, las siete centurias a distintos lugares en los que los mandos estimaban precisa su intervención.

En esta dislocación de fuerzas, se pierde la pista de los diez rehenes del Dómine, con lo que cae por tierra la versión sectaria de que fueron arrojados del tren en Talavera de la Reina, donde todavía no habían llegado.

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Esta versión de la historia presentada por el conspicuo falangista grancanario es desmentida por los documentos aflorados recientemente, poniendo de manifiesto la inverecundia de su autor.

Obsérvese que Miguel Jiménez, sin empacho alguno, admite que los desvalidos prisioneros eran llevados a la Península como rehenes.

Pero miente como un bellaco cuando afirma que fueron transportados en el Dómine, con el fin de ser entregados a la autoridad judicial de La Coruña para ser juzgados.

Los documentos aflorados hasta el momento, ponen de manifiesto que aquellos inicuos consejos de guerra, carentes de garantías, en los cuales los reos estuvieron en absoluta indefensión, no merecen el nombre de juicios.

En el caso que estamos tratando, de los DESAPARECIDOS DEL DÓMINE, ya conocemos, que CINCO  de ellos, ARTURO CAMINO VELÁZQUEZ, PRIMITIVO PÉREZ PEDRAZA, JOAQUÍN MASMANO PARDO, JOSÉ SANZ DE IRAOLA y FÉLIX GONZÁLEZ LEÓN, habían sido encartados en la Pieza separada de la Causa 130 de 1936.

En esta causa 130/1936, el tribunal dictaría dos penas de muerte, contra Antonio Boix Roig y Emilio Baraibar Velasco, Gobernador Civil y Teniente Coronel Jefe de la Guardia Civil, respectivamente, de la provincia de Las Palmas. Junto a ellos fueron procesados otros 37 hombres. Afortunadamente, ambas penas de muerte serían conmutadas por la inmediata inferior de cadena perpetua.

La Pieza separada de la Causa 130 de 1936, – iniciada el 10 de julio de 1937, en la Plaza de Santa Cruz de Tenerife, instruida por el Teniente Coronel de Infantería José Pérez Andreu -, sería acumulada a la Causa 169 de 1936 [12916-414-6], en la cual además de los cinco citados, ARTURO CAMINO VELÁZQUEZ, PRIMITIVO PÉREZ PEDRAZA, JOAQUÍN MASMANO PARDO, JOSÉ SANZ DE IRAOLA y FÉLIX GONZÁLEZ LEÓN, fueron encartados JOSÉ SUÁREZ CABRAL y MANUEL MONASTERIO MENDOZA.

Así queda acreditado por este documento, datado el 13 de julio de 1937:

104

M.8.924.744

 

AUTO.- Santa Cruz de Tenerife a trece de Julio de mil novecientos treinta y siete.

RESULTANDO.- Que se ha instruido la presente Causa nùm. 169 de 1.936, del registro de la desaparecida Auditoria de Las Palmas, contra los paisanos JOSE SUAREZ CABRAL, ARTURO CAMINO VELAZQUEZ, JOSE SANZ IRAOLA, PRIMITIVO PEREZ PEDRAZA, FELIX GONZALEZ MONZON, JOAQUIN MASMANO PARDO Y MANUEL MONASTERIO MENDOZA, por el presunto delito de rebelión.

RESULTANDO.- Que los cargos que contra los mismos existían no se han podido probar debidamente, pues una vez negados por los interesados, las diligencias practicadas posteriormente en relación con dichos cargos, no han acreditado de una manera suficiente la participación que tales paisanos hayan podido tener en los sucesos acaecidos en la Isla de Gran Canaria los días siguientes el 18 de Julio del pasado año.

CONSIDERANDO.- Que en mérito de lo expuesto y de acuerdo con lo previsto en el núm. 2 del articulo 538 del Codigo de Justicia Militar, es procedente el sobreseimiento de esta Causa.

ACUERDO.- Sobreseer provisionalmente la presente Causa, que será elevado a la Autoridad Militar a los fines del Decreto de 13 de Septiembre de 1.935, y devuelta que sea por dicha Autoridad se proveerá por esta Auditoria lo pertinente en orden a ejecución.

EL AUDITOR

Mariano García Cambra

[Firma rubricada]

 A la izquierda de la rubricada firma del Auditor Mariano García Cambra, hay un sello en tinta con la leyenda AUDITORIA DE GUERRA DE CANARIAS * Santa Cruz de Tenerife, rodeando el emblema del Cuerpo Jurídico Militar.

 

Santa Cruz de Tenerife 17 de Julio de 1,937.

De conformidad con el anterior acuerdo, y vuelva esta causa al Señor Auditor de Guerra de esta Comandancia General, a los fines pertinentes.

Guerra

[Firma rubricada]

 

A la izquierda de la rubricada firma del Comandante General de Canarias, general de brigada Carlos Guerra Zagala, hay un sello elíptico en tinta, en cuyo interior figura el escudo republicano, rodeado por la leyenda

COMANDANCIA GENERAL DE LAS ISLAS CANARIAS – E.M.

 

Cfr.: Causa 169 de 1936 [12916-414-6].- Folio 104.

La Causa 169/1936 había sido iniciada el 26 de agosto de 1936, y tras haber sido sobreseida, en la fecha del documento anterior, 17 de julio de 1937, sería archivada en el gobierno militar grancanario, por orden de fecha 27 de agosto de 1937, del general de brigada Vicente Valderrama Arias, gobernador militar de Las Palmas. Poco después, este general Valderrama sucedería en el mando de la Comandancia General de las Islas Canarias a Carlos Guerra Zagala, cuando éste abandonó las Islas para hacerse cargo del mando de la Circunscripción Occidental de Marruecos, en septiembre de ese mismo año 1937.

 Ya hemos visto que el tinerfeño Amadeo Hernández Hernández, fue encartado y condenado en la causa 92/1936 [7281-232-11].

Como resultado de un testimonio dimanante de la Causa número 95 de 1936, el Capitán Juez Eventual Emilio Ramiz González abrió las Diligencias Previas 308/1936 [12816-409-26] encartando a FERNANDO ÁLVAREZ ASTORGA, TOMÁS-AGUSTÍN CABRERA SUÁREZ, JOSÉ OCHOA ALCÁZAR y JOSÉ SUÁREZ CABRAL.

Por su parte, José Sanz Iraola también fue encartado en la Causa 246/1936.

Adicionalmente, Manuel Monasterio Mendoza, figuraría posteriormente en la causa 161 de 1939.

Finalmente, Andrés Zamora Zorraquino, había sido sometido a la Causa 15/1936 [13429-437-19].

El inverecundo falangista escribidor no dice nada de la ilicitud evidente que supone la circunstancia de que se deporta a diez personas, llevadas en calidad de rehenes. Deportadas a la Península, lugar genérico referido como si fuera equiparable en dimensión al lugar de partida.

Tópico común de muchos plumíferos y politicastros de estas Islas.

 Miguel Jiménez Marrero pretende descalificar a algunas de las víctimas enfatizando que se trataba de activistas no canarios.

Dejando de resaltar que cuatro de los diez rehenes eran canarios.

Porque canario de Tacoronte (Tenerife) era Amadeo Hernández Hernández.

Y canarios, de Gran Canaria eran: Félix González Monzón y Manuel Monasterio Mendoza, ambos naturales de la capital de la Isla redonda, así como José Suárez Cabral, nacido en Telde.

Si bien es cierto, que eran peninsulares residentes en Gran Canaria, Joaquín Masmano Pardo, (natural de Alicante), Primitivo Pérez Pedraza (natural de Madrid), José Sanz Iraola (natural de San Sebastián – Guipúzcoa), y Andrés Zamora Zorraquino, natural de Torrente (Valencia).

De Andrés Zamora Zorraquino, también conocemos lo que acredita el oficio nº 237 de la Prisión de Las Palmas, de fecha 20 de Enero de 1941, foliado como número 51 en la Causa 92/1936, en el cual su Director dice, que por Orden del Excmo. Sr. Coronel Comandante Militar de esta Plaza, fueron entregados al Capitan de las Fuerzas de Asalto y fuerzas a sus ordenes, los penados condenados por la Jurisdicción de Guerra y recluidos en esa Prisión ANDRES ZAMORA ZORRAQUINO y AMADEO HERNANDEZ HERNANDEZ, los cuales deben ser conducidos al Vapor «Dómine», para su traslado.

De José Ochoa Alcázar, se sabe que había nacido en la isla de Puerto Rico.

1 comentario en “DESMINTIENDO LO CONTADO SOBRE LOS DESAPARECIDOS DEL DÓMINE POR MIGUEL JIMÉNEZ MARRERO

  1. Es también falso lo que cuenta el criminal Jiménez Marrero cuando afirma que «buena parte de la aviación, podrían fácilmente hundir al -Dómine-, al no contar éste con protección alguna». La motonave de la Transmediterránea había sido incautada por los fascistas y convertida en crucero auxiliar, artillada con 4 piezas de artillería de calibre 101,6 mm. Cañones navales Vickers.

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